MARINA DE GUEVARA
(¿?-1559)
100 Personajes de la Reforma Protestante. México, CUPSA, 2017.
Monja española que, al momento de
su ejecución, tenía más de cuarenta años. Participó en el
círculo reformista de Valladolid. “Era hija de don Juan de Guevara, vecino de
Treceño, en las montañas de Santander. Por su madre, doña Anade Tabar, estaba
emparentada con los Rojas y con don Alfonso Téllez Girón. Lorente extracta su
proceso, del cual resulta que el arzobispo de Sevilla, movido por los ruegos de
sus parientes, tenía interés en salvarla; pero como se negó a declarar muchas
cosas que se le preguntaron, y en sus testimonios se contradecía, tuvo que
condenarla ‘por’ ficta y simulada ‘confidente’” (M. Menéndez y Pelayo).
El testimonio en
su contra provenía principalmente de las hermanas y de la madre abadesa, pero
también de un hombre que la había visitado y le había hablado a través de una
ventana enrejada. El proceso verbal completo es revelador de todo lo que
acaecía en un convento. Por otra parte, es preciso saber que algunos de los
testigos fueron ellos mismos sospechados y seguidamente ajusticiados. La
doctora Cazalla fue a dar un sermón a las monjas y les dijo que las buenas
obras no contribuían a la salvación, pero eran la prueba de la salvación. La
contribución no es una condición de la salvación, pero sí una señal de la
acaecida justificación. Las abstinencias debían ser prescritas como
sentimientos interiores. Tres años antes se había sometido a penitencias tan
ásperas que la abadesa le había advertido de tener cuidado de su propia salud.
La abadesa pidió que a Marina le concedieran recibir la extremaunción, porque
parecía en punto de muerte, y dijo que siempre había tenido una conducta
absolutamente ejemplar. Fue juzgada culpable de herejía y sometida al brazo
secular (es decir autoridad civil, porque la iglesia aborrece desparramar
sangre). Después de la proclamación de la sentencia, el auto de fe lo
presenciaron el rey Felipe II y su hermana Juana de Portugal, junto con el
príncipe heredero don Carlos, la corte y los prelados, todos sentados en la
tribuna pública de la plaza de Valladolid, el 8 de octubre de 1559.
Bibliografía
Roland Bainton, “Mujeres de la
Reforma: Marina de Guevara”, en Women of
Reformation, en ALC Noticias, 26 de octubre de 2015, http://alc-noticias.net/es/2015/10/26/mujeres-de-la-reforma-marina-de-guevara/,
traducción de versión italiana, de Lucy Tufani; “Segundo auto de fe, día 8 de
octubre”, en Juan Antonio Llorente, Historia
crítica de la Inquisición de España [1870], http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080015867_C/1080015872_T4/1080015872_012.pdf);
José Ignacio Tellechea Ydígoras, Doña
Marina de Guevara, ¿monja cisterciense luterana? Edición y comentario de un
proceso inquisitorial.
Madrid, Fundación Universitaria Española, 2004.
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UNA NUEVA FE PARA UNA NUEVA ÉPOCA: LAS 95 TESIS
(VIII)
Marco Antonio Coronel Ramos
Universidad de Valencia, 2017
40. La verdadera contrición busca y
ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las
penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.
41. Las indulgencias apostólicas
deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que
deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.
42. Debe enseñarse a los cristianos
que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de
indulgencias se compare con las obras de misericordia.
43. Hay que instruir a los
cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una
obra mayor que si comprase indulgencias.
44. Porque la caridad crece por la
obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias,
sino a lo más, liberado de la pena.
45. Debe enseñarse a los cristianos
que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para
comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales,
sino la indignación de Dios.
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La realidad, sin embargo, parecía
ser muy distinta, y de ahí que el mal uso de las indulgencias hubiera conducido
a lo que él considera una interpretación perjudicial del poder de las llaves y
del tesoro de la Iglesia, al que alude en la T37 cuando menciona los beneficios
de Cristo. Descrito el tema de esta manera, Lutero muestra la imposibilidad
intelectual de conciliar las indulgencias con la contrición (T39). Este hecho
será explicado en La cautividad
babilónica de la Iglesia como un intento consciente y continuado de
confundir al pueblo, a pesar de que, con ello, «no han dejado hueco alguno para
la fe en Cristo», y ha propiciado determinadas costumbres -peregrinaciones,
vigilias o ayunos que convencen al pueblo “de que [el Reino de Dios] llegará en
virtud de estas prácticas”.
El reformador
inserta en su escrito ahora las T40-51, en las que sintetiza su doctrina sobre
el perdón. La T40 le sirve de enlace con las proposiciones anteriores, ya que
es la afirmación manifiesta -y a su juicio incontrovertible- de que la
auténtica contrición no busca evitar las penas. Póngase esto en relación con la
definición de perfecto en la Teología
alemana y que recuerda aquel famoso anónimo soneto castellano que empieza
diciendo: “No me mueve, mi Dios, para quererte / el cielo que me tienes
prometido, / ni me mueve el infierno tan temido / para dejar por eso de
ofenderte”.
Las
indulgencias, entendidas como salvoconducto hacia el cielo, sólo servirían para
tranquilizar vanamente al pecador, y de ahí que éste pueda caer en el error de
preferir comprar una indulgencia a practicar las obras de caridad (T41). El
mismo pensamiento aparece en los Artículos
de Esmalkalda (1537), donde se insiste en la peligrosidad de dar seguridad
al pecador en sí mismo, porque ese sentimiento es contrario a la humildad de la
conversión y “porque el mérito de Cristo no se consigue a fuerza de obras
nuestras o de nuestros peniques, sino por la fe en la gracia, sin dinero alguno
y sin mérito; no se ofrece por la potestad ministerial del papa, sino por la
predicación o por la palabra de Dios”.
La T40 es,
igualmente, el punto de partida de una suerte de teoría de la misericordia, que
Lutero elabora en las proposiciones siguientes, para mostrar cómo las
indulgencias avivan la yesca del pecado. Rogará entonces, en concreto, que se
evite que el pueblo prefiera las indulgencias a las obras de caridad (T41).
Lutero se niega a creer que esa fuera la intención del papa al firmar las bulas
de indulgencias (T42). Esta T42 es clave para poder explicar las 95T no como un
intento de romper con Roma, sino como un eslabón más dentro de las múltiples
llamadas que se venían haciendo en pro de la reforma de la Iglesia.
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PROTESTANTISMO
Aleandro Moreno, El Financiero, 13 de octubre de 2017
El 31 de octubre de 1517, el monje
Martín Lutero dio a conocer sus 95 tesis, clavándolas, según se dice, en el
portón de la iglesia del castillo en Wittenberg. El episodio marca el inicio de
la Reforma protestante, hace 500 años.
En una biografía
reciente de Lutero, Lyndal Roper apunta que las 95 tesis eran tan sólo una
semilla de todo un pensamiento reformista que se fue gestando durante varios
años (1). Las ideas de la Reforma protestante se fueron construyendo en
los intercambios y debates de Lutero y otros ‘rebeldes’ con la Iglesia católica
y con el Sacro Imperio Romano y, popularizándose gracias al magistral manejo
que Lutero hizo de la nueva tecnología de información en ese entonces: la
imprenta.
En su historia
de las redes sociales, Tom Standage estima que de seis millones de panfletos
impresos durante la primera década de la Reforma protestante, Lutero era
responsable de un tercio, lo cual lo hacía un autor viral. Imagine a un tuitero
hoy acaparando 30 por ciento de los tuits. Con un discurso ferozmente antiestablishment, alternando latín para
las élites y alemán para las masas, Lutero era el principal y más grande
tuitero.
En México, Inegi reporta que el
catolicismo ha bajado, mientras que otras religiones ligadas con el
protestantismo han aumentado. El censo de 1990 registró 90 por ciento de
católicos, proporción que bajó a 88 por ciento en 2000 y a 83 por ciento en 2010.
Agregando a los diversos grupos de religiones protestantes históricas o
reformadas, a los cristianos evangélicos, a los pentecostales y a otros grupos
bíblicos (como testigos de Jehová, adventistas y mormones), todos en su
conjunto representaban 4.9 por ciento en 1990, 7.3 por ciento en 2000, y 9.7
por ciento en 2010.
De acuerdo con
estos datos, uno de cada diez mexicanos comparte hoy una fe con orígenes en la
Reforma protestante. No todos son afectos de votar, ni de involucrarse en los
asuntos del César, o mejor dicho, del Estado, particularmente los de las
vertientes bíblicas. Sin embargo, apegados a nuestra usual curiosidad de saber
cómo vota la gente, ¿a qué partido político son más afines los protestantes y
los evangélicos en México?
Las encuestas
nacionales de El Financiero
realizadas en 2016 y 2017 han preguntado la religión como parte de su catálogo
usual de preguntas demográficas. Agregando las siete encuestas nacionales nos
permite tener siete mil 936 entrevistas en total, de las cuales 925 encuestados
reportaron pertenecer a alguna fe o religión de origen protestante, como las
mencionadas anteriormente. Esta proporción está ligeramente por arriba de lo
que indica el censo de hace siete años, por lo que quizás capta un crecimiento
posterior.
Las preferencias
partidistas según la religión de los entrevistados nos indican que el PAN y el
PRI atraen más simpatizantes entre los electores católicos, mientras que los
protestantes tienden a preferir en mayor instancia a Morena. Las diferencias no
son tan marcadas, pero algo dicen: el apoyo al PAN es cuatro puntos mayor entre
los católicos que entre los protestantes, mientras que la brecha en el PRI es
de cinco puntos. Por el contrario, Morena atrae un apoyo cinco puntos más alto
entre protestantes que entre católicos.
El resto de los
partidos no muestran diferencias notables, salvo Encuentro Social, donde el
apoyo protestante es dos a uno sobre el católico.
Parece que los
dos partidos más tradicionales y longevos, PAN y PRI, cuentan con un mayor
apoyo católico. En contraste, el partido más de izquierda y más anti-sistémico,
Morena, es el que atrae más votos protestantes.
Quién hubiera
pensado que el legado de lo que fue anti-sistémico hace 500 años en un pueblo
alemán sea hoy lo más anti-sistémico en México rumbo a las elecciones de 2018.
Otro aspecto a tener en mente.
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JOCABED, MADRE PRIVADA DE SU HIJO (II)
Margot Kässmann
Más tarde,
cuando la madre se convenció de que
no podría seguir escondiendo al hijo, cuando se hizo imposible mantener oculto
al alegre chiquillo, fue imperioso preguntarse: “¿Qué hacer? ¿Qué sucederá si
los guardias del faraón lo descubren? ¿Qué pasará si algún vecino nos
traiciona?”.
El embarazo hace
extremadamente frágil a la mujer. No sólo experimenta profundos cambios en su
cuerpo; la necesaria reorganización de su vida y las fluctuaciones hormonales
sobrecargan también su psique. La futura madre se enfrenta ahora a problemas
totalmente nuevos, entre los cuales está el de cuidar al hijo que crece en su
vientre. ¿Qué va a pasar? ¿Cómo puedo proteger a mi hijo? ¿Cómo voy a crear
condiciones que garanticen el pleno desarrollo de mi hijo? Los milenios
transcurridos desde entonces han cambiado muchas cosas, las condiciones de vida
son hoy muy distintas en el mundo, pero hay algo que sigue siendo igual: los
miedos que suscitan en una mujer el embarazo y el parto, los pensamientos y las
preocupaciones por la vida que comienza.
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