sábado, 1 de septiembre de 2018

"Pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos", L. Cervantes-O.


2 de septiembre, 2018

El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; […]
a pregonar libertad a los cautivos,
y vista a los ciegos…
Lucas 4.18-19, Traducción en Lenguaje Actual

Jesús es el mensajero, ungido y enviado por Dios, portador del Espíritu, que anuncia un Año Jubilar y el inicio del Reino en la reconstrucción de la vida del pueblo oprimido. Jesús, siguiendo la tradición del Jubileo, identifica el Reino de Dios con la vida del pueblo. Los grupos nacionalistas y teocráticos identificaban el Reino de Dios con la restauración del Reino de David, restauración de la monarquía en contra del Imperio romano. Los sacerdotes lo identificaban con la restauración del Templo de Jerusalén. Los fariseos lo identificaban con la santidad del Pueblo que se obtenía por el pleno cumplimiento de la ley. Jesús rechaza claramente un Reino de Dios identificado con el Poder dominante, el Templo o la Ley, e identifica el Reino de Dios con la vida del pueblo.[1]
Pablo Richard

La vida y ministerio de Jesús de Nazaret tuvieron una conexión directa con la experiencia profética anterior a él. Varias veces se refirió a los profetas del Antiguo testamento que incluso fueron asesinados por su fidelidad (Mt 23.37; Lc 11.51) al anuncio de un mensaje fresco, crítico y provocador, tal como él lo hizo en su momento. Su conexión con algunos de ellos fue especialmente precisa, tal como es el caso de Isaías, pues la referencia que hizo en la sinagoga de Nazaret fue particularmente explícita: “Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído” (Lc 6.21b). “Así Jesús se coloca dentro de la tradición profética, como lo hace Juan el Bautista, el Elías contemporáneo, quien también se menciona en la historia de la sinagoga de Nazaret. Así vemos que la misión de Jesús se identifica con la visión del Jubileo en los dos pasajes del Evangelio de Lucas en los que Jesús revela más directa y claramente su misión”.[2]

El anuncio del Reino de Dios, según lo afirmó, alcanzó sustancia y cumplimiento con lo que él hacía y decía: “Jesús precisó su misión con las palabras de Isaías citadas en Lucas […] Al comprender el entorno en el que Jesús desarrolló su misión, entendemos por qué las palabras de Isaías delinearon su ministerio. Éste se impulsó fundamentado en el anuncio del reinado de Dios y en una actitud activamente inclusiva, amorosa y cercana con los violentados y violentadas, desposeídos y desposeídas de salud, de valía y de toda clase de recursos”.[3] El contexto jubilar de la referencia a Isaías 61 impregna la relectura de Jesús de una aplicación más amplia a la situación del momento: “Para Lucas, se trata de la proclamación de que Dios ha cumplido en Jesús las antiguas promesas. De nuevo aparecen las imágenes jubilares”.[4]

No queda claro en el pasaje de Lucas si él eligió el pasaje o estaba establecido. Lo cierto es que el texto de Isaías en la versión de Lucas está modificado: “Debemos notar que en los manuscritos más antiguos Lucas no incluye estas frases de Isaías 61.1-2: ‘vendar a los quebrantados de corazón’, ‘el día de venganza del Dios nuestro’, y ‘consolar a todos los enlutados’. Lucas agrega una frase muy importante de Isaías 58.6: ‘poner en libertad a los oprimidos’”.[5] Algo similar sucede con la frase acerca de la curación de la vista de los ciegos (Lc 4.18c) que no aparece en el texto de Isaías 61. “El corazón del mensaje de Jesús es que las buenas nuevas de Isaías 61, originalmente dirigidas a la consolación de los exiliados retornados de Babilonia, se transpone en buenas nuevas para todos los oprimidos.... La introducción de Isaías 58.6 en el texto de Isaías 61 intensifica las implicaciones sociales del mensaje de Jesús sobre la libertad. Además, Jesús declara que el momento de liberación es hoy”.[6]

La liberación de los cautivos tiene un tono eminentemente económico, pues uno de los grandes énfasis del jubileo era ése, el perdón de las deudas y el reinicio de nuevas relaciones, especialmente para los pobres: “La imagen que subyace tras todo esto es la de la restauración, nuevo comienzo, fe en la soberanía de Dios, y la convicción de que las estructuras económicas y sociales debían reflejar el reino de Dios”.[7] No obstante, también se refiere a la posibilidad de superar la opresión espiritual de la que muchas personas eran objeto. Sobre la recuperación de la vista, cuya ausencia en las personas causaba una impresión muy profunda en la sociedad de la época, la labor de Jesús anunciada en la sinagoga se ubicó en el contexto de los signos de la presencia del Reino de Dios, tal como le mandó decir a Juan el Bautista, cuando éste, desde la cárcel preguntó sobre su misión. Sobre la referencia a la ceguera en Isaías, explica J.S. Croatto: “El contenido de esta proclamación a los cautivos y encadenados es curiosamente parecido a 42.7, por la asociación de las ataduras y cárceles con las imágenes de la ceguera y de la oscuridad que les sirven de símbolo, y con el ‘abrir’ (ojos = cárcel) como metáfora de la liberación”.[8] La respuesta de Jesús fue un auténtico programa de acción simbólica y efectiva para la vida del pueblo:

Vayan y díganle a Juan todo lo que ustedes han visto y oído:
Ahora los ciegos pueden ver
y los cojos caminan bien.
Los leprosos quedan sanos,
y los sordos ya pueden oír.
Los que estaban muertos
han vuelto a la vida,
y a los pobres se les anuncia
la buena noticia de salvación (Lc 7.22, TLA).


[1] P. Richard, “Ya es tiempo de proclamar un jubileo: sentido general del Jubileo en la Biblia y en el contexto actual”, en RIBLA, núm. 33, 1999, p. 14, www.claiweb.org/index.php/miembros-2/revistas-2#26-38.
[2] Ross y Gloria Kinsler, “Jesús proclama el Reino de Dios como jubileo”, en Vida y Pensamiento, vol. 20, núm. 1, primer semestre de 2000, pp. 79-80, https://issuu.com/ubluniversidad/docs/vp20_1.
[3] Edwin Mora Guevara, “Violencia contra las personas sufrientes. El caso de quienes padecían enfermedad en el tiempo de Jesús. Un acercamiento pastoral”, en Vida y Pensamiento, UBL; vol. 22, núm. 1, primer semestre de 2002, pp. 114-115, https://issuu.com/ubluniversidad/docs/vp22_1.
[4] Robert J. Karris, “Evangelio de Lucas”, en R. Brown et al., dirs., Nuevo comentario bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento y artículos temáticos. Estella, Verbo Divino, 2004, p. 155, http://mty.sanjuan.org.mx/dki/Raymond_E_Brown-Nuevo_Comentario_Biblico_San_Jeronimo-NT.pdf.
[5] Ross y Gloria Kinsler, op. cit., p. 78.
[6] Michael Prior, Jesús the Liberator: Nazareth Liberation Theology (Luke 4:16-30). Sheffield, Sheffield Academic Press, 1995, p. 141, cit. por R. y G. Kinsler, op. cit.
[7] Robert J. Karris, op. cit.
[8] José S. Croatto, “Del año jubilar levítico al tiempo de liberación profético. (Reflexiones exegéticas sobre Isaías 61 y 58, en relación con el Jubileo)”, en RIBLA, núm. 33, 1999, p. 83.

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