A PROPÓSITO
DEL DÍA INTERNACIONAL DEL DISCAPACITADO. MEDITACIONES EN TORNO A MARCOS 7.31-37
(I)
Amós López
Rubio
¡Cuán
importante es en nuestras relaciones humanas saber escuchar! Hay quien dice que
los seres humanos tenemos dos oídos y solo una boca porque debemos escuchar más
de lo que hablamos. Saber escuchar no es solo responsabilidad de los
profesionales de la psicología o de los líderes religiosos. Quienes educan
deben saber escuchar, sobre todo cuando se tiene la idea de que enseñar es
transmitir conocimientos a otra persona que es la que tiene que escuchar y
entender. Quienes gobiernan deben saber escuchar, porque han sido llamados a
servir a su pueblo justamente a partir de su capacidad de escuchar, comprender
y actuar, y no a partir de su habilidad para hablar e imponer sus ideas.
Saber escuchar para poder decir la palabra
necesaria y oportuna es una habilidad que necesitamos cultivar. Para la
iglesia, escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica –lo cual es la
manera más eficaz de pronunciar esa Palabra- es una obligación de primer orden.
El texto que hoy nos trae el evangelio de Marcos nos habla de un hombre
tartamudo y sordo que fue sanado por Jesús, una curación que como veremos
significa mucho más que un milagro. Es una curación que habla de la necesidad
de recuperar la capacidad de escuchar-entender y de hablar-proclamar. El texto
también nos coloca delante el desafío que implica el trabajo de las iglesias
con las personas con discapacidad.
Imponer las manos:
comunicar un don de Dios
Jesús
atravesaba la región de la Decápolis, las diez ciudades de fuerte presencia de
cultura griega y de la fuerza militar del imperio romano. Dice el texto que le
llevaron a un sordo que hablaba con dificultad para que Jesús le impusiera las
manos. Era usual que Jesús sanara a través del gesto de imponer las manos. En
la cultura bíblica, la imposición de manos es una señal de bendición (Gn 48.14;
Lv 9.22; Mc 10.16; Lc 24.50-51), de traspaso de autoridad conferido por
personas que ya lo han recibido anteriormente (Nm 27.18-20), de sanidad (Mt 9.18;
Mc 6.5) o de recepción del Espíritu Santo (Hch 8.17; 19.6).
No se trata de un acto de magia que comunica
un poder misterioso, sino de un gesto que quiere comunicar un don que viene de
la comunidad, y que esta ha recibido de Dios, un don de amor y compromiso que
tiene que pasar por los afectos, por la experiencia de sentirse parte de una
familia, del cuerpo que es la iglesia, ¿no son las manos aquellas partes de
nuestro cuerpo que de manera especial acogen, reciben, saludan, transmiten
calor y energía, amistad, aceptación?
Las manos que se imponen sobre la cabeza de la
persona son manos que también cubren, protegen, consuelan, animan, afirman. La
imposición de manos indica además una responsabilidad que se comparte, un don
que no puede ser exclusivo de un grupo. Es el gesto primordial de la
solidaridad y el desprendimiento, el gesto esencial del evangelio. ¿Cuántas
cosas pudo haber significado para aquel hombre que no podía escuchar y que
hablaba con dificultad, el hecho de que Jesús le impusiera las manos? Aquella
curación de Jesús había sido un gesto de liberación, estaba devolviendo la
posibilidad de escuchar y de hablar.
Jesús dedicó la mayor parte de su ministerio
público a la atención a las personas con discapacidad, enfermos crónicos y
pobres, haciendo presente aquel pensamiento bíblico de que “para Dios no hay
diferenciación de personas”. Aquellos que son excluidos por la sociedad, son
incluidos por Jesús en el reino de Dios. La Organización Mundial de la Salud ha
indicado que el 10 % de la población en el planeta tiene algún tipo de
discapacidad, ya sea motora, sensorial o intelectual, y esto significa que un
25 % de la población mundial tiene contacto directo con una persona con
discapacidad.
Existen algunos mitos en relación a las
personas con discapacidad, los cuales tienen todavía una fuerte presencia en
nuestra sociedad. El mito de “la mercancía dañada” considera que la persona con
discapacidad es una mercancía defectuosa, por lo tanto su vida no vale la pena
ser vivida o respetada; el mito de “la insensibilidad al dolor” describe a las
personas con discapacidad mental y emocional como insensibles al sufrimiento,
que entienden y que sienten menos que los demás; el mito de “la amenaza de la
discapacidad” ve a las personas con discapacidad como un peligro y una amenaza
para la sociedad, y “el mito de la indefensión” las presenta como personas débiles,
como víctimas.
Aunque aún persisten mitos como estos y otros,
mucha ignorancia y rechazo en la sociedad hacia las personas con discapacidad,
muchas iglesias están respondiendo al desafío de la atención pastoral a
personas con discapacidad y para ello están trabajando en coordinación con
organizaciones especializadas de salud, porque el trabajo con personas con
discapacidad no solo requiere de sensibilidad ante el tema sino de una
preparación adecuada para trabajar con ellas.
Escuchar y hablar: recibir
y dar
Sabemos que
los evangelios son textos que no solo hablan de Jesús sino que también reflejan
la vida de las primeras comunidades cristianas. Este episodio de curación puede
también ilustrar la reacción que el evangelio provocaba en la gente, unos lo
recibían con agrado, otros lo rechazaban y cerraban sus oídos al mensaje.
El orden en que se dan los momentos de la
curación del tartamudo y sordo es sugerente y pueden indicar cómo se da la
experiencia del encuentro con el evangelio. Primero recibimos el evangelio, lo
escuchamos, lo conocemos, lo sentimos, reconocemos en nuestro propio cuerpo el
gesto salvador del amor de Dios. Porque la salvación no es algo que debe ser
solo entendido sino también recibido, incorporado a nuestra vida, el evangelio tiene
que hacerse carne de nuestra carne, tiene que pasar no solo por el intelecto
sino por la piel, por los sentidos, por la vida toda. La salvación que Jesús
ofrece es algo palpable y concreto. Después viene el acto del testimonio, de
contar a los demás cuál ha sido nuestra experiencia cuando encontramos a Jesús
y cuando Jesús nos encuentra.
Oídos abiertos para recibir el evangelio, y
labios dispuestos para proclamar lo que el amor de Dios ha hecho en nuestra
vida. El hombre que era tartamudo ahora se convierte en un discípulo, en un
misionero, en un evangelista, en alguien que formaba parte de la comunidad
cristiana y que proclamaba el evangelio. Aquel que era considerado una persona
maldita por su enfermedad, ahora se convierte en canal de la bendición de Dios
para sus vecinos, amigos y familiares.
El mensaje de Jesús penetra en nuestro cuerpo
a través de la escucha, y del mismo modo, el mensaje sale de nosotros al mundo
al ser desatadas todas las cadenas que nos impedían tanto escuchar como hablar.
En los tiempos de Jesús, una persona enferma cargaba la acusación social y
religiosa de ser un pecador. La persona enferma era una persona excluida,
rechazada, no tenía valor en sí misma, no contaba para los demás. Aquel hombre
que no podía escuchar ni podía hablar correctamente representa no solo la
terrible situación de una persona enferma sino también la más indigna de las
situaciones humanas: no tener la posibilidad de recibir y la posibilidad de
dar. Era el cuadro de una total deshumanización, de la imposibilidad de vivir
como ser social, como ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, una
persona despojada de sus más elementales derechos.
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RENOVACIÓN DEL PROTESTANTISMO (II)
Juan Antonio Monroy
Protestante
Digital, 21 de noviembre de 2012
Parodiando otras palabras de Ortega y
Gasset escritas en el diario El Sol,
de Madrid, el 29 de octubre de 1918, me permito decir a los jóvenes
evangélicos: “Ha llegado vuestra hora. Haced de este protestantismo nuestro un
ensueño de mocedad, un paisaje limpio y fecundo. Romped, tajad. Acertar a
imponeros los grandes deberes rigurosos y recoged en vuestras almas el
entusiasmo y el dolor que nutre toda creación. Modernizad las iglesias. Es hoy
la jornada de la juventud”.
Mayor presencia de la
Biblia en el culto de la iglesia
Es preciso
reivindicar la importancia, el valor y la presencia de la Biblia en el culto
dominical. Estamos cayendo en el abandono de la Biblia. En nuestros cultos se
dedica más tiempo a la alabanza, a la música, a los testimonios, a oraciones
vacías, que a laexposición de la Palabra de Dios. El fenómeno viene dado porque
la gente no aguanta que se les hable una hora de Dios. Quieren participar,
escuchar música, mucha música. Lo
triste es que aplauden la música, pero no se quedan con la letra.
“Esta es la palabra de Dios” dijo Hernán Cortés a Moctezuma en presencia
de aztecas y de españoles, entregándole un ejemplar de la Biblia. Moctezuma
aplicó el libro a su oído: “no oigo nada” contestó el emperador azteca. Se
escucha en las reuniones palabra humana en exceso. Es preciso oír más la
Palabra divina.
Nuevas formas de
evangelización
La
evangelización del siglo XXI ha de volver a los patrones del siglo primero. En el siglo XX hemos
ensayado todos los métodos para evangelizar. Las grandes campañas, la
televisión, la radio, la prensa escrita, y ahora internet. Todos esos sistemas
están agotados y actualmente son poco efectivos. Hay que volver al testimonio
personal, al tú a tú, al casa por casa, a los recursos de la iglesia local.
Hace diez años había en Cuba 200.000
evangélicos. Hoy se calculan 400.000. La razón de este crecimiento es que el
Gobierno cubano no permite la construcción de nuevos templos y las iglesias han
recurrido a los domicilios particulares. Son las llamadas “casas culto”.
Los cristianos de hoy nos encerramos en
nuestras casas, blindamos las puertas, no permitimos la entrada a gente extraña
ni tampoco salimos de ellas para hablar de Cristo al vecino de enfrente.
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EL CMI VE COMO PASO POSITIVO EL NUEVO STATUS DE PALESTINA EN
LA ONU
ALC Noticias, 1 de diciembre
El recién actualizado estado de
Palestina ante las Naciones Unidas (ONU) es visto como un paso positivo en la
dirección hacia la paz por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), como un
compromiso a largo plazo para una solución de los dos estados, dijo el viernes
el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, secretario general del CMI.
“Corresponde ahora a las dos partes,
Israel y Palestina, avanzar en este proceso", dijo Tveit. "La
votación en la ONU confirma que la solución de dos estados es el mejor camino
hacia la paz en la región. Sin eso, el futuro es aún más la violencia y la
inseguridad, y la continua tragedia para ambos pueblos".
Tveit hizo sus comentarios tras la
decisión de la Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de reconocer la
Autoridad Nacional Palestina (ANP) como un "Estado observador no
miembro". La moción fue aprobada por más del necesario dos tercios.
Anteriormente, la participación en la
ONU había estado en el reconocimiento de la Organización de Liberación de
Palestina como un "observador permanente". Un intento en 2011 para
instalar la Autoridad Palestina como miembro pleno de la ONU-estado fue
estancado en el Consejo de Seguridad.
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