RETOMANDO LA AGENDA INCONCLUSA DE LA REFORMA
Libro de
Trabajo, XXVI
Asamblea General de la CMIR
INSPIRADA
POR LOS MOVIMIENTOS DE LA REFORMA EN FRANCIA, Italia y la República Checa, en
Alemania, Suiza y muchos otros países, la Asamblea General de la Comunión Mundial
de Iglesias Reformadas se reúne en Europa y reflexiona sobre lo que significa
ser una iglesia de la Reforma. El tema “Dios de Vida, renuévanos y transfórmanos”
retoma el llamado de los reformadores a renovar la Iglesia y a transformar el
mundo y aplicarlo a los retos del presente.
La Reforma se entendía a sí misma como un ejercicio de empoderamiento
teológico. Todos los cristianos y cristianas deben ser capaces de leer la
Biblia y discernir la voluntad de Dios para el mundo. Los catecismos y las
confesiones dieron claridad y dirección y prepararon a cada miembro de la
congregación para contribuir a las discusiones teológicas. La plenaria de
teología en la Asamblea General quiere reconectarse con este espíritu y anima a
todos los y las participantes a comprometerse con la forma en que la CMIR está haciendo
teología. En la tradición reformada, los conceptos e ideas teológicas no
reclaman validez eterna, sino que están siendo probados continuamente a la luz
de los desafíos que el mundo está planteando a nuestras iglesias.
El primer
capítulo de este documento conceptual presenta algunas preguntas que los miembros
de nuestra Comunión están planteando en respuesta a estos desafíos: ¿Cómo podemos
vivir más plenamente el legado poderoso que hemos recibido de nuestros antepasados
en la fe? ¿Cómo pueden las ideas que nos han sido transmitidas ayudar a discernir
la voluntad de Dios en medio de los problemas de nuestro tiempo? La propuesta
resume estas sugerencias e ideas a la luz de las confesiones de Barmen, Belhar
y Accra. La decisión de la Asamblea General dará claridad teológica y dirección
a los programas de la CMIR.
Preguntas a ser consideradas
1.
La CMIR debería desarrollar nuevas ideas sobre la Reforma, que de acuerdo con
el entendimiento reformado es la continua necesidad de que la iglesia sea
renovada y transformada: ¿Cuál es el “asunto inconcluso” de la Reforma? ¿Cuáles
son los temas y las ideas de la Reforma que no hemos "hecho bien"?
a)
¿Hemos realizado plenamente "el sacerdocio de todos y todas los
creyentes" en nuestras iglesias y viviendo nuestra vocación cristiana en
el mundo más amplio?
b) Los reformadores nunca desearon
una división de la iglesia. Calvino incluso habló de esto como un
"desmembramiento" del cuerpo de Cristo. El restablecimiento de la
unidad es tal vez un "asunto inconcluso".
c)
¿Cómo pensamos hoy en la Sola Scriptura en nuestros contextos religiosamente pluralistas
donde existen múltiples "escrituras"?
d) Nuestra teología como comunión
sigue siendo modelada a por los paradigmas occidentales. ¿Cómo podemos
desarrollar lenguajes teológicos que den voz a las experiencias de fe de las
personas de todos los continentes?
2. La
visión de la CMIR de estar “llamada a la comunión - comprometida con la
justicia” debe seguir desarrollándose.
a) ¿Cómo podemos expresar la
conexión entre la comunión y la justicia de un modo que pueda ser comprendido y
abrazado por todas las partes integrantes de nuestra Comunión?
b) ¿Cómo puede la Confesión de
Accra, con su enfoque económico y ecológico, ayudarnos en la búsqueda de esta
visión?
c) Debe enfatizarse el tema de
“fundamentar la teología en la gracia y en la promesa del florecimiento de la
vida”. El Dios vivo busca plenitud de vida para todos y todas. ¿Cómo podemos
experimentar este don en nuestro trabajo teológico?
3. La
vivencia de nuestra visión central: “llamada a la comunión - comprometida con
la justicia”, podría enfocarse estableciendo ideas orientadoras:
a) Discipulado herido. En
respuesta a las idolatrías y teologías de la gloria de nuestro tiempo, la CMIR
enfatiza el significado de la cruz: la teología elaborada en respuesta a las heridas
de nuestro mundo, es la teología en el modo de “sufrimiento buscando fe y entendimiento”,
la cual contribuirá a la sanación del cuerpo quebrado de Cristo.
b) Sólo acompañamiento. La
teología debe desarrollar el concepto de justicia como el concepto teológico
clave que guíe las relaciones dentro de la Comunión y hacia el mundo.
c) Diálogo comprometido. Para ser
relevantes, los diálogos ecuménicos deben buscar la unidad de las iglesias y su
testimonio compartido hacia el mundo.
d) Discernimiento constante. Las
iglesias reformadas se relacionan con confesiones y declaraciones de fe según
el principio de la “hospitalidad crítica”. Cada generación necesita revisar las
confesiones y declaraciones de nuestra tradición reformada y vivirlas en
respuesta a los retos del presente.
4. Siete
años después de la formación de nuestra Comunión Mundial de Iglesias Reformadas,
la CMIR debe continuar explorando cuál es el significado de
"comunión".
a) Ha habido conversaciones
regionales sobre el significado de la comunión en nuestras regiones en estos
siete años. ¿Cuáles son los frutos de estos diálogos? Cada región puede tener
algo que contribuya a nuestra comprensión de nuestra identidad como comunión.
¿Cómo podemos desarrollar nuestra comunión para que abarque y cumpla todas
estas expectativas diferentes?
b) ¿Cómo navegamos a través de
nuestras muy diferentes interpretaciones de la Escritura, que a veces amenazan
la unidad de nuestra comunión?
5. La
visión de la CMIR debe construirse de un modo contextualizado a fin de abordar
los
desafíos
de nuestro tiempo de manera fiel y efectiva.
a) El surgimiento de movimientos
autoritarios y populistas en muchas partes del mundo requiere una respuesta.
Hemos visto cómo el racismo, el sistema de castas, la xenofobia y la violencia
religiosa que caracterizan nuestros contextos contemporáneos constituyen una
amenaza para la vida. Nuestro compromiso con la justicia nos pide que abordemos
la amenaza al medio ambiente (eco-justicia), la amenaza a las mujeres y a las niñas
(justicia de género), la amenaza a las personas pobres (justicia económica) y
la amenaza hacia cualquiera que designemos como "el otro/la otra ",
particularmente el otro o la otra racial o religioso/a (justicia social). La
demonización y deshumanización de las personas por la política de separación y
división, es como rechazar el amor y la hospitalidad de Dios. Se presentan
nuevas idolatrías, y se hace necesaria una respuesta
profética.
b) ¿Cuál es la mejor manera de
avanzar hacia esto? La Asamblea General podría iniciar un proceso hacia una
declaración de renuncia a los sistemas y estructuras que amenazan la vida. Esta
declaración podría discernir desarrollos amenazantes en varios contextos.
¿Puede la iglesia levantarse en una protesta profética unificada? ¿Sería algo
así como la Declaración de Barmen para nuestro tiempo? ¿Qué podríamos aprender
de la Iglesia Confesante?
c) Tal vez un primer paso es un
llamado a la "lamentación" junto con un llamado a la confesión y a la
oración. Necesitamos encontrar maneras de poner en palabras lo que las personas
están queriendo o necesitando decir frente a las amenazas a la vida mencionadas
más arriba.
d) Parte de la tarea es poder leer
los signos de los tiempos y discernir qué clase de respuesta será más apropiada
para nuestras iglesias. Cualquiera que sea nuestra respuesta actual, ya sea una
declaración o un lamento, la iglesia no sólo se enfrentará al mundo sino también
a sí misma, porque la iglesia está tan dividida como nuestras culturas y ha contribuido
a los problemas actuales de muchas maneras.
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JOHANNES OECOLAMPADIUS, ECOLAMPADIO
100
Personajes de la Reforma Protestante. México, CUPSA, 2017.
Humanista
y reformador nacido en Weinsberg y muerto en Basilea. Estudió en Heidelberg
(1499-1506) y en 1503 obtuvo el Magister artium
y brevemente derecho en Bolonia. Entre 1506 y 1508 fue educador de los
príncipes del Electorado palatino en Maguncia, luego de lo cual estudió
teología y lenguas clásicas en Heidelberg. Después de ordenarse sacerdote,
predicó en Weinsberg (1510). En 1513 entró en contacto con Melanchton y
Reuchlin, y entre 1515 y 1516 colaboró con Erasmo en Basilea; en 1518 obtuvo el
doctorado en teología, fue canónigo penitenciario en la catedral de Basilea y predicó
en Augsburgo. Allí se comprometió con la causa de Lutero, pero en 1520 se
retiró al monasterio de Altomúnster para clarificar sus ideas. En esa etapa,
que se prolongó hasta 1522, estudió a los Padres, pronunció sermones y escribió
su Iudicium de Luthero. En noviembre
de 1522, luego de una breve estancia como capellán en el castillo de Ebenburgo,
se estableció definitivamente en Basilea, donde editó traducciones de los Padres
y dio clases en la universidad. Asumió la conducción de la Reforma, hizo
amistad con Zwinglio y se mantuvo en estrecho contacto con los reformadores de
Estrasburgo y Constanza. Aparte de su cátedra de teología, fue pastor de St.
Martin y de la catedral (desde 1529). En la controversia de la Cena del Señor,
en la Alta Alemania (1524-1529) sostuvo una comprensión simbólica del
sacramento.
Ecolampadio
no fue el creador de la Reforma en Basilea. A su llegada, las bases fundamentales
del antiguo orden ya habían sido sacudidas. Pero su mérito especial fue que, mediante
sus poderosos e impresionantes sermones, su moderación y consideración y especialmente
por su transparencia espiritual y determinación, el movimiento reformador en Basilea,
que en ese momento estaba mezclado fuertemente con motivaciones políticas, fue transformado
en un movimiento de carácter religioso. Cuando Basilea se unió a la federación suiza
(1501), el ejemplo de las democracias suizas indujo a los ciudadanos a cambiar
sus condiciones políticas. Hasta entonces, la ciudad había sido gobernada
exclusivamente por la nobleza. En noviembre de 1525 celebró la primera Santa
Cena evangélica y un año después publicó el ordenamiento del culto evangélico
para la ciudad. Participó en la Disputa de Baden, en la de Berna junto con Zwinglio
(1528) y en el Coloquio de Marburgo. En 1529 logró que la ciudad estableciera
la Reforma, no sin largas vacilaciones y después de enfrentamientos que
terminaron en desórdenes iconoclastas. Para el discutido tema de la disciplina
eclesiástica, creó el cargo especial de los presbíteros (1530). Además del problema
de la disciplina, su vida estuvo marcada también por la lucha contra los anabautistas,
por visitas eclesiásticas y por el reordenamiento del sistema educativo. En su último
viaje apoyó, junto con Bucero y Ambrosius Blarer, los cambios en Ulm, Memmingen
y Biberach. Murió sólo seis semanas después que Zwinglio. Su viuda, Wibrandis
Rosenblatt, se casó después con Capitón y Bucero.
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ISABEL, MADRE TARDÍA (I)
Margot Kässmann
TENER
HIJOS NO ES ALGO QUE OCURRA SIN MÁS, POR mucho que algunas parejas lo deseen.
La Biblia nos recuerda el sufrimiento de algunas mujeres por no tener hijos:
Isabel en el Nuevo Testamento, y Sara y Ana en el Antiguo Testamento. Igual que
hoy, también antiguamente el tema: “Hijos, ¿sí o no?”, preocupaba a la gente a
lo largo de sus vidas. Al menos en el sentido de la libertad de elección.
Isabel y
su esposo Zacarías son descritos
como
personas piadosas, intachables y de “edad avanzada”; en el caso de Isabel, se
añade que es “estéril”. Tal y como suena en la Biblia, parece que nos
encontramos ante una pareja anciana encantadora que ya se ha hecho a la idea de
no tener niños. Seguro que la “edad avanzada” tenía un significado muy distinto
en los tiempos en que la esperanza de vida era limitada; tal vez tuvieran entre
cuarenta y cincuenta años.
Zacarías
es sacerdote y un día se le aparece un ángel en el templo. Éste le dice que sus
plegarias han sido escuchadas; su mujer tendrá un hijo, al que él debe poner el
nombre de Juan. Zacarías no puede creerlo. El ángel se lo repite; Zacarías se
quedará mudo hasta que tenga lugar el nacimiento del hijo.
Isabel
queda encinta. ¿Qué clase de experiencia fue un embarazo en esas condiciones?
¿Tal vez su marido le contó, por gestos o por escrito, algo de la experiencia
que había tenido? ¿Tal vez se le había interrumpido el periodo y pensó que se
trataba del principio de la menopausia, lo que hacía que el embarazo no entrase
ya en sus expectativas? ¿O tal vez había descartado ya sencillamente de su vida
esa perspectiva? El asombro ante tal milagro terminará abriéndose paso en su
interior.
La
historia cuenta que Isabel “se oculta” durante cinco meses. Es bien
comprensible. ¿Durante cuánto tiempo se estuvo preguntando —en tiempos en que
no era posible acudir a la ecografía— si realmente debía creer que estaba embarazada?
Nunca lo había estado antes, de modo que no sabía lo que se sentía. Y seguro que
desconfiaba de todas señales que le emitía su cuerpo. Probablemente más tarde
fue consciente de los peligros que amenazaban a un embarazo en sus primeros
pasos: Isabel temía que el embarazo acabara en un aborto involuntario
prematuro.
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