Alberto Durero, Manos en oración (1508)
19 Aunque soy
libre, vivo como si fuera el esclavo de todos.
Así ayudo al mayor número posible de personas a creer en Cristo. 20 Cuando
estoy con los judíos, vivo como judío, para ayudarlos a creer en Cristo. Por
eso cumplo con la ley de Moisés, aunque en realidad no estoy obligado a
hacerlo. 21 Y cuando estoy con los que no obedecen la ley de Moisés,
vivo como uno de ellos, para ayudarlos a creer en Cristo. Esto no significa que
yo no obedezca la ley de Dios. Al contrario, la obedezco, pues sigo la ley de
Cristo. 22 Cuando estoy con los que apenas empiezan a ser
cristianos, me comporto como uno de ellos para poder ayudarlos. Es decir, me he
hecho igual a todos, para que algunos se salven. 23 Y todo esto lo
hago porque amo la buena noticia, y porque quiero participar de sus buenos
resultados.
24 Ustedes saben que, en una carrera,
no todos ganan el premio, sino uno solo. Pues nuestra vida como seguidores de
Cristo es como una carrera, así que vivamos bien para llevarnos el premio. 25
Los que se preparan para competir en un deporte, dejan de hacer todo lo
que pueda perjudicarlos. ¡Y lo hacen para ganarse un premio que no dura mucho!
Nosotros, en cambio, lo hacemos para recibir un premio que dura para siempre. 26
Yo me esfuerzo por recibirlo. Así que no lucho sin un propósito. 27 Al contrario, vivo con mucha disciplina y trato
de dominarme a mí mismo. Pues si anuncio a otros la buena noticia, no quiero
que al final Dios me descalifique a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario