domingo, 16 de septiembre de 2018

La verdad que anunció y vivió el Señor Jesucristo, Pbro. Saúl Rodríguez



16 de septiembre de 2018

En este mes patrio que celebramos nuestra libertad, vamos a meditar en este pasaje del evangelio de Juan en donde Jesús nos enseña que el conocimiento de la verdad es lo que nos hace libres, y que la libertad que el Hijo nos da es la verdadera libertad.

Raíz de las palabras

  • Verdad, del griego aletheia, palabra compuesta: a: “negación”, lanthano: “oculto”, “indisponible”, “ser ignorante”.
  • Libre, del griego eleuthero.
  • Creer, del griego pisteo, “tener fe en”, “con respecto a”; “confiar”; “compromiso con la verdad”.


Nos dicen los vv. 30 y 31, que “muchos creyeron en él”. Para empezar a conocer la verdad, y en consecuencia experimentar la libertad, es necesario ´creer´ en Cristo, abrazar a Cristo como “el Logos”, el Verbo, la Palabra, la Verdad de Dios. Él es la personificación de la Verdad (Juan 14.6). La verdad es objetiva, esto es, existe aparte e independientemente de nosotros. Pero es necesario que esa verdad se convierta en subjetiva, esto es nos apropiemos de ella, se convierta en “nuestra verdad”. Pero es además necesario “permanecer” en su palabra para ser verdaderamente sus discípulos.

La libertad es un resultado del conocimiento de la verdad. Llegamos al conocimiento de la verdad al conocer a Cristo, y de acuerdo con Juan 17:3 es conocer al único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien ha enviado.

En cuanto conocemos a Cristo, conocemos la verdad; pero necesitamos permanecer en su Palabra para continuar creciendo en el conocimiento de la verdad. El salmo 19 nos enseña que la verdad, que es revelación de Dios, la encontramos en dos grandes áreas: La revelación especial de Dios, que encontramos en la Palabra de Dios; y la revelación general, que encontramos en la Creación.

Un postulado de la Reforma dice: “Toda verdad es verdad de Dios”. El conocimiento de la verdad continuará entonces por el resto de nuestra vida, y por lo que ya leímos en Juan 17:3, parece que hasta por la eternidad. Esto significa que, como creyentes libres, tenemos un compromiso para la continua búsqueda de la verdad, tanto en la Palabra de Dios, como en las ciencias, en toda área del conocimiento humano.

A medida que crecemos en el conocimiento de la verdad, experimentamos una mayor medida de libertad. La verdadera fe no es ignorante, como lo escribe Kurt Koch, teólogo alemán: “Cuando no existe una verdadera fe, es sustituida por la superstición”. Por nuestra condición pecaminosa, el ser humano tiene una mayor tendencia a creer más la mentira que la verdad.

“Linaje de Abraham somos” (v. 33). La libertad y la verdad no son patrimonio de ninguna raza; ni el hecho de no ser esclavos de otra, o tener libertad política, nos hace verdaderamente libres. Jesucristo, el Hijo, nos ofrece la verdadera libertad: a) del pecado (v. 34), b) del diablo (v. 44) y c) de la muerte (v. 51).

Algunas aplicaciones
  • ·      Libertad personal: de Satanás, del pecado, de la muerte, de conciencia
  • ·      Libertad social
  • Estructuras legítimas pero injustas, gobiernos corruptos, sistemas económicos injustos, sistemas educativos injustos, sistemas religiosos Libertad de conciencia
  • Estructuras ilegítimas en sí mismas: crimen organizado, sistemas modernos de esclavitud laboral, sexual


Nuestra respuesta
Como ya hemos visto, es Dios quien produce fe en nosotros a través de Su Palabra. De esta manera nos capacita para responder a su llamamiento, a su voz.

Nuestra respuesta es reconocer en Jesús el Camino, la manera por excelencia como podemos aspirar a vivir; la verdad por excelencia que debemos creer, que integra todo nuestro sistema de creencias; y la vida, que da sentido, propósito y dirección a la nuestra.

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