El día de resurrección es un día que significa
victoria, esperanza y restauración. Es recordar que nuestro Salvador no sólo
murió por nuestros pecados por amor, sino que además fue exaltado y sentado a
la diestra de Dios, venciendo la muerte y ofreciéndonos vida eterna.
En esta semana se
han estado estudiando los cuatro cánticos de Isaías y el día de hoy corresponde
el cuarto Cántico que se encuentra en Isaías 52:13 y todo el capítulo 53. Inicia
con victoria y con exaltación para el Siervo de Dios.
En Isaías 53:7-9 se
expone que el Siervo de Dios asume con humildad y valentía la humillación, no
respondiendo a las injurias y confiando en el designio de Dios, quien tenía un
propósito que abarcaba a la humanidad de todos los tiempos para ofrecer perdón
y salvación.
·
El Siervo de Dios padeció un sistema injusto en la
tierra, el cual lo llevó a la muerte culpándolo por delitos que no cometió.
·
El Siervo de Dios fue víctima de las injusticias del
sistema, pero tenía la confianza en el Padre para enfrentar las circunstancias
con valor sabiendo que este sufrimiento traería consecuencias trascendentes
para la humanidad.
Esa confianza en
el Padre es lo que da el valor para afrontar la adversidad como también debe
serlo para nosotros. En Isaías 53:9-10 vemos que, aunque el Padre lo quebrantó
por el pecado de la humanidad, también tenía preparado el triunfo y la
liberación de su Siervo.
Su propósito era
la salvación para sus elegidos, una decisión que abarcaba varios tiempos de la
humanidad y que ciertamente por amor a nosotros era necesario llevar a cabo su
cumplimiento.
En Isaías 53:11-12
se menciona cómo el Siervo de Dios vería el fruto de la aflicción de su alma y
quedará satisfecho, pues a través de la entrega de su vida justa muchos serán
justificados. El Siervo de Dios vivió angustia, dolor, humillación, injusticia
y muerte; sin embargo, su obediencia a Dios y el deseo profundo de hacer la
voluntad de Dios traería el cumplimiento de un objetivo muy grande: la
salvación de los elegidos de todos los tiempos.
·
¿Cuántos de nosotros hemos vivido padecimiento,
angustias y dolores?
·
¿Cuántas veces hemos cuestionado por qué nos pasa eso?
Ciertamente a
veces no entendemos la forma de actuar de Dios y muchas veces no encontraremos
respuestas, pero por lo que siempre hay que esforzarnos es pensar y recordar
que si seguimos apegados a Dios siempre habrá restauración, crecimiento y
renovación.
El bien no solo
será para nosotros, sino incluso para quienes estén a nuestro, tal como sucedió
con Job, con José, con Jesucristo, mismo restaurándolo no sólo a Él y
poniéndolo muy en alto, sino también ofreciendo salvación para muchos porque
“Dios siempre restaura la vida de su Siervo” y ésa debe ser nuestra confianza plena
en Él.
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