OREMOS POR TODAS LAS PERSONAS
IMPLICADAS EN LA ESCUELA BÍBLICA DE VACACIONES. ¡QUE EL SEÑOR HAGA SU OBRA!
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CULTO
DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 26 de julio,
19 hrs.
Modera:
D.I. Laura Cabrera B.
Llamamiento: Salmo
18.1-7
Oración de ofrecimiento
Himnos:
“A cada instante te necesito” (360)
“Día en
día” (317)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Jeremías
4.1-18
Tema: Los peligros históricos
Himno: “Oh, Cristo mío” (320)
Ofertorio
Bendición pastoral
ALARMA Y AMENAZA
José
María Ábrego de Lacy
Ya no es Israel, sino Judá y más en
concreto Jerusalén que se menciona varias veces (Jr 4.5, 6, 10-11, 16). Judá va
a ser atacada por un genérico enemigo del Norte, que el Señor enviará contra
ella. Si no hay conversión, el pecado del pueblo merecerá la destrucción total.
Pero todavía es posible la salvación. 4.5-31. constituye este pasaje el primero
de los tres paneles señalados más arriba. La descripción es tan viva que
reproduce el sonido de la amenaza; la sonoridad y la concisión acompañan al
mensaje. El Señor manda dar la alarma; el toque de trompeta anuncia la llegada
del enemigo; su devastación horroriza y angustia; aunque los falsos profetas
pretenden evitar el caos, éste es inevitable y la angustia se apodera de la
población; la capital, Sión, entra en agonía.
En Jr 4.5-18
Jerusalén escucha el sonido de la trompeta, porque no ha escuchado la voz del
Señor. El iza el estandarte que convoca al enemigo. El estandarte es un término
guerrero ya utilizado por Isaías (Jr 5.26; 11.12). En la guerra sufren primero
los responsables de la maldad: rey, sacerdotes y profetas.
La mayoría de
éstos anuncian paz, engañando al pueblo. De ahí la acusación de engaño lanzada
contra el Señor (Jr 4.10). El viento ardiente, que todo lo seca, y el viento impetuoso,
inútil para el campesino, constituyen los elementos del juicio divino.
Llegan las
tropas enemigas en Jr 4.19-21. Se recoge el lamento del pueblo. El dolor tiene signos
externos (tierra devastada, tiendas destruidas, pabellones derribados), pero
penetra hasta lo más profundo del corazón. Frases lapidarias describen el
resultado (Jr 4.22-31): la naturaleza vuelve al caos inicial (Jr 4.23-28), las
ciudades quedan vacías (Jr 4.29), no hay salvación (Jr 4.30-31). Siempre queda
flotando la pregunta ¿por qué? El Señor explica la causa: el pueblo es insensato
al no reconocer al Señor. Si no ha querido conocer al Señor de la bendición,
tendrá que reconocer al Señor del juicio.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
31 – Taller bíblico: Mensaje bíblico y coyunturas
sociales
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