domingo, 8 de noviembre de 2020

Job 16.9-22, versión de Francisco Serrano / Juan 15.5-17, TLA

 Su furor me desgarra y me persigue

rechinando los dientes contra mí.

Mi adversario aguzó contra mí su mirada.

Y han abierto la boca en contra mía,

afrentándome hieren mis mejillas

y se congregan en mi contra.

Dios me ha entregado a injustos,

en manos de malvados me dejó.

Estaba yo tranquilo y me golpeó,

me agarró por la nuca y me despedazó.

Me ha hecho blanco suyo,

me cercó con sus flechas,

me partió los riñones sin piedad

y derramó mi hiel por tierra.

Me quebrantó con pena sobre pena,

irrumpió contra mí como un guerrero.

Un cilicio cosí sobre mi piel

y enterré la cabeza en el polvo.

Mi rostro está enlodado con el llanto,

mis párpados amortecidos.

A pesar de no haber injusticia en mis manos

y de haber sido pura mi oración.

¡Tierra, no sepultes mi sangre,

que no quede en secreto mi clamor!

Aún está en los cielos mi testigo,

mi testimonio en las alturas.

Mis amigos me afrentan, a Dios lloran mis ojos

¡Ah, si pudiera el hombre disputara

con Dios como disputa con otro hombre!

Los años por venir están contados

y yo andaré el camino de donde no se vuelve.


*


El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto; pero si uno de ustedes se separa de mí, no podrá hacer nada. Al que no se mantenga unido a mí, le pasará lo mismo que a las ramas que no dan fruto: las cortan, las tiran y, cuando se secan, les prenden fuego.

Si ustedes se mantienen unidos a mí y obedecen todo lo que les he enseñado, recibirán de mi Padre todo lo que pidan. Si ustedes dan mucho fruto y viven realmente como discípulos míos, mi Padre estará orgulloso de ustedes. Así como el Padre me ama a mí, también yo los amo a ustedes. Nunca dejen de amarme. 10 Si obedecen todo lo que yo les he mandado, los amaré siempre, así como mi Padre me ama, porque yo lo obedezco en todo.

11 »Les digo todo esto para que sean tan felices como yo. 12 Y esto es lo que les mando: que se amen unos a otros, así como yo los amo a ustedes. 13 Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos. 14 Ustedes son mis amigos, si hacen lo que les mando. 15 Ya no los llamo sirvientes, porque un sirviente no sabe lo que hace su jefe. Los llamo amigos, porque les he contado todo lo que me enseñó mi Padre.

16 »Ustedes no fueron los que me eligieron a mí, sino que fui yo quien los eligió a ustedes. Les he mandado que vayan y sean como las ramas que siempre dan mucho fruto. Así, mi Padre les dará lo que ustedes le pidan en mi nombre. 17 Esto les ordeno: Que se amen unos a otros.

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