sábado, 16 de marzo de 2019

Letra 612, 17 de marzo de 2019


LA RECONSTRUCCIÓN INTEGRAL DEL PUEBLO DE DIOS
LOS JUDÍOS DESPUÉS DE LA RECONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO
Samuel Pagán

Nuestro conocimiento de la comunidad judía luego de la reconstrucción del templo no es extenso. Las fuentes que están a nuestra disposición son las siguientes: las referencias que se encuentran en los libros de Crónicas, Esdras y Nehemías; lo que podemos inferir de los libros de los profetas Abdías, Zacarías y Malaquías; los descubrimientos arqueológicos relacionados con esa época; y la historia antigua.
Todas estas fuentes apuntan hacia el mismo hecho: la comunidad judía, aunque había superado la crisis del retorno y la reconstrucción, estaba esencialmente insegura y se sentía defraudada. Las esperanzas que alimentaron en el exilio no se materializaron, y las expectativas mesiánicas en tomo a Zorobabel no se hicieron realidad. La comunidad judía restaurada no era ni la sombra del Israel pre-exílico. Los sueños y las expectativas fueron sustituidos por el desánimo y la frustración.
La historia de la comunidad judía en Jerusalén estuvo estrechamente relacionada con la historia del imperio persa. Darío I, quien gobernó durante los años 522-486 a.C., demostró no solo su inteligencia militar, sino además su gran capacidad y sabiduría administrativa. AI mantener la política expansionista de sus predecesores, dividió el imperio persa en 20 satrapías o distritos semiautónomos.
Cada satrapía tenía su gobernante, con el título de “sátrapa”, a quien los gobernadores locales debían informar. Un cuerpo militar supervisaba al sátrapa y respondía de ello ante el rey persa. El sistema intentaba establecer un balance de poderes en los varios niveles administrativos, políticos, económicos y militares del imperio. Durante la administración de Darío I, Persia alcanzó uno de los momentos más importantes de su historia. Entre los logros se pueden identificar los siguientes: construyó carreteras para unir y comunicar internamente el imperio; construyó un canal para unir el Río Nilo con el Mar Rojo; desarrolló una serie importante de reformas legales y un sistema de monedas; promovió la banca, el comercio y la industria; y construyó edificios importantes en diferentes lugares del imperio.
Reconstruido ya el templo, el número de judíos que se animó a regresar a Jerusalén aumentó. Las listas que se encuentran en Esdras 2 y Nehemías 7 posiblemente se relacionen con un censo de la población de Judá efectuado durante la época de Nehemías. Es probable que se esté hablando de unas 50 000 personas.
Durante la administración persa, Judá era parte de la quinta satrapía conocida como “del otro lado del río”, en referencia al río Éufrates. Es posible que haya sido gobernada desde Samaria. Los asuntos locales estaban bajo la incumbencia de los sumos sacerdotes, entre los cuales podemos identificar a Josué, a Joiacim, a quien le sucedió Eliasib, a Joiada, a Joiatán, y, posteriormente, a Jadúa (Neh 12.10, 26).
Estos dos niveles administrativos deben haber estado en conflicto continuo y creciente. Los oficiales de Samaria no sólo impusieron cargas tributarias excesivas al pueblo, sino que fomentaron el enfrentamiento entre la comunidad judía y el imperio persa (véase Neh. 5.4,14-19; Esd. 4.6).
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ORIGEN DE LAS SINAGOGAS
Roland de Vaux

Cuando el judaísmo quedó finalmente constituido, en todas las comunidades judías de Palestina y de la diáspora, incluso al lado del templo, había edificios en que no se celebraba culto sacrificial, pero en los que se reunía la comunidad para orar y para la lectura y enseñanza de la ley. Nos referimos a las sinagogas. El único detalle que nos interesa en esta obra es el origen de esta institución, que es una cuestión bastante oscura.
La opinión predominante es que la institución comenzó en Babilonia durante el destierro como sustitutivo del servicio del templo y que fue introducida en Palestina por Esdras. Otros opinan que nació en Palestina después de Esdras y de Nehemías, o sólo después de terminada la época persa. Algunos eruditos creen que se trata de una creación palestinense, aunque anterior a la ruina del templo; según ellos sería una consecuencia de la reforma de Josías: los fieles del campo, privados de santuario y de sacrificios, excepto en las grandes fiestas en que podían acudir a Jerusalén, adoptaron la costumbre de reunirse ciertos días para celebrar un culto sin sacrificios.
La variedad de estas hipótesis se explica por la ausencia de textos antiguos que sean bastante explícitos. La existencia de sinagogas en Egipto, de “lugares de oración”, está documentada por inscripciones y papiros a partir de mediados del siglo III a.C. Josefo, Bell. 7, 3, 3, dice que había una sinagoga en Antioquía bajo los sucesores de Antíoco Epífanes. La sinagoga descubierta en las excavaciones de Délos data de fines del s. II o principios del I a.C. Éstos son los testimonios más antiguos.
Ninguno de los textos bíblicos que se han invocado, en particular Ez 11,16 y Esd 8,15-20, prueba la existencia en Babilonia de locales comunes de oración durante el destierro, y el Sal 137 parece excluirla. En cuanto a Palestina, se puede invocar el libro apócrifo de Henoc, que habla de «casas de asambleas» de fieles, 46,8, pero esto se aplicaría a lo sumo al tiempo de los Macabeos. Queda, por fin, el Sal 74,7-8: «Han entregado tu santuario a las llamas..., han incendiado en el país todo lugar de asamblea de Dios.» Este salmo ha sido atribuido por muchos críticos a la época macabea, pero esta fecha parece demasiado tardía y este pasaje particular se podría entender mejor de la destrucción del templo por Nabucodonosor; los otros lugares de asamblea podrían ser los antepasados de las sinagogas.
Pero queda siempre la dificultad de relacionar su institución con la reforma de Josías, que, como se ha visto, sólo había cerrado los santuarios locales durante un breve período. Estos «lugares de asamblea de Dios», ¿no serían estos mismos santuarios que estarían de nuevo en actividad a la sazón de la toma de Jerusalén? El carácter parenético de ciertos pasajes del libro de Jeremías no requiere que hubiesen sido para leerse en las sinagogas.
No hay, pues, nada que permita determinar cuándo comenzaron a existir las sinagogas. Por lo demás, es verosímil que la institución se fuese formando poco a poco, bajo la presión de dos factores del judaísmo postexílico: la ley de unidad del santuario se había impuesto, por lo cual parecería no sólo legítimo, sino necesario, poseer lugares de oración (sin culto sacrificial) fuera de Jerusalén; sobre todo, la importancia que se daba a la ley exigía quizá que fuese leída y enseñada en las comunidades; ahora bien, las sinagogas eran centros de enseñanza tanto o más que de oración. Estos factores intervenían tanto en Palestina como en la diáspora, y al azar de los descubrimientos se debe el que conozcamos en Egipto la primera sinagoga documentada con seguridad.
A propósito del reinado de Josafat, 2Par 17.7-9 refiere la misión confiada a seglares, a levitas y sacerdotes, que debían ir con el libro de la ley a instruir al pueblo en todas las ciudades de Judá. Este informe, que parece calcado en la reforma judiciaria del mismo rey, 2 Cr 19.4-7, seguramente no se aplica al reinado de Josafat, pero puede reflejar una práctica del tiempo del cronista; ahora bien, hacían falta locales donde se pudiese dar tal instrucción. Adondequiera que nos volvamos, no salimos del terreno de las hipótesis y las sinagogas no nos aparecen con plena claridad hasta comienzos de nuestra era: pero estas sinagogas no pertenecen ya a las instituciones del Antiguo Testamento.
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CONFRATERNICE: ¿BRAZO RELIGIOSO DE LA “CUARTA TRANSFORMACIÓN”? (I)

Soy un seguidor de la vida y de la obra de Jesucristo. Porque Jesucristo luchó en su tiempo por los pobres, por los humildes. Por eso lo persiguieron los poderosos de su época. Entonces soy en ese sentido un creyente. Tengo mucho amor, lo digo de manera sincera, por el pueblo. (Nación 321, 1 de diciembre de 2018)
Andrés Manuel López Obrador

La Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) de México, surgida a raíz de los cambios constitucionales en materia religiosa, entre 1991 y 1992, ha sido uno de los organismos más visibles que aglutinan a las iglesias no católicas del país. A consecuencia del fracaso continuo en la creación de un Concilio Nacional Evangélico, que tuvo antecedentes en la primera mitad del siglo XX, pero que no se pudo consolidar, y de otros intentos (como la Convención Nacional Evangélica, que funcionó hasta los años 80), la coyuntura experimentada durante el sexenio de 1988-1994 permitió que Confraternice se impusiera como una representación, siempre puesta en dudas por las llamadas “iglesias históricas”, de las iglesias no católicas. El pastor pentecostal Arturo Farela Gutiérrez (ex integrante de las Asambleas de Dios), su fundador y presidente hasta la fecha, fue, desde esos años iniciales, la figura más notoria de estas iglesias, luego de competir con otros líderes, como Alberto Montalvo, quien también intentó, con el Foro Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Fonice) como membrete, hacerse de la “representación evangélica” ante el gobierno (Cf. Felipe R. Vázquez Palacios, Andando el camino, en La fe y la ciudadanía en la práctica evangélica veracruzana, 2007).
En ese entonces se señaló la forma en que los nuevos liderazgos de estas iglesias asumieron un papel más activo y hasta agresivo, en medio de los cambios constitucionales que otorgarían personalidad jurídica a las iglesias (ahora como Asociaciones Religiosas), algo impensable años atrás, pero que, como parte del proceso de “modernización” del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, se requería la legitimación mutua (de las iglesias al gobierno, y viceversa), luego de la crisis electoral de julio de 1988. El primer gran golpe propagandístico por parte del régimen consistió en referirse, en la iniciativa de modificaciones a la Constitución, a las “iglesias”, en vez de la “iglesia”, lo que generó un fervoroso entusiasmo en el movimiento evangélico, al grado de que en las marchas se empezó a escuchar la consigna: “¡Salinas, amigo, Cristo está contigo!”. (LC-O)

Protestante Digital, 15 de marzo de 2019

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