INTRODUCCIÓN A ESDRAS Y NEHEMÍAS
Samuel Pagán
Las figuras de Esdras y
Nehemías han provocado, en la imaginación y la vida de los creyentes,
diversas reacciones de. entusiasmo, dedicación, acción, trabajo y dinamismo.
Esdras, por un lado, contribuyó significativamente en la reorganización
religiosa de la comunidad judía posexílica. Nehemías, por el otro, es un
excelente organizador y constructor. Ambos están íntimamente relacionados con
todo el proceso de reforma del judaísmo, después que el exilio en Babilonia
hubo terminado, en el año 539 a.C. Su obra es un ejemplo de compromiso con las
tradiciones antiguas, a la vez que un magnífico testimonio de la importancia de
actualizar y relacionar esas tradiciones con las realidades concretas e
inmediatas que rodean a los creyentes.
El momento histórico en el cual nuestros
protagonistas desarrollaron sus labores se conoce como el período persa.
Durante ese período, Judá era una provincia de Persia. Esa realidad histórica y
política afectó la vida de los judíos que vivían en Jerusalén, y también de los
que vivían en diferentes ciudades del imperio. La filosofía administrativa
persa, y sus actividades políticas, militares, diplomáticas y religiosas
tuvieron repercusiones reales en los ciudadanos judíos. Judá es una colonia del
imperio que recibe de forma directa e inmediata el impacto de los cambios en el
liderato y la política persa.
Las reformas religiosas y la
reconstrucción física realizadas por Esdras y Nehemías están enclavadas en
medio de* esa realidad. Esdras representa el, esfuerzo religioso, y Nehemías el
trabajo de construcción. Ambos son figuras políticas. Tanto el escriba como el
constructor representan en Jerusalén al imperio persa. La historia que se
presenta en los libros de Esdras y Nehemías, es un testimonio elocuente de su
compromiso religioso, cultural, social y político en medio de condiciones de
dependencia y coloniaje. La profundidad religiosa, el amor a la patria y el
compromiso con el pueblo, hicieron que estos reformadores contribuyeran
sustancialmente al desarrollo de un judaísmo capaz de adaptarse a diferentes
situaciones políticas y sociales. Además, contribuyeron notablemente a
identificar la ley de Moisés como un elemento prioritario en la religión judía.
El estudio de la obra de los
reformadores posexílicos desde la perspectiva religiosa es valioso dada la
importancia de actualizar e interpretar las tradiciones antiguas a la luz de
las realidades que rodean a la comunidad. Se destaca tanto el valor del trabajo
decidido y firme como la eficacia administrativa y programática. Esdras y Nehemías
desarrollan sus reformas en un ambiente político donde las relaciones entre
Persia y Judá eran de imperio y colonia. Esos modelos nos brindan guías y
enseñanzas que pueden contribuir a un ministerio pertinente y transformador.
Los estudios exegéticos y teológicos en castellano sobre la obra de Esdras y
Nehemías no son muchos.
El análisis y la evaluación
crítica del judaísmo posexílico no ha sido uno de los temas más populares en
los estudios bíblicos. Para algunos, el judaísmo del período persa es tremendamente
legalista y ritualista comparado con el desarrollo filosófico del mundo griego
de esa misma época. Por eso se advierte una tendencia a reestudiar el judaísmo
del período persa a la luz de nueva evidencia histórica, teológica,
lingüística, exegética y arqueológica.
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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer
¡No os preocupéis! Los bienes engañan al
corazón humano, ofreciéndole seguridad y quietud,
pero en realidad son causa de preocupaciones. El corazón que se apega a los
bienes recibe con ellos el peso agobiante de la preocupación. La inquietud se
crea tesoros; los tesoros, a su vez, crean preocupaciones. Queremos asegurar
nuestra vida por medio de los bienes, queremos desembarazarnos de
preocupaciones por medio de preocupaciones; pero en realidad se produce lo
contrario. Los lazos que nos vinculan a los bienes, que retienen los bienes,
son ellos mismos... preocupaciones.
Abusar de los bienes consiste en
utilizarlos como una seguridad para el día siguiente. La preocupación se dirige
siempre al mañana. Pero los bienes, en sentido estricto, están destinados
únicamente al día de hoy. Precisamente el hecho de asegurarme el mañana es lo
que me vuelve tan inquieto para hoy. Cada día tiene bastante con su inquietud.
Sólo el que pone el mañana sin reservas en las manos de Dios y recibe hoy sin
reservas lo que necesita para vivir, está realmente asegurado. El hecho de
recibir cada día me hace libre para el mañana. Pensar en el mañana me ocasiona
una inquietud incesante. “No os preocupéis por el día de mañana”. Esta frase, o
bien contiene una ironía terrible con respecto a los pobres y miserables a los
que Jesús se dirige precisamente, los cuales, humanamente hablando, pasarán
hambre mañana si no se preocupan hoy... insistamos, o bien esta frase
constituye una ley insoportable que el hombre rechazará con repulsión, o bien
es el anuncio único del Evangelio, del evangelio de la libertad de los hijos de
Dios, que tienen un Padre en los cielos, un Padre que les ha dado a su amado Hijo.
¿Cómo no nos dará con él todo lo demás?
“No os preocupéis por el día de
mañana”. No hay que entender esta frase como una sentencia sabia ni como una
ley. Sólo hay que comprenderla como el Evangelio de Jesucristo. Sólo el que le
sigue, el que ha reconocido a Jesús, recibe de esta palabra la seguridad del
amor del Padre de Jesucristo y la libertad de todas las cosas. No es la
inquietud la que lleva al discípulo a no preocuparse por nada, sino la fe en
Jesucristo. Sabe que no podemos inquietarnos en absoluto (v. 27). Se nos
arrebata por completo el mañana, la próxima hora. Resulta insensato actuar como
si tuviéramos una posibilidad cualquiera de inquietarnos. No podemos cambiar en
nada las condiciones de este mundo. Sólo Dios puede preocuparse, porque él es
quien gobierna el mundo. Puesto que nosotros no podemos inquietarnos, puesto
que somos tan totalmente impotentes, no debemos inquietarnos. Si lo hiciéramos
nos arrogaríamos el gobierno de Dios.
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GRACIA, MISTERIO, BELLEZA Y LIBERTAD: CUATRO
AFIRMACIONES DE LA TEOLOGÍA REFORMADA (V)
Cynthia Rigby
Iglesias
saludables y reformadas
La tendencia, en estos días, es inclinarse hacia un enfoque
posdenominacional para la educación de las congregaciones. En cierto modo, esto
es algo bueno porque las comunidades de la iglesia pueden aprovechar una
variedad de recursos e ideas mientras trabajan en la formación cristiana. La
desventaja de estos enfoques es que a veces se pierden el énfasis y las
contribuciones distintivas de las tradiciones particulares. En este artículo he
tratado de resaltar cuatro de las grandes ideas enfatizadas en nuestra
tradición reformada que me parece pueden brindar sanidad tanto a las
congregaciones que las estudian como al ambiente en el que sus miembros viven y
sirven.
Imaginemos cómo sería si
nosotros, nuestras congregaciones y el mundo camináramos sabiendo realmente que
somos amados por Dios sin importar nuestros logros. ¿Y qué experimentaríamos,
me pregunto, si realmente creyéramos que estamos autorizados para abrazar el
misterio con nuestra mente y nuestro corazón? Podríamos preguntarnos: ¿qué tan
enérgicos seríamos para transformar la fealdad del mundo si pudiéramos atender
la belleza que nos rodea? Y, finalmente, ¿cómo se vería apoyarnos en nuestra
libertad de vivir y trabajar sin estrés, confiando en que el Dios que nos ama
incondicionalmente también tiene un espacio para que ejercitemos nuestros
dones?
Estas son cuatro ideas que, si se
practicaran, sin duda nos cambiarían a nosotros, a nuestras comunidades y a la
vida del mundo. Haríamos bien en reflexionar sobre ellos, permitirles formarnos
y compartirlos como una buena noticia.
The Presbyterian Outlook, 7 de enero de 2019
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