LAS MUJERES OLVIDADAS EN
LA HISTORIA DE LA IGLESIA: KATHERINE SCHÜTZ ZELL
(I)
Lisandro Orlov
ALC Noticias, 26 de febrero de 2015
La reforma protestante es conocida por repudiar la idea medieval
católica romana que la virginidad era espiritualmente superior al matrimonio y
a la familia. Esto fue positivo para las mujeres porque los roles básicos a los
que las confinaron en gran medida ya no fueron considerados viles y pocos
honorables. Sin embargo, la fuerte postura de la Reforma contra la vida
monástica, y el cierre de conventos, clausurando para las mujeres protestantes,
cierra lo que había sido una opción principal para el ministerio de la mujer.
Una mujer de espiritualidad e inteligencia excepcionales ya no podía sobresalir
por sí misma a través del sistema monástico, tal como ocurrió con Hildegarda de
Bingen. Sin embargo, las mujeres protestantes todavía encuentran formas de
eludir las restricciones impuestas sobre ellas por las enseñanzas protestantes.
Una de esas formas de eludir las restricciones consistió en la de casarse con
un líder protestante, y así fue como Katherine Zell (1497-1562) encontró un
lugar para su ministerio.
No he podido encontrar ninguna información
acerca de los primeros años de vida de Katherine Zell: dónde nació, quiénes
fueron sus padres, o cualquier otro detalle. En este sentido los prejuicios de
la Reforma contra las mujeres en el ministerio puede jugar un papel
significativo, ya que mientras la investigación Católica Romana y la
documentación de las vidas completas de sus santos parece igualmente cuidadosos
tanto de hombres como de mujeres, una mujer en los comienzos de la Reforma tal
como Zell parece haber sido de interés para los historiadores protestantes sólo
después de su matrimonio con el predicador luterano (y ex sacerdote católico)
Mateo Zell. La única información que pude encontrar acerca de la vida temprana
de Katherine Zell proviene de sus propios labios:
“Desde que tenía 10 años he sido una
estudiante y una especie de mujer de iglesia, muy dado a asistir a los
sermones. Me encantaba y frecuentaba la compañía de los sabios, y conversé
mucho con ellos, no sobre bailes, mascaradas, y otros mundanos placeres,
pero sobre el Reino de Dios”.
Mateo Zell finalmente fue excomulgado de la
Iglesia Católica por casarse, pero Katherine defendió su matrimonio señalando
que los sacerdotes católicos de la época eran conocidos por sus amantes y sus
seducciones, y que el matrimonio con un sacerdote era el ministerio de una
mujer que “levantaba de la degradación moral al clero”. Mateo Zell ciertamente
parecía considerar a su esposa como su socia y compañera en el ministerio: Como
la misma Katherine dijo, “Mi marido y yo nunca hemos tenido 15 minutos
desagradables No podríamos tener mayor honor que morir desechados entre los
hombres y crucificados sobre dos cruces y aún allí tendríamos palabras de
consuelo de uno para con el otro”.
ISABEL, MADRE
TARDÍA (I)
Margot
Kässmann
Si la maternidad temprana
tiene la ventaja de la ingenuidad, la tardía tiene el privilegio de la madurez,
de una vida ya sopesada. Son dos modos de vida radicalmente distintos. Una
mujer que es madre de joven puede afrontar el embarazo y el nacimiento de sus
hijos de una manera más despreocupada, y experimenta también antes una cierta
libertad en el cuidado de sus hijos. Una mujer que ya es mayor cuando queda
embarazada espera con una ilusión muy especial la llegada de ese hijo, cada
paso que da lo hace a conciencia, aprovecha esta oportunidad que le brinda la
vida como un gran regalo.
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No
obstante, también creo que hay límites de edad naturales. La menopausia marca estos
límites: que una mujer sea madre a los 65 años, como ocurrió hace poco en
Italia, es un poco irresponsable, si pensamos en el hijo. Hay que hacerse la
pregunta: ¿se trata de satisfacer los deseos de una mujer, o de ser responsable
con respecto al hijo? De todos modos, esto vale también en el caso de los
varones de edad avanzada, aunque la sociedad acepta mucho más fácilmente su
paternidad que la de las mujeres mayores.
Mucho
más dramático es el caso de las mujeres que no consiguen quedarse embarazadas
en países en los que el honor y la protección de la mujer dependen directamente
de que sea madre. En su libro Mil soles espléndidos, Khaled Hosseini describe
de un modo angustioso lo terriblemente brutal que resulta la vida en Afganistán
para una mujer que no cumple con su «obligación de parir». En muchos países musulmanes,
pero también en la India o en Etiopía, se conocen historias espeluznantes sobre
la desgracia de las mujeres que son incapaces de quedarse embarazadas. En el
caso de Isabel, faltaron la reputación y el honor. En otros casos, estas
mujeres se ven privadas de su derecho a formar parte de la sociedad en que han
nacido.
En
su sexto mes de embarazo, Isabel recibe la visita de su pariente, María, que también
está embarazada. En la Biblia se cuenta que Isabel siente cómo el niño se mueve
en su seno al llegar María. Esta es mucho más joven y está todavía en la
primera fase del embarazo. Isabel es mayor, y su embarazo está ya en el último
tercio. María se queda durante tres meses, así que hasta poco antes de que
Isabel salga de cuentas y hasta el punto en que su propio embarazo es
manifiesto. ¡Debieron de ser unas semanas intensas para las dos futuras madres!
Y no es de extrañar que, más tarde, los dos hijos que crecían en ellas se
hicieran tan cercanos. Sus madres hablaron largo y tendido sobre la felicidad
que sentían y sobre sus miedos; el temor ante posibles complicaciones sería un
tema de conversación tan recurrente como la risa acerca de los primeros
movimientos que sintió Isabel, y la duda de cómo se enfrentarían los padres al nacimiento
de esos hijos. Cuando están embarazadas, las mujeres tienen verdadera necesidad
de comunicarse.
El
que el corazón y la cabeza se intercambien los papeles por momentos se muestra
en el cántico de María, en el que da rienda suelta a su felicidad para
plasmarla en un grito de esperanza de cambio en las circunstancias políticas.
El Magnificat (Lucas 1,46-55) es uno de los cantos más bellos de la Biblia. Isabel
tendrá que soportar más tarde el rumbo especial que tomará la vida de su hijo Juan;
finalmente, este es asesinado y su cabeza exhibida en público. Tuvo una
relación especial con Jesús, a quien conocía ya desde el seno materno, dada la
unión que había existido entre sus madres, y a quien, siendo ya adulto,
bautizó. Debió de impresionar a muchos. Él mismo se veía como una especie de
precursor que le preparó el camino a Jesús. Juan «se fortalecía
espiritualmente», cuenta el Evangelio de Lucas (1,80). Seguro que eso también
tenía que agradecérselo a su madre Isabel.
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¿LLEGÓ LA REFORMA LUTERANA A AMÉRICA LATINA? (II)
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“Al igual que el idioma,
la religión tenía un papel muy importante para mantaner la identidad nacional
de los inmigrantes”, indica Daniel Lenski, quien realiza su tesis doctoral
sobre la historia de la iglesia luterana en Chile. Hoy, a pesar de mantenerse
en un lugar discreto, el luteranismo es una alternativa entre la hegemonía de
la Iglesia católica y las numerosas iglesias pentecostales de estilo
carismático y misionero.
"Es
un tercer camino para los cristianos que buscan una iglesia con cierto nivel de
formación de los pastores y que sea una alternativa intelectual a la Iglesia
católica, y con una teología más sistematizada que la de las iglesias
carismáticas. Que no dependa de las emociones, sino de la comprensión integral
de la persona”, apunta Daniel Lenski.
Luteranismo ante tiempos difíciles
Para los grupos que
querían conservar firmemente su identidad alemana, el nacionalsocialismo
significó una dura prueba. "Había un fuerte vínculo entre el pueblo alemán
y la identidad protestante; proclamar el evangelio y defender la cultura
alemana para ellos era casi lo mismo. En muchos países como Argentina, Brasil y
Chile, hubo algunos pastores que estuvieron en contra del nacionalsocialismo, pero
no fue la mayoría”.
Más
tarde, las reacciones en las comunidades luteranas ante las dictaduras
militares en América Latina fueron muy diversas y pusieron a prueba las
diferencias internas. "Lutero tuvo posturas controversiales sobre la
situación política de su época y las iglesias hicieron interpretaciones
diferentes de su teología. Algunas dijeron que ayudar a las víctimas de la
dictadura era un deber eclesiástico y no tenía nada que ver con política,
mientras que otras optaron por enfocarse en el culto”, sostiene Daniel Lenski.
"Una
de las razones de la división de la iglesia luterana chilena en los años 70 fue
la postura ante los derechos humanos, pero en el fondo había
distintos conceptos de la
iglesia”, explica el
teólogo alemán. En El Salvador, en tanto, surgió una figura emblemática, el
obispo Medardo Gómez. "Él fue un ejemplo para muchos países de cómo la
iglesia luchó a favor de los derechos humanos y sufrió mucho por la dictadura,
sin abandonar nunca esa lucha, junto con otras iglesias”, dice Lenski.
Desafíos de la Reforma
Iglesias luteranas en
Latinoamérica promueven hoy un gran número de actividades acordes con los
tiempos. Proyectos sociales, justicia de género, medio ambiente, pobreza,
violencia o plataformas ecuménicas son temas que atraen a nuevos miembros hacia
esta comunidad que se maneja en forma participativa y democrática, a diferencia
del modelo jerárquico del catolicismo.
En
Argentina, el pastor Carlos Nagel se suma a la lucha por una nueva ley de
culto, que dé igualdad de oportunidades a todas las iglesias. También muchas
congregaciones participan en la educación. La IELA, por ejemplo, tiene diez
colegios, además de un seminario teológico.
La
preparación para el aniversario de la Reforma comenzó hace algunos años,
trabajando sobre la actualidad de su mensaje. "La Reforma tuvo mucho que
decirles a las familias, al gobierno y también a la iglesia", dice Nagel.
"Hoy la gente ya no está bajo la presión de una institución religiosa,
pero muchos siguen siendo liberados por el mensaje de la palabra de Dios”.
"Ha
sido todo un renacer sobre el tema de la Reforma y el hecho de que es una
ciudadana del mundo. Otras iglesias se hacen parte también, pues no es sólo
nuestra, es mucho mayor”, destaca Patricia Cuyatti.
"La
Reforma cuestiona a la sociedad con respecto a la fe. Uno de los lemas de la
FLM para el aniversario es "la salvación no está en venta", indica
Daniel Lenski, refiriéndose a iglesias pentecostales que invitan a asistir al
culto y entregar grandes donaciones. "El concepto luterano es todo lo
contrario. Dios te ama, independiente de lo que tienes o haces. Esa afirmación
era tan actual en el siglo XVI como ahora, sobre todo viendo la difícil
situación en muchos países y cómo algunos quieren lucrar con la religión",
agrega.
En
opinión del teólogo, "la sociedad latinoamericana vive grandes
transformaciones políticas, sociales y también en el ámbito de la religión. Es
una gran oportunidad para las iglesias luteranas de América Latina ofrecer una
perspectiva cristiana basada en los principios de la libertad, de la escritura
y del bienestar del ser humano”.