18 Observa la fiesta
de los Panes sin levadura: durante siete días y según te mandé, comerás panes
sin levadura en la fecha señalada del mes de Abib, porque en ese mes saliste de
Egipto. 19 Todos los
primogénitos me pertenecen, incluidas las primeras crías de tu ganado tanto
vacuno como ovino, siempre que sean machos. 20 Puedes rescatar a la primera cría del asno
sustituyéndola por un cordero, pero si no la rescatas, tendrás que desnucarla.
A tus hijos primogénitos los rescatarás. Nadie se presentará ante mí con las
manos vacías. 21
Durante
seis días trabajarás y el séptimo descansarás, incluso en tiempo de siembra o
siega. 22
Celebra
la fiesta de las Semanas, al comienzo de la siega del trigo; y también la
fiesta de la Recolección, al final del año agrícola. 23 Tres veces al año se
presentarán todos los varones ante el Señor, Dios de Israel. […] 26 Lleva a la casa del
Señor tu Dios las primicias de los frutos de tu tierra. No cuezas el cabrito en
la leche de su madre. 27 Después el Señor
ordenó a Moisés: —Pon por escrito todos estos mandatos, porque ellos son las
cláusulas de la alianza que yo sello contigo y con los israelitas. 28 Y allí permaneció
Moisés con el Señor durante cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni
beber. Y escribió sobre las losas las cláusulas de la alianza, es decir, las
Diez Palabras.
29 Al bajar Moisés del
monte Sinaí, traía consigo las dos losas del testimonio y no se dio cuenta de
que su rostro irradiaba luminosidad porque había hablado con el Señor. 30 Aarón y los
israelitas, al ver el rostro radiante de Moisés, temieron acercarse a él. 31 Pero Moisés los llamó
y, cuando Aarón y los jefes de la comunidad se le acercaron, conversó con
ellos. 32 Se acercaron después
a él todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le
había dado en el monte Sinaí. 33 Cuando terminó de
hablar con ellos, se cubrió la cara con un velo. 34 Cada vez que Moisés se presentaba ante el
Señor para hablar con él, se quitaba el velo y permanecía así hasta que salía y
comunicaba a los israelitas las órdenes que había recibido del Señor. 35
Los
israelitas contemplaban cómo el rostro de Moisés irradiaba luminosidad; luego
Moisés volvía a ponerse el velo en el rostro y se lo dejaba puesto hasta que
entraba de nuevo a hablar con el Señor.
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