1 Al oír las palabras de Job, su amigo Zofar le dijo:
2 ¡Tantas palabras sin sentido
no pueden quedar sin respuesta!
¡Un charlatán como éste
no puede ser inocente!
3 ¿Vamos a quedarnos callados
ante tantas tonterías?
¿Y acaso vas a burlarte de nosotros
sin que te respondamos?
4 Tú aseguras estar en lo correcto,
y no haber hecho nada malo.
5 ¡Cómo me gustaría ver
que Dios mismo te acusara,
6 y que te hiciera saber
los secretos de la sabiduría!
Así podrías darte cuenta
de que Dios no te ha castigado
como te mereces.
7 ¿Crees que puedes llegar a conocer
los secretos del Dios todopoderoso?
8-9 ¡Nunca podrás llegar a conocerlos!
¡Son más altos que los cielos,
más profundos que el sepulcro,
más extensos que la tierra
y más anchos que la mar!
10-11 Dios sabe quién es tonto
y quién es malvado;
lo sabe, y no los perdona.
Si Dios decide llamarte a cuentas
y meterte en la cárcel,
¿quién se lo impedirá?
12 No es nada fácil
que el tonto llegue a ser sabio,
como tampoco es fácil
que de un burro nazca un hombre.
13 Pero si tú amas a Dios
y le pides perdón,
14 y si tú y tu familia
dejan de hacer el mal,
15 entonces no tendrás que avergonzarte,
y podrás vivir sin ningún temor.
*
1 Por lo tanto, los que vivimos unidos a Jesucristo no seremos castigados. 2 Ahora, por estar unidos a él, el Espíritu Santo nos controla y nos da vida, y nos ha librado del pecado y de la muerte. 3 Dios ha hecho lo que la ley de Moisés no era capaz de hacer, ni podría haber hecho, porque nadie puede controlar sus deseos de hacer lo malo. Dios envió a su propio Hijo, y lo envió tan débil como nosotros, los pecadores. Lo envió para que muriera por nuestros pecados. Así, por medio de él, Dios destruyó al pecado. 4 Lo hizo para que ya no vivamos de acuerdo con nuestros malos deseos, sino conforme a todos los justos mandamientos de la ley, con la ayuda del Espíritu Santo.
5 Los que viven sin controlar sus malos deseos, sólo piensan en hacer lo malo. Pero los que viven obedeciendo al Espíritu Santo sólo piensan en hacer lo que desea el Espíritu. 6 Si vivimos pensando en todo lo malo que nuestros cuerpos desean, entonces quedaremos separados de Dios. Pero si pensamos sólo en lo que desea el Espíritu Santo, entonces tendremos vida eterna y paz. 7 Los que no controlan sus malos deseos sólo piensan en hacer lo malo. Son enemigos de Dios, porque no quieren ni pueden obedecer la ley de Dios. 8 Por eso, los que viven obedeciendo sus malos deseos no pueden agradarlo.
9 Pero, si el Espíritu de Dios vive en ustedes, ya no tienen que seguir sus malos deseos, sino obedecer al Espíritu de Dios. El que no tiene al Espíritu de Cristo, no es de Cristo. 10 Por culpa del pecado, sus cuerpos tienen que morir. Pero si Cristo vive en ustedes, también el espíritu de ustedes vivirá, porque Dios los habrá declarado inocentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario