REFORMA PROTESTANTE Y MODERNIDAD: UNA GRAN APORTACIÓN DE JUAN
A. ORTEGA Y MEDINA
Protestante Digital, 27 de octubre de 2013
No ha habido desde entonces revolución de hombres que no haya
marchado al compás de sus vibrantes tolones y tilines: los santos y cabezas
redondas de Cromwell, los minutemen y
patriotas de Norteamérica, los sansculottes
de Francia, los llaneros y chinacos de Hispano América, y los liberales, los
socialistas, comunistas y anarquistas de ayer y hoy, todos sin excepción, han
desfilado y desfilan rumbo al horizonte impreciso de la libertad acompañados,
como en la Obertura 1812, de un
voltear de bronces indescriptible: frente al espíritu autoritario del
catolicismo, el espíritu de libertad encarnado y defendido por el
protestantismo sembraba la simiente de todas las revoluciones modernas.[1]
J.A. Ortega y Medina
A
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sólo cuatro años
de distancia para las celebraciones de los 500 años del inicio de la Reforma
religiosa luterana resulta especialmente llamativo que este año coincidieran
dos fechas cuya relación nos proponemos explicar en esta serie de artículos:
primero, que en 2013 se cumplieron 450 años de la publicación del Catecismo de
Heidelberg, uno de los monumentos doctrinales de la tradición reformada surgido,
paradójicamente, en el país natal de Lutero, y en una ciudad donde éste
presentó sus tesis reformistas; y segundo, los 100 años del nacimiento de uno
de los estudiosos más perspicaces, pero poco conocidos, de la Reforma
Protestante en su vertiente conocida como “magisterial” o “clásica”: Juan A.
Ortega y Medina, malagueño de nacimiento, pero mexicano por adopción, quien
falleciera en la capital azteca en julio de 1992, luego de una fecunda carrera
como profesor de la UNAM, y en la que fue discípulo de Edmundo O’Gorman.
Durante todo el año, dentro y fuera de Alemania se han
sucedido diversos eventos encaminados a destacar la importancia del catecismo,
encargado por el príncipe elector Federico III, del Palatinado, a Zacarías
Ursino y Gaspar Oleviano, profesores de teología de la Universidad de
Heidelberg, a fines de 1562. Uno de los más completos sitios de internet al
respecto es el promovido por el Seminario Teológico Reformado Canadiense (www.heidelberg-catechism.com/en/), que
bajo el título “Un sumario sin edad del consuelo interminable”, abarca todos
los aspectos imaginables relacionados con el documento: historia, origen,
autoría, tópicos, sermones, etcétera. Por su parte, para conmemorar el Domingo
de la Reforma, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) dio a conocer Compartiendo la fe. Catecismo de Heidelberg,
1563-2013, un cuadernillo de 40 páginas que incluye un estudio sobre su
contexto histórico y teológico, además de otros materiales bíblicos y
litúrgicos.[2]
El estudio en cuestión destaca el énfasis del catecismo en el consuelo divino,
a partir de la famosa respuesta a la primera pregunta (“¿Cuál es tu único
consuelo tanto en la vida como en la muerte?”):
Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte,
no me pertenezco a mí mismo, sino a mi fiel Salvador Jesucristo, que me libró
del poder del diablo, satisfaciendo enteramente con preciosa sangre por todos
mis pecados, y me guarda de tal manera que sin la voluntad de mi Padre
celestial ni un solo cabello de mi cabeza puede caer antes es necesario que
todas las cosas sirvan para mi salvación. Por eso también me asegura, por su
Espíritu Santo, la vida eterna y me hace pronto y aparejado para vivir en
adelante según su santa voluntad.[3]
El 12 de agosto
pasado, el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM presentó el
primer tomo de las obras de Ortega y Medina (Europa moderna), de un total
anunciado de siete, en edición de María Cristina González Ortiz y Alicia Mayer,
constituido por dos obras: Reforma y
modernidad, tesis de Maestría en Historia defendida en 1952, pero inédita
hasta 1999, El conflicto anglo-español
por el dominio oceánico. Siglos XVI y XVII (UNAM, 1981), así como unas
líneas autobiográficas, y un par de ensayos entre los que sobresale “Lutero y
su contribución a la modernidad”. En el primero, este autor, profundo conocedor
de la Reforma y la Contrarreforma, analiza incisivamente los entretelones de la
Reforma luterana y calvinista, además de su trasfondo en España, Alemania e
Inglaterra. Un vistazo al contenido bastará para que, en este primer
acercamiento, los lectores/as aprecien la magnitud del trabajo de Ortega y
Medina:
1. Los obligados
antecedentes históricos. El desvío de la misión providencial. La idea imperial
de Carlos V.
2. Proyección y
trascendencia histórica de la Reforma. El dogma de Lutero. El dogma de Calvino.
La Reforma y el capitalismo. Reforma, revolución y modernidad. La Reforma y las
ideas económicas tradicionales.
Luego de detallar
la situación en España y Alemania, y al exponer el tema luterano de la
justificación por la fe, el autor se refiere al Catecismo de Heildeberg, pues
cita la pregunta 60 del mismo:
Aunque mi conciencia no reprocha el haber pecado gravemente
contra los mandamientos de Dios y me reconviene por no haber guardado ni tan
siquiera uno solo, y me echa en cara continuamente mi inclinación al mal. Dios,
sin ningún mérito de mi parte y por su pura gracia, me confiere y me imputa,
sin embargo, la satisfacción cabal de Jesucristo, su justicia y santidad, como
si yo no hubiera nunca pecado y como si no hubiese realizado el acto de
desobediencia que me fue impuesto; a condición
tan sólo de
que aceptase dicho beneficio
que me fue impuesto; a condición tan sólo de
que aceptase dicho beneficio con un corazón creyente.[4]
Como muestra de la argumentación
histórica, ideológica y cultural que desarrolla a lo largo de la obra, y en la
que discute intensamente las diferencias entre catolicismo y protestantismo,
sin simpatizar necesariamente con este último, presentamos esta cita, que nos
servirá como base para acompañarlo minuciosamente en su periplo analítico:
El católico posee la libertad trascendental,
pero es esclavo del mundo. […] Hay pues, un desequilibrio entre el ideal a que
se aspira y las exigencias que la realidad impone. El calvinista, por contra,
es esclavo de la trascendentalidad, pero vive en el mundo: y gracias a su vivir
intramundano y activo puede manumitirse del yugo predestinatorio. [...] De
parecida manera bien pudiera el protestantismo haber hecho del hombre un siervo
de la allendidad, pero un amo y señor de la aquendidad.[5]
Como se ve, su caracterización teológica y doctrinal no evade algunos
aspectos que podrían calificarse de “metafísicos”, pues su revisión de los
diversos aspectos religiosos de ambas tradiciones es apasionada y sugerente.
Integrante del exilio español (llegó a México en 1941), Ortega y Medina forjó
una obra que merece mucha mayor atención de la que ha recibido, a ambos lados
del Atlántico, especialmente en lo que atañe a los conflictos socio-políticos
entre España y los países anglosajones, además de la importancia de la Reforma
Protestante en la construcción y consolidación de la modernidad, todo ello
plasmado en obras como Destino
manifiesto. Sus razones históricas y su raíz teológica (1972) y La evangelización puritana en Norteamérica
(1976). Él mismo se refirió a la aportación de los historiadores españoles que
se quedaron en México en un texto memorable.[6]
[1] J.A. Ortega y
Medina, Reforma y modernidad. Ed.
de Alicia Mayer. México, Instituto de Investigaciones Históricas/UNAM,
1999 (Historia general, 19), pp. 142-143.
[2] El cuadernillo se puede descargar en: http://wcrc.ch/wp-content/uploads/2013/08/Reformation-Sunday-Brochure-2013-Spanish.pdf. El autor del estudio mencionado es el profesor Lyle D.
Bierma, del Seminario Calvino (Grand Rapids, Michigan), quien antes ha
publicado The covenant
theology of Caspar Olevianus (1996; 2ª ed., 2005), The doctrine of the sacraments in the
Heidelberg Catechism (1999), An
introduction to the Heidelberg Catechism. Sources, history, and theology (2005). Y, este mismo año: The theology of the Heidelberg Catechism. A Reformation synthesis.
[3] Catecismo de
Heidelberg. Enseñanza de la doctrina cristiana. 4ª ed. Rijskwijk (Países
Bajos), Fundación Editorial de Literatura Reformada, 1993, p. 13, www.felire.com/descargas%20pdf/catecismo%20de%20heidelberg.pdf.
No se han incluido las citas bíblicas. Recientemente, ha aparecido el
volumen Símbolos doctrinales de la iglesia.
Credos, confesiones y catecismos de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México
(Publicaciones El Faro, junio de 2013, 606 pp.), una mala copia del Libro de Confesiones de la Iglesia
Presbiteriana de Estados Unidos (2004, comité a cargo
de la traducción al español: M.I. de García, C. Arrastía, J. Garza, y J.L.
Velazco M.,
www.pcusa.org/media/uploads/curriculum/pdf/confessions-spanish.pdf), puesto que la mayor parte de las introducciones a los
documentos fue tomada de sitios de internet, con lo que el trabajo del
Ministerio de Educación deja mucho que desear, una vez más, puesto que, en el
colmo del pésimo trabajo editorial (que deja pasar una errata como “Catesismo”,
p. 585) y renuncia a hacer el trabajo que le ha sido encomendado, incluye como
prólogo un texto de Óscar Hernández Juárez, anciano de iglesia y empleado de
larga trayectoria de El Faro. Además, a diferencia del Libro de Confesiones y sin explicación alguna, se excluyó del
volumen la Declaración de Barmen (1934),
documento fundamental de las iglesias reformadas del siglo XX, y se incluyen
tres páginas dedicadas a la Institución
de la Religión Cristiana, de Juan Calvino, como muestra de otra falla
teológica más.
[4] J.A. Ortega y
Medina, op. cit., pp. 90-91. El autor no consigna la edición del
catecismo que consultó.
[5] J.A. Ortega y
Medina, op. cit., p. 160, nota 181.
[6] J.A. Ortega y Medina, “La aportación de los historiadores españoles
trasterrados a la historiografía mexicana”, en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, UNAM, vol.
10, 1986, pp. 255-279, www.historicas.unam.mx/moderna/ehmc/fichas/f131.html.
Cf. M.C. González Ortiz, Juan A.
Ortega y Medina: entre Andrenios y Robinsones. México, Instituto Nacional
de Antropología e Historia-UNAM, 2004.
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