Marcos 1:1-15
Evangelio
de Marcos el segundo evangelio de los sinópticos y muy posiblemente el primero
en ser escrito entre los años 65 y 69 d. de C. la opinión generalizada es que
el autor es Juan Marcos, hijo de cierta María, sobrino de Bernabé, ayudante de
los apóstoles Pablo y Pedro.
El
historiador Eusebio cita unas palabras de Papìas, uno de los llamados padres de
la Iglesia, el cual refiriéndose a Marcos dice: fue el intérprete de Pedro,
puso puntualmente por escrito, aunque no por orden, cuantas palabras y hechos
del Señor recordaba. Porque Marcos ni había oído al Señor ni le
había seguido, sino que fue más tarde en el acompañamiento a Pedro donde logro
captar todas las enseñanzas que este compartía a sus oyentes. Y no se equivocó al escribir las cosas que
conservaba en su memoria, porque tuvo buen cuidado de no omitir ni torcer nada
de lo que había oído de Pedro usando un lenguaje preciso y enérgico como si
fuera un reportaje.
Marcos,
más que los demás evangelistas, nos muestra, antes que nada, a Jesús actuando y
concentra su atención en los gestos y en las acciones de Jesús. A diferencia
de los otros evangelios no encontramos en éste largos pasajes de enseñanza. El
relato que Marcos pinta de Jesús es el de verdadero hombre, de carne y hueso,
capaz de sentir las mismas fuertes emociones y los sentimientos característicos
de cualquiera de nosotros.
Este
evangelio relaciona el inicio del ministerio de Jesús con la actividad de Juan
el bautista, y Juan lo relaciona con la profecía del profeta Isaías, complementándola
con la profecía de Malaquías, no menciona ninguno de los puntos de referencia
que eran comunes en los libros de historia de la época de los gobernantes y sus
años de gobierno, no ofrece una genealogía, que es tan
prominente en el Evangelio de Mateo, porqué un rey debe tener una genealogía, en
cambio un siervo, solo necesita referencias y no una "constancia de su
linaje ". La cuestión no es quiénes son sus antepasados,
sino más bien cuáles son sus acciones y si es capaz de llevar a cabo su misión
en obediencia. Sin embargo
se concentra en describir el glorioso cumplimiento de las profecías que hemos
descrito dando paso a quien el Señor había elegido para traer las buenas nuevas
de su Reino.
De
esa manera Marcos insinúa en la porción bíblica que nos ocupa, que la historia
que él escribe no es una historia profana, sino la culminación de la historia
del pueblo de Dios, iniciada desde mucho antes.
Versículos
del 1 al 3:
1 Principio, del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
2
Como está escrito en Isaías el profeta: “He aquí yo envió mi mensajero
delante de tu faz. El cual preparara tu camino delante de ti”
3
“Voz del que clama en el desierto. Preparad el camino del Señor; Enderezad sus
sendas.
Todos sabemos que la connotación actual de la palabra evangelio tiene su
origen en el Nuevo Testamento donde es usada más de 75 veces y significa
“buenas noticias” y dentro de la
misión que el Señor le encomendó a Jesús, a su Hijo encarnado, esto se traduce
en el testimonio que vino a dar en la tierra enseñando lo que es el amor, la
misericordia, la justicia y la confianza en Dios, sin olvidar mencionar en
honor a la verdad que tenía que entregar su vida por nuestros pecados.
Aunque durante el desarrollo de ese testimonio existe en el pueblo al
principio un gozo desbordante porque al fin había llegado el salvador; este es seguido también de una desilusión
llena de dolor profundo por la forma tan brutal y espantosa en que entrega su vida
en la cruz y con ello se derrumba la esperanza y la ilusión que había forjado inicialmente
en aquellos que no lo identificaron como el Mesías, y el resultado es que al
final con la resurrección su pueblo pudo comprobar que toda potestad le había
sido dada por el Padre inclusive el poder sobre la muerte. Y esas son las buenas nuevas de salvación que
por gracia recibieron los que le creyeron y aun nosotros que creemos sin
haberlo visto y por gracia recibimos y que hemos sido llamados a proclamar la
venida del Reino de Dios.
En las sagradas Escrituras encontramos tres referencias sobre el termino
principio marcando el inicio de algún acontecimiento; guardando el orden
cronológico vamos a encontrar en el evangelio de Juan que dice: “En el
principio era el Vervo y el Vervo era con Dios, y el Vervo era Dios. De
lo cual como humanos no tenemos la más remota idea de cuánto tiempo se está
hablando, pero confiamos en que es verdad
porque tener fe para creerlo no significa que tenga que buscar a través
del método científico la comprobación de este hecho, me basta con usar la
inteligencia que Dios me dio para comprender lo que Él quiere revelarme y saber
que en el pasado humanamente hablando y desde la eternidad Dios quiso mostrar
su misericordia en rescate por nosotros y se humano dejando su trono de gracia.
En segundo lugar el libro de génesis también nos habla de esto: “En el
principio creo Dios los cielos y la tierra” aquí ya no hablamos de la
eternidad, sino del acontecimiento por medio del cual el Señor da inicio a su
creación en la tierra la cual incluye el manejo del tiempo por medio del día y
la noche, debemos reconocer que con todos los esfuerzos que han hecho los
científicos solo presumiblemente se puede establecer una edad de 4,530 millones
de años, mientras que para el pueblo de Dios no tiene gran importancia la edad
de la tierra pues si en la escritura Dios no lo revela es porque no es
importante, lo importante para Él es que comprendamos cual es nuestro propósito
aquí en la tierra y lo cumplamos en obediencia.
Y en tercer lugar precisamente Marcos nos habla del “Principio del
evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”
En este caso si contamos con una referencia que nos puede acercar a
establecer una fecha, pero sin que esta sea precisa. Por lo que esa fecha es
carente de importancia ante el hecho de que la escritura nos está hablando del
inicio del proceso llamado evangelio, porque evangelio no solo se trata de que
veamos a Jesús como el portador de las buenas nuevas enviadas por nuestro Padre
Celestial, sino que logremos discernir que Jesús es la Encarnación de Dios, para que su carne heredara la
pecaminosidad de nuestros primeros padres y que también nos fue transmitida a
todos nosotros, “Al que no conoció
pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia
de Dios delante de Él” 2ª Cor. 5:21 y
entonces ahora siendo hombre como cualquiera de nosotros pudiera pagar el
precio del pecado que es la muerte, “porque la paga del pecado es muerte, más la
dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Rom. 6:23 el Señor se cobró a si mismo con la sangre de
su Hijo lo que tenía que habernos cobrado a nosotros con nuestra sangre convirtiendo
a su Hijo pecado sin que él hubiera cometido uno solo, “el cual no hizo pecado, ni se halló
engaño en su boca” 1ª Ped. 2:22 y esto no significa que al Señor le guste
estar jugando con nosotros, sino que una
de las virtudes de Dios llamada presciencia
y que consiste en conocer las cosas antes de que acontezcan le permitió saber
que nadie ni nada de lo que pudiéramos hacer o intentar iba a sacarnos de
nuestro estado de pecado, 1ª Ped. 1:2
“elegidos
según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer
y ser rociados por la sangre de Jesucristo: gracia y paz os sean
multiplicadas” y esto permite a
Dios llamar las cosas que no son, como si fuesen Rom. 4:17 (como está escrito: te he puesto
por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da
vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen" pero lo que movió a Dios para sacarnos de ese
estado de pecado, fue su amor ágape, su
amor perfecto, rescatándonos de nuestra
vida de inmundicia en que vivíamos y nos
ha liberado del pecado, y hoy en nuestra
era través de Marcos revelándolo para que lo creamos quienes no lo vimos y siendo
testigos quienes si lo vieron y lo creyeron dando toda la honra y la gloria porque
Jesucristo resucito y este es el final feliz del proceso del evangelio que
Jesús a través de su resurrección ha compartido solamente por gracia la gloria
de su triunfo sobre la muerte con nosotros liberándonos de ella y haciéndonos
sus hermanos.
Estas son las buenas nuevas como las entendemos los cristianos. Por
eso hermanos cuando nos acercamos a la mesa del Señor esto es lo que nos pide
antes de tomar el sacramento que discernamos este proceso y que no lo veamos
como un hecho histórico lleno de frivolidad.
Por lo antes expuesto no significa entonces que se trata de la historia
de Juan y Jesús, sino que estamos hablando de la instauración del Reino de Dios
a través del testimonio de su hijo Jesucristo, y el Señor nos invita a ser
súbditos suyos y espera de cada uno de nosotros que hayamos aprendido las
enseñanzas de su hijo y que alcancemos su estatura con su ayuda para que su
nombre sea glorificado.
Versículo 4-8
Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de
arrepentimiento para perdón de pecados.
Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y
eran bautizados por él en el rio Jordán, confesando sus pecados.
Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero
alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre.
Y predicaba, diciendo: Viene tras de mí el que es más poderoso que yo, a
quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado.
Juan había sido apartado por Dios para este ministerio, pertenecía a la
orden de los sacerdotes, la tribu de Leví, y se esperaba que sirviese en el
templo de Jerusalén, pero Dios tenía otros planes para él y le había llamado para
ser profeta y por ese motivo se
encontraba predicando en el desierto. Y mucha gente se dirigía hasta ese lugar para
escucharle.
Juan
anunciaba la venida del Señor, preparaba
al pueblo elegido a través del bautismo para la venida de Jesús prometiendo una
amnistía segura y total por el Mesías; es tiempo de que su pueblo se rinda a Él
por medio del arrepentimiento y la confesión de los pecados. Este
bautismo pone en movimiento a toda la provincia de Judea y su capital,
Jerusalén. Al confesar con arrepentimiento sus
pecados y bautizarse, la gente estaba aceptando la predicación de la Palabra de
Dios en la voz de Juan el Bautista, y no solamente por su voz era escuchado y
seguido, sino por su testimonio que hablaba de él mucho más que todas las
palabras que pudiera pronunciar esto es lo que hace de un cristiano un
verdadero evangelista; los lugares donde predicaba eran habitados por gente
pobre, enferma, marginada que vivía en la miseria, en la actualidad, las iglesias u organizaciones están situadas donde la
gente vive en lugares céntricos o bien
comunicados para facilitar el acceso rápido y cómodo de las personas y nos
olvidamos de los lugares apartados donde no existen los servicios públicos como
drenaje, agua, luz y ya nadie quiere ir a predicar ahí.
Juan el Bautista no siguió esa estrategia, sino que se alejó hacia la
soledad del desierto y fueron las multitudes las que tuvieron que dirigirse
hacia allí para poder escucharle y por los alimentos que comía y su ropa se destaca que Juan
no sólo era un hombre del desierto, sino que además era el predicador de
penitencia, semejante a Elías, estas palabras nos revelan algo de
su notable personalidad. Inspiraba a las multitudes que le rodeaban
porque lo acompañaba el Espíritu Santo y le daba ese carisma. Era un hombre extraño y con un carácter muy fuerte
que expresaba su pensamiento sin moños y sin listones, pero la mejor forma de calificarlo fue
aquella en que le describió el profeta Isaías, presentándole como una voz, era tan solo una voz de autoridad, un
instrumento en las manos de Dios; predestinado para abrir zanja al que venía a
instaurar el Reino de Dios.
Juan el Bautista era una persona verdaderamente humilde. el contenido del mensaje de Dios a través de
su siervo Juan, siempre fue Cristo-céntrico: "Viene tras mí el que es más
poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su
calzado". El que viene es hombre, pero su calzado no impide que merezca
adoración divina. Además de decir
algo de la grandeza de Jesús, Juan habla también de la grandeza de su obra. Juan bautiza con agua, pero el más poderoso
bautizará con el Espíritu Santo. Los profetas habían hablado que Dios, al final
de los tiempos, derramaría su Espíritu sobre el pueblo.
Y
hermanos esto lo digo con mucha tristeza, en muchas iglesias se predican
multitud de temas que están muy lejos de la Cristocentricidad con que Dios
quiere que se predique su evangelio, se predica sobre la doctrina de la
prosperidad, sobre la guerra espiritual, doctrina de la liberación, sobre
infinidad de temas que nada tienen que ver con el evangelio, por eso toda
predicación que no lleve el mensaje cristo céntrico es estéril, porque no es
aprobado por Dios y por tanto no trae fruto.
El Señor no envió a su Hijo en rescate
de nosotros para que viéramos de manera insignificante su portentoso y doloroso
sacrificio en la cruz y para que lo pisoteáramos intransigentemente usándolo en
apariencia para otros fines particulares que están muy lejos de anunciar las
buenas nuevas del Reino de Dios.
Versículo 8:
Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizara con el
Espíritu Santo.
Juan con toda humildad basándose en las prácticas judías de abluciones
ancestrales que se acostumbraban desde el siglo II a. de C sobre todo los
Esenios y la comunidad de Qumrán practicaban los baños rituales y que quienes
participan el rito decían “y cuando su carne es rociada por el agua
purificadora y santificada por el agua limpiadora, será hecha limpia por medio
de la humilde sumisión de su alma a todos los preceptos de Dios”
Juan expone al pueblo de Dios que su forma de bautizar es simbólica es
transitoria y provisional y solo constituye el testimonio externo de un proceso
interior que estaría siendo cambiado en la persona hasta que viniera el que
bautizaría en Espíritu, por lo tanto él solo estaba ayudando a instaurar con
esta señal el inicio de la era Mesiánica.
Porque reconocía que el bautismo con el Espíritu Santo solo podía
impartirlo Jesús.
Versículo 9:
Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue
bautizado por Juan en el Jordán.
Jesus aparece en escena después de 30 años que abandono la pequeña
comunidad de Nazaret dando cabal cumplimiento a las profecías y encontrándose
con el que tenía la misión de anunciarlo y dar la señal de salida para que
diera inicio con su ministerio, la frase Jesus vino en ninguna manera
representa que fue obra de la casualidad.
Pero ¿porque Jesús tenía que ser bautizado? Ni el mismo Juan lo sabía,
lo muestra su desconcierto al tratar de impedirlo, pensando que él no podía bautizar a Jesús,
sino que Jesus era quien debía bautizarlo a él Mt. 3:14. Pero era necesario que
el Salvador se identificara con la humanidad de ahí la actitud de Jesús para
reconvenir a Juan de que era necesario bautizarse. El bautismo de Jesús significa que Él (aunque
no es pecador) solidariza con el pueblo y aprueba el bautismo de Juan como una
preparación necesaria a su venida.
Versículos 10 y 11
Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu
como paloma que descendía sobre él.
Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti
tengo complacencia.
En esta portentosa
escena encontramos en amplio concilio a la Trinidad revelándose, así como en el
principio se revela en su unidad para planear la creación, ahora lo hacen para
llevar a cabo el plan de salvación, ahí estaba “el Hijo” el siervo que había
sido destinado para servir hasta entregar su vida por nosotros y no para ser
servido como el Rey que era y que dejaba su trono de majestad para convertirse en
siervo de la humanidad. Estaba “el
Espíritu”, simbolizado en una paloma que
hiciera evidente la inocencia del Hijo, ya que era totalmente ajeno a la
culpabilidad de nuestro pecado, y descendiendo desde los lugares celestiales
para confirmar la divinidad del unigénito “Hijo de Dios” y para que su pueblo
lo identificara.
Y finalmente se
hace presente la voz del padre al pronunciar su complacencia, ese profundo e
inexplicable sentimiento que nos hace un nudo en la garganta y no cabe en
nuestro cuerpo y nos hace sentir como si el tórax nos fuera a reventar y que
solo lo produce la actuación de un hijo en obediencia que hace lo recto, lo
bueno, haciendo a un lado el orgullo, la soberbia y la vanagloria que pudiera
sentir por ser el hijo de un rey, y en
humildad muestra la disposición para rescatar a su pueblo del pecado y enmarcando esta escena toda la divinidad del
Padre siendo derramada sobre la persona de Jesús para que lo acompañe, le fortalezca
y lo guie en su ministerio que cuadro hermanos.
Versículo
12-13 “y luego el Espíritu lo impulso al
Desierto” “y estuvo ahí en el desierto
cuarenta días, y era tentado por satanás, y estaba con las fieras; y los
ángeles le servían”
Era necesario que
Jesús fuera probado en su calidad humana y el dominio propio que tenía sobre su
carne, por eso el Espíritu le impulsa al
desierto para ser sometido seguramente a muchas pruebas en las que se ve
implícito este objetivo y de las cuales la Escritura solo destaca las más
importantes.
El sentido bíblico
de la palabra tentación se relaciona con la idea de poner a prueba una cosa y
proviene del vocablo hebreo massah que proviene de una raíz que
habla de fundir un metal y en el NT y para el caso de Jesús la palabra
equivalente es peirasmos ya como verbo tentar o probar.
Pero ahí también
estaba el tentador tratando de seducir a Jesús para que pecara y con ello
obstaculizar la obra de Dios. Jesús nos enseñó
a orar para rogar a Dios que no nos meta en tentación, pero una cosa es cuando
somos probados por Dios para refinar nuestro carácter y otra cuando el mundo,
satanás o nuestra propia carne" (o inclusive la combinación de todas
procuran seducirnos hacia el mal, pero lo cierto hermanos es que las
tentaciones que ofrece el mundo o satanás, no tendrían ningún efecto en
nosotros si no estuviera en nuestro interior la concupiscencia, es decir
deseos, apetitos, codicia ilegitima y vehemente sobre lo que no es agradable a
Dios “……cada
uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia
es atraído y seducido” Stgo. 1:14, pero el soportar una tentación o
prueba también obtiene una bienaventuranza “bien
aventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la
prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
Stgo.1:12
Versículo 14-15 “Después que Juan fue encarcelado. Jesús vino
de Galilea predicando el evangelio del Reino de Dios” “diciendo: el tiempo se ha cumplido, y el
reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”
Estos versículos
dejan ver de una manera muy hermosa por qué llamaban a Jesús el Verbo, no
solamente porque de su viva voz provenían las declaraciones que de los profetas
estaban escritas y lo que antes de que los apóstoles escribieran Él mismo lo
estaba declarando, sino porque en su
persona ocurrían los acontecimientos que daban el significado al evangelio,
fue el protagonista principal de las buenas nuevas, con su testimonio nos
enseñó que como hombres, si confiamos en
Dios podemos vencer el pecado y hacer lo bueno delante de Dios, fue un hecho
real y no un ideal que perseguir; y fue a la vez el mensajero celestial
invitando de manera amorosa y cordial al arrepentimiento y a creer que Él era
el Mesías enviado por el Padre en rescate nuestro para que formemos parte del
Reino de Dios.
El tema de Marcos es de
sufrimiento, muerte y resurrección, y esta última es la prueba de la divinidad
de Jesús, pero también de que el evangelio merece verdaderamente el nombre
`evangelio', buenas nuevas. El Hijo
de Dios vivió en esta tierra como el Hijo del hombre. En el evangelio según Marcos no se advierte un
propósito tan evidente como en el caso de Mateo. Sin embargo, podemos apreciar que su
objetivo fue: consignar fielmente por escrito todos los acontecimientos
importantes de la vida de Jesús, para no olvidarlos y guardarlos contra
distorsión o falsificación.
Al
hacerlo, Marcos nos muestra claramente quien fue el Jesús que vivió entre
nosotros, y cuán grande es el mensaje del evangelio; este mensaje nos ofrece la
vida eterna en el reino de Dios, nos guía para conocer la vida que demanda para
que podamos estar en su presencia a su lado, cara a cara con Él ahora que hemos
sido reconciliados.
Marcos
empieza su libro con el evangelio de Jesucristo y termina con el mandato de
predicar este evangelio en todo el mundo. El propósito final, entonces, es mostrar la
grandeza del testimonio de Jesús y la importancia de la predicación del
evangelio lo cual representa el anuncio de la venida del Reino de Dios.
Podemos
agregar las palabras de Harrison: "Es posible que Marcos haya querido que
la publicación de su Evangelio alentase a la iglesia romana, que por esta época
estaba empezando a sentir los primeros efectos de la persecución a manos de
Nerón. Él menciona la persecución
como la suerte del discípulo en un lugar donde los otros sinópticos no la
mencionan (10:30). Pero éste, no es el propósito final de Marcos, sino el de
conservar la pureza del evangelio de Jesucristo para que las futuras
generaciones así lo recibieran. De modo que Marcos no cometió error alguno,
cuando escribió ciertas cosas en la forma en que las recordaba; porque se
dedicó solamente: a no omitir nada de lo que había oído, y a no incluir ninguna
afirmación falsa." La mayoría de los eruditos opina que Marcos es el
evangelio más antiguo, y que fue escrito después de la caída de Jerusalén y la
destrucción del templo, enfatizando que estos acontecimientos no eran nada más
que el principio de un tiempo duro y extremadamente difícil antes del retorno
de Jesús.
Hay probablemente más contenido en el primer capítulo del Evangelio de
Marcos que en ningún otro capítulo de la Biblia.
Lo importante es que podamos discernir con claridad el proceso del
evangelio lo cual representa la instauración del Reino de Dios, y aquí se
invierte para nosotros el orden en que lo hizo Jesús, Él primeramente lo proclamo, lo vivió en
carne propia: entrego su vida muriendo y después la recupero reviviendo y no
nos pide que también muramos en la cruz y que intentemos resucitar no, nos pide
solamente que le creamos, que hagamos nuestra esa muerte conscientes de que era
lo que merecíamos nosotros y lejos de vivirlo por el contrario nos libró de esa
muerte y nos hizo justos frente al Padre para merecer la vida eterna, entonces
que tenemos que hacer poner en práctica el amor, la misericordia, la justicia y
la sujeción a Él dar testimonio de que somos sus hijos y cuando verdaderamente
demos muestras de que si lo creemos podamos proclamarlo a quienes no lo saben
darles esas buenas nuevas.
Que el Señor nos de sabiduría y sensibilidad para aprovechar este
trabajo realizado por Marcos inspirado por Dios y sobre todo para que no sea en
vano el conocimiento que ha puesto en nuestras manos para que en libertad lo
proclamemos, y no para que solamente lo atesoremos y lo guardemos secretamente
para nosotros.
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