viernes, 11 de septiembre de 2020

Job 9.1-13 RVR 1960 / Romanos 4.18-25, TLA

 Respondió Job, y dijo:

Ciertamente yo sé que es así;
¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?

Si quisiere contender con él,
No le podrá responder a una cosa entre mil.

El es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?

El arranca los montes con su furor,
Y no saben quién los trastornó;

El remueve la tierra de su lugar,
Y hace temblar sus columnas;

El manda al sol, y no sale;
Y sella las estrellas;

El solo extendió los cielos,
Y anda sobre las olas del mar;

El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,
Y los lugares secretos del sur;

10 El hace cosas grandes e incomprensibles,
Y maravillosas, sin número.

11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré;
Pasará, y no lo entenderé.

12 He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir?
¿Quién le dirá: ¿Qué haces?

13 Dios no volverá atrás su ira,
Y debajo de él se abaten los que ayudan a los soberbios.

*

18 Cuando Dios le prometió a Abraham que tendría muchísimos descendientes, esto parecía imposible. Sin embargo, por su esperanza y confianza en Dios, Abraham llegó a ser el antepasado de gente de muchos países que también confían en Dios. 19 Aunque Abraham tenía casi cien años, y sabía que pronto moriría, nunca dejó de confiar en Dios. Y aunque sabía que su esposa Sara no podía tener hijos, 20 nunca dudó de que Dios cumpliría su promesa. Al contrario, su confianza era cada vez más firme, y daba gracias a Dios.

21 Abraham estaba completamente seguro de que Dios tenía poder para cumplir su promesa. 22 Por eso Dios lo aceptó. 23 Y cuando la Biblia dice que Dios aceptó a Abraham, no se refiere sólo a él 24 sino también a nosotros. Dios es el mismo que resucitó a Jesús nuestro Señor, y nos acepta si confiamos en él. 25 Dios entregó a Jesús para que muriera por nuestros pecados, y lo resucitó para que fuéramos declarados inocentes.

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