domingo, 17 de febrero de 2019

Letra 608, 17 de febrero de 2019


INTRODUCCIÓN A ESDRAS Y NEHEMÍAS
Samuel Pagán


Las figuras de Esdras y Nehemías han provocado, en la imaginación y la vida de los creyentes, diversas reacciones de. entusiasmo, dedicación, acción, trabajo y dinamismo. Esdras, por un lado, contribuyó significativamente en la reorganización religiosa de la comunidad judía posexílica. Nehemías, por el otro, es un excelente organizador y constructor. Ambos están íntimamente relacionados con todo el proceso de reforma del judaísmo, después que el exilio en Babilonia hubo terminado, en el año 539 a.C. Su obra es un ejemplo de compromiso con las tradiciones antiguas, a la vez que un magnífico testimonio de la importancia de actualizar y relacionar esas tradiciones con las realidades concretas e inmediatas que rodean a los creyentes.
El momento histórico en el cual nuestros protagonistas desarrollaron sus labores se conoce como el período persa. Durante ese período, Judá era una provincia de Persia. Esa realidad histórica y política afectó la vida de los judíos que vivían en Jerusalén, y también de los que vivían en diferentes ciudades del imperio. La filosofía administrativa persa, y sus actividades políticas, militares, diplomáticas y religiosas tuvieron repercusiones reales en los ciudadanos judíos. Judá es una colonia del imperio que recibe de forma directa e inmediata el impacto de los cambios en el liderato y la política persa.
Las reformas religiosas y la reconstrucción física realizadas por Esdras y Nehemías están enclavadas en medio de* esa realidad. Esdras representa el, esfuerzo religioso, y Nehemías el trabajo de construcción. Ambos son figuras políticas. Tanto el escriba como el constructor representan en Jerusalén al imperio persa. La historia que se presenta en los libros de Esdras y Nehemías, es un testimonio elocuente de su compromiso religioso, cultural, social y político en medio de condiciones de dependencia y coloniaje. La profundidad religiosa, el amor a la patria y el compromiso con el pueblo, hicieron que estos reformadores contribuyeran sustancialmente al desarrollo de un judaísmo capaz de adaptarse a diferentes situaciones políticas y sociales. Además, contribuyeron notablemente a identificar la ley de Moisés como un elemento prioritario en la religión judía.
El estudio de la obra de los reformadores posexílicos desde la perspectiva religiosa es valioso dada la importancia de actualizar e interpretar las tradiciones antiguas a la luz de las realidades que rodean a la comunidad. Se destaca tanto el valor del trabajo decidido y firme como la eficacia administrativa y programática. Esdras y Nehemías desarrollan sus reformas en un ambiente político donde las relaciones entre Persia y Judá eran de imperio y colonia. Esos modelos nos brindan guías y enseñanzas que pueden contribuir a un ministerio pertinente y transformador. Los estudios exegéticos y teológicos en castellano sobre la obra de Esdras y Nehemías no son muchos.
El análisis y la evaluación crítica del judaísmo posexílico no ha sido uno de los temas más populares en los estudios bíblicos. Para algunos, el judaísmo del período persa es tremendamente legalista y ritualista comparado con el desarrollo filosófico del mundo griego de esa misma época. Por eso se advierte una tendencia a reestudiar el judaísmo del período persa a la luz de nueva evidencia histórica, teológica, lingüística, exegética y arqueológica.

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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer

¡No os preocupéis! Los bienes engañan al corazón humano, ofreciéndole seguridad y quietud, pero en realidad son causa de preocupaciones. El corazón que se apega a los bienes recibe con ellos el peso agobiante de la preocupación. La inquietud se crea tesoros; los tesoros, a su vez, crean preocupaciones. Queremos asegurar nuestra vida por medio de los bienes, queremos desembarazarnos de preocupaciones por medio de preocupaciones; pero en realidad se produce lo contrario. Los lazos que nos vinculan a los bienes, que retienen los bienes, son ellos mismos... preocupaciones.
Abusar de los bienes consiste en utilizarlos como una seguridad para el día siguiente. La preocupación se dirige siempre al mañana. Pero los bienes, en sentido estricto, están destinados únicamente al día de hoy. Precisamente el hecho de asegurarme el mañana es lo que me vuelve tan inquieto para hoy. Cada día tiene bastante con su inquietud. Sólo el que pone el mañana sin reservas en las manos de Dios y recibe hoy sin reservas lo que necesita para vivir, está realmente asegurado. El hecho de recibir cada día me hace libre para el mañana. Pensar en el mañana me ocasiona una inquietud incesante. “No os preocupéis por el día de mañana”. Esta frase, o bien contiene una ironía terrible con respecto a los pobres y miserables a los que Jesús se dirige precisamente, los cuales, humanamente hablando, pasarán hambre mañana si no se preocupan hoy... insistamos, o bien esta frase constituye una ley insoportable que el hombre rechazará con repulsión, o bien es el anuncio único del Evangelio, del evangelio de la libertad de los hijos de Dios, que tienen un Padre en los cielos, un Padre que les ha dado a su amado Hijo. ¿Cómo no nos dará con él todo lo demás?
“No os preocupéis por el día de mañana”. No hay que entender esta frase como una sentencia sabia ni como una ley. Sólo hay que comprenderla como el Evangelio de Jesucristo. Sólo el que le sigue, el que ha reconocido a Jesús, recibe de esta palabra la seguridad del amor del Padre de Jesucristo y la libertad de todas las cosas. No es la inquietud la que lleva al discípulo a no preocuparse por nada, sino la fe en Jesucristo. Sabe que no podemos inquietarnos en absoluto (v. 27). Se nos arrebata por completo el mañana, la próxima hora. Resulta insensato actuar como si tuviéramos una posibilidad cualquiera de inquietarnos. No podemos cambiar en nada las condiciones de este mundo. Sólo Dios puede preocuparse, porque él es quien gobierna el mundo. Puesto que nosotros no podemos inquietarnos, puesto que somos tan totalmente impotentes, no debemos inquietarnos. Si lo hiciéramos nos arrogaríamos el gobierno de Dios.
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GRACIA, MISTERIO, BELLEZA Y LIBERTAD: CUATRO AFIRMACIONES DE LA TEOLOGÍA REFORMADA (V)
Cynthia Rigby

Iglesias saludables y reformadas
Resultado de imagen para cynthia rigbyLa tendencia, en estos días, es inclinarse hacia un enfoque posdenominacional para la educación de las congregaciones. En cierto modo, esto es algo bueno porque las comunidades de la iglesia pueden aprovechar una variedad de recursos e ideas mientras trabajan en la formación cristiana. La desventaja de estos enfoques es que a veces se pierden el énfasis y las contribuciones distintivas de las tradiciones particulares. En este artículo he tratado de resaltar cuatro de las grandes ideas enfatizadas en nuestra tradición reformada que me parece pueden brindar sanidad tanto a las congregaciones que las estudian como al ambiente en el que sus miembros viven y sirven.
Imaginemos cómo sería si nosotros, nuestras congregaciones y el mundo camináramos sabiendo realmente que somos amados por Dios sin importar nuestros logros. ¿Y qué experimentaríamos, me pregunto, si realmente creyéramos que estamos autorizados para abrazar el misterio con nuestra mente y nuestro corazón? Podríamos preguntarnos: ¿qué tan enérgicos seríamos para transformar la fealdad del mundo si pudiéramos atender la belleza que nos rodea? Y, finalmente, ¿cómo se vería apoyarnos en nuestra libertad de vivir y trabajar sin estrés, confiando en que el Dios que nos ama incondicionalmente también tiene un espacio para que ejercitemos nuestros dones?
Estas son cuatro ideas que, si se practicaran, sin duda nos cambiarían a nosotros, a nuestras comunidades y a la vida del mundo. Haríamos bien en reflexionar sobre ellos, permitirles formarnos y compartirlos como una buena noticia.

The Presbyterian Outlook, 7 de enero de 2019

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