sábado, 1 de diciembre de 2012

Letra 298, 2 de diciembre de 2012


A PROPÓSITO DEL DÍA INTERNACIONAL DEL DISCAPACITADO. MEDITACIONES EN TORNO A MARCOS 7.31-37 (I)
Amós López Rubio

¡Cuán importante es en nuestras relaciones humanas saber escuchar! Hay quien dice que los seres humanos tenemos dos oídos y solo una boca porque debemos escuchar más de lo que hablamos. Saber escuchar no es solo responsabilidad de los profesionales de la psicología o de los líderes religiosos. Quienes educan deben saber escuchar, sobre todo cuando se tiene la idea de que enseñar es transmitir conocimientos a otra persona que es la que tiene que escuchar y entender. Quienes gobiernan deben saber escuchar, porque han sido llamados a servir a su pueblo justamente a partir de su capacidad de escuchar, comprender y actuar, y no a partir de su habilidad para hablar e imponer sus ideas.
Saber escuchar para poder decir la palabra necesaria y oportuna es una habilidad que necesitamos cultivar. Para la iglesia, escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica –lo cual es la manera más eficaz de pronunciar esa Palabra- es una obligación de primer orden. El texto que hoy nos trae el evangelio de Marcos nos habla de un hombre tartamudo y sordo que fue sanado por Jesús, una curación que como veremos significa mucho más que un milagro. Es una curación que habla de la necesidad de recuperar la capacidad de escuchar-entender y de hablar-proclamar. El texto también nos coloca delante el desafío que implica el trabajo de las iglesias con las personas con discapacidad.

Imponer las manos: comunicar un don de Dios
Jesús atravesaba la región de la Decápolis, las diez ciudades de fuerte presencia de cultura griega y de la fuerza militar del imperio romano. Dice el texto que le llevaron a un sordo que hablaba con dificultad para que Jesús le impusiera las manos. Era usual que Jesús sanara a través del gesto de imponer las manos. En la cultura bíblica, la imposición de manos es una señal de bendición (Gn 48.14; Lv 9.22; Mc 10.16; Lc 24.50-51), de traspaso de autoridad conferido por personas que ya lo han recibido anteriormente (Nm 27.18-20), de sanidad (Mt 9.18; Mc 6.5) o de recepción del Espíritu Santo (Hch 8.17; 19.6).
No se trata de un acto de magia que comunica un poder misterioso, sino de un gesto que quiere comunicar un don que viene de la comunidad, y que esta ha recibido de Dios, un don de amor y compromiso que tiene que pasar por los afectos, por la experiencia de sentirse parte de una familia, del cuerpo que es la iglesia, ¿no son las manos aquellas partes de nuestro cuerpo que de manera especial acogen, reciben, saludan, transmiten calor y energía, amistad, aceptación?
Las manos que se imponen sobre la cabeza de la persona son manos que también cubren, protegen, consuelan, animan, afirman. La imposición de manos indica además una responsabilidad que se comparte, un don que no puede ser exclusivo de un grupo. Es el gesto primordial de la solidaridad y el desprendimiento, el gesto esencial del evangelio. ¿Cuántas cosas pudo haber significado para aquel hombre que no podía escuchar y que hablaba con dificultad, el hecho de que Jesús le impusiera las manos? Aquella curación de Jesús había sido un gesto de liberación, estaba devolviendo la posibilidad de escuchar y de hablar.
Jesús dedicó la mayor parte de su ministerio público a la atención a las personas con discapacidad, enfermos crónicos y pobres, haciendo presente aquel pensamiento bíblico de que “para Dios no hay diferenciación de personas”. Aquellos que son excluidos por la sociedad, son incluidos por Jesús en el reino de Dios. La Organización Mundial de la Salud ha indicado que el 10 % de la población en el planeta tiene algún tipo de discapacidad, ya sea motora, sensorial o intelectual, y esto significa que un 25 % de la población mundial tiene contacto directo con una persona con discapacidad.
Existen algunos mitos en relación a las personas con discapacidad, los cuales tienen todavía una fuerte presencia en nuestra sociedad. El mito de “la mercancía dañada” considera que la persona con discapacidad es una mercancía defectuosa, por lo tanto su vida no vale la pena ser vivida o respetada; el mito de “la insensibilidad al dolor” describe a las personas con discapacidad mental y emocional como insensibles al sufrimiento, que entienden y que sienten menos que los demás; el mito de “la amenaza de la discapacidad” ve a las personas con discapacidad como un peligro y una amenaza para la sociedad, y “el mito de la indefensión” las presenta como personas débiles, como víctimas.
Aunque aún persisten mitos como estos y otros, mucha ignorancia y rechazo en la sociedad hacia las personas con discapacidad, muchas iglesias están respondiendo al desafío de la atención pastoral a personas con discapacidad y para ello están trabajando en coordinación con organizaciones especializadas de salud, porque el trabajo con personas con discapacidad no solo requiere de sensibilidad ante el tema sino de una preparación adecuada para trabajar con ellas.

Escuchar y hablar: recibir y dar
Sabemos que los evangelios son textos que no solo hablan de Jesús sino que también reflejan la vida de las primeras comunidades cristianas. Este episodio de curación puede también ilustrar la reacción que el evangelio provocaba en la gente, unos lo recibían con agrado, otros lo rechazaban y cerraban sus oídos al mensaje.
El orden en que se dan los momentos de la curación del tartamudo y sordo es sugerente y pueden indicar cómo se da la experiencia del encuentro con el evangelio. Primero recibimos el evangelio, lo escuchamos, lo conocemos, lo sentimos, reconocemos en nuestro propio cuerpo el gesto salvador del amor de Dios. Porque la salvación no es algo que debe ser solo entendido sino también recibido, incorporado a nuestra vida, el evangelio tiene que hacerse carne de nuestra carne, tiene que pasar no solo por el intelecto sino por la piel, por los sentidos, por la vida toda. La salvación que Jesús ofrece es algo palpable y concreto. Después viene el acto del testimonio, de contar a los demás cuál ha sido nuestra experiencia cuando encontramos a Jesús y cuando Jesús nos encuentra.
Oídos abiertos para recibir el evangelio, y labios dispuestos para proclamar lo que el amor de Dios ha hecho en nuestra vida. El hombre que era tartamudo ahora se convierte en un discípulo, en un misionero, en un evangelista, en alguien que formaba parte de la comunidad cristiana y que proclamaba el evangelio. Aquel que era considerado una persona maldita por su enfermedad, ahora se convierte en canal de la bendición de Dios para sus vecinos, amigos y familiares.
El mensaje de Jesús penetra en nuestro cuerpo a través de la escucha, y del mismo modo, el mensaje sale de nosotros al mundo al ser desatadas todas las cadenas que nos impedían tanto escuchar como hablar. En los tiempos de Jesús, una persona enferma cargaba la acusación social y religiosa de ser un pecador. La persona enferma era una persona excluida, rechazada, no tenía valor en sí misma, no contaba para los demás. Aquel hombre que no podía escuchar ni podía hablar correctamente representa no solo la terrible situación de una persona enferma sino también la más indigna de las situaciones humanas: no tener la posibilidad de recibir y la posibilidad de dar. Era el cuadro de una total deshumanización, de la imposibilidad de vivir como ser social, como ser humano creado a imagen y semejanza de Dios, una persona despojada de sus más elementales derechos.
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RENOVACIÓN DEL PROTESTANTISMO (II)
Juan Antonio Monroy
Protestante Digital, 21 de noviembre de 2012

Parodiando otras palabras de Ortega y Gasset escritas en el diario El Sol, de Madrid, el 29 de octubre de 1918, me permito decir a los jóvenes evangélicos: “Ha llegado vuestra hora. Haced de este protestantismo nuestro un ensueño de mocedad, un paisaje limpio y fecundo. Romped, tajad. Acertar a imponeros los grandes deberes rigurosos y recoged en vuestras almas el entusiasmo y el dolor que nutre toda creación. Modernizad las iglesias. Es hoy la jornada de la juventud”.

Mayor presencia de la Biblia en el culto de la iglesia
Es preciso reivindicar la importancia, el valor y la presencia de la Biblia en el culto dominical. Estamos cayendo en el abandono de la Biblia. En nuestros cultos se dedica más tiempo a la alabanza, a la música, a los testimonios, a oraciones vacías, que a laexposición de la Palabra de Dios. El fenómeno viene dado porque la gente no aguanta que se les hable una hora de Dios. Quieren participar, escuchar música, mucha música. Lo triste es que aplauden la música, pero no se quedan con la letra.
“Esta es la palabra de Dios” dijo Hernán Cortés a Moctezuma en presencia de aztecas y de españoles, entregándole un ejemplar de la Biblia. Moctezuma aplicó el libro a su oído: “no oigo nada” contestó el emperador azteca. Se escucha en las reuniones palabra humana en exceso. Es preciso oír más la Palabra divina.

Nuevas formas de evangelización
La evangelización del siglo XXI ha de volver a los patrones del siglo primero. En el siglo XX hemos ensayado todos los métodos para evangelizar. Las grandes campañas, la televisión, la radio, la prensa escrita, y ahora internet. Todos esos sistemas están agotados y actualmente son poco efectivos. Hay que volver al testimonio personal, al tú a tú, al casa por casa, a los recursos de la iglesia local.
Hace diez años había en Cuba 200.000 evangélicos. Hoy se calculan 400.000. La razón de este crecimiento es que el Gobierno cubano no permite la construcción de nuevos templos y las iglesias han recurrido a los domicilios particulares. Son las llamadas “casas culto”.
Los cristianos de hoy nos encerramos en nuestras casas, blindamos las puertas, no permitimos la entrada a gente extraña ni tampoco salimos de ellas para hablar de Cristo al vecino de enfrente.

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EL CMI VE COMO PASO POSITIVO EL NUEVO STATUS DE PALESTINA EN LA ONU
ALC Noticias, 1 de diciembre

El recién actualizado estado de Palestina ante las Naciones Unidas (ONU) es visto como un paso positivo en la dirección hacia la paz por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), como un compromiso a largo plazo para una solución de los dos estados, dijo el viernes el Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, secretario general del CMI.
“Corresponde ahora a las dos partes, Israel y Palestina, avanzar en este proceso", dijo Tveit. "La votación en la ONU confirma que la solución de dos estados es el mejor camino hacia la paz en la región. Sin eso, el futuro es aún más la violencia y la inseguridad, y la continua tragedia para ambos pueblos".
Tveit hizo sus comentarios tras la decisión de la Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de reconocer la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como un "Estado observador no miembro". La moción fue aprobada por más del necesario dos tercios.
Anteriormente, la participación en la ONU había estado en el reconocimiento de la Organización de Liberación de Palestina como un "observador permanente". Un intento en 2011 para instalar la Autoridad Palestina como miembro pleno de la ONU-estado fue estancado en el Consejo de Seguridad.
"El CMI siempre ha hablado a favor de una solución de dos estados", recordó Tveit. Desde ya en su primera asamblea en 1948, el CMI ha defendido los derechos de Israel y Palestina a ser estados libres e independientes.

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