viernes, 28 de diciembre de 2018

El Señor nos ha acompañado hasta aquí, L. Cervantes-O.

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31 de diciembre, 2018

Ha acompañado siempre a su pueblo,
lo ha acompañado en su lucha contra los opresores.
Alentó al pueblo con su Espíritu,
lo hizo fuerte contra la esclavitud.[1]
Salmo 135.8-9

Los grandes recuentos históricos de la historia del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento son recorridos, a veces muy detallados, por la memoria espiritual, social y política. Los salmos 44, 78 y 136 son ejemplos de esos recuentos en los que, paso a paso, el pueblo afirma la intervención de Dios en su historia colectiva. En cada uno de ellos se combina el esfuerzo interpretativo de los acontecimientos con la forma en que la fe comunitaria pudo tener un avance en relación con lo acontecido en el pasado. Es posible comparar el inicio de cada uno para apreciar el énfasis con que se acercan a una nueva reconstrucción de los hechos, incluso si éstos se repiten al momento de cantar y celebrar las acciones divinas.

Así, el 44 comienza con una reflexión desde una generación diferente que valora los sucesos históricos en otra época: “Dios mío, / nuestros padres nos han contado / las grandes maravillas / que tú hiciste en el pasado.” (44.1); el 78 se sitúa en la perspectiva didáctica para aprender de la historia y de la ley de Yahvé: “Dios fijó una ley permanente / para su pueblo Israel, / y a nuestros abuelos les ordenó / instruir en ella a sus hijos” (78.5); el 136 es una antífona que celebra la intervención de Dios a cada paso de la historia con un sonoro “¡Porque para siempre es su misericordia!”.

La estructura del salmo 135 es muy clara: a) vv. 1-4, exhortación/invitación a la alabanza; b) vv. 5-7, afirmación de la superioridad de Yahvé; c) vv. 8-12, recuerdo de la liberación de Egipto; d) vv. 13-18, reflexión sobre el apoyo divino y crítica de la idolatría; y e) vv. 19-21, exhortación para bendecir y obedecer al Señor. La primera parte, en la paráfrasis oracional de M. Regal Ledo, subraya el esfuerzo de Dios por acompañar siempre a su pueblo y a toda la humanidad (…el Señor ha acompañado al pueblo de Israel, / como hace con todos los pueblos”, v. 4). La segunda parte subraya que Dios es incomparable, como creador de todas las cosas y dueño soberano de lo creado (“Todo lo que quiere el Señor / lo hace en el cielo y en la tierra, / en el mar y en los abismos”, v. 6). En la tercera, los vv. 8 y 9, anclados en la experiencia de la liberación de la esclavitud, son expandidos hacia una experiencia más universal, aplicable a todo creyente en la historia: “Ha acompañado siempre a su pueblo, / lo ha acompañado en su lucha contra los opresores. / Alentó al pueblo con su Espíritu, / lo hizo fuerte contra la esclavitud”.

El verbo acompañar es fundamental en el Antiguo Testamento, desde los momentos en que Moisés sintió la necesidad de asegurar la cercanía de Dios. El diálogo entre ambos es ejemplar:

Dios le contestó: —Yo mismo voy a acompañarte y te haré estar tranquilo. Moisés le dijo: —Si no vas a acompañarnos, no nos pidas que salgamos de aquí. Acompáñanos, y seremos diferentes de los otros pueblos de esta tierra. ¿Cómo van a saber los israelitas que tú confías en mí, si no vienes con nosotros? Dios le respondió: —Está bien, voy a acompañarlos, porque realmente te amo y confío en ti (Éx 33.14-17).

Levítico (26.11-12) y Deuteronomio (6.15-16) hablan de ese acompañamiento como parte de las promesas de la alianza. El profeta Hageo (2.5) también lo recuerda: “Cuando ustedes salieron de Egipto, yo les prometí que los acompañaría; y así ha sido siempre: ¡mi espíritu los acompaña! Por eso, no tengan miedo”.

“El Salmo 135 es un cántico de la comunidad que adora y alaba. Pero lo más característico del salmo es el claro contraste: Yahvé ha demostrado en grandes hazañas su poder y su gracia, mientras que los dioses —como obras que son de manos de hombre— revelan su impotencia. En todo ello se trata supremamente de la verdadera y recta confianza (v. 18)”.[2]




[1] Manuel Regal Ledo, Los Salmos hoy. Versión oracional a la luz del Evangelio. Bilbao, Desclée de Brouwer, 2015.
[2] Hans-Joachim Kraus, Los Salmos. Salmos 60-150. II. Salamanca, Sígueme, 1995 (Biblioteca de estudios bíblicos, 54), p. 727.

Letra 601, 30 de diciembre de 2018


NAVIDAD: DONDE LA ALEGRÍA Y EL DOLOR SE ABRAZAN
Najla Kassab
Presidenta de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR)

Resultado de imagen para najla kassabEs Navidad, un momento de celebración alrededor de un niño cuyo nacimiento traerá buenas noticias de una gran alegría que llegará a todas las personas.
Aun así, con toda la alegría esperada, la situación que rodeaba el nacimiento del niño Jesús no parecía tan feliz. ¿Cómo podría venir la alegría a través de un niño nacido en una situación tan difícil? ¿Cuándo sus padres seguían llamando a las puertas en busca de un lugar para dar a luz? ¿Y la madre terminó acostando a su hijo primogénito en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada? ¿Cómo podría la alegría venir de una situación como esta?
En mi última visita a Irak, visitando la prisión de mujeres en Kirkuk con la iglesia local, me sorprendió ver en el centro de la habitación a cinco niños nacidos en prisión de madres que fueron acosadas sexualmente. Los niños jugaban alegremente en un patio inesperado. Había mucho sufrimiento en esa prisión, pero la alegría estaba allí, la alegría de los niños que estaban felices de recibir los dulces de la iglesia y la alegría de la iglesia al tratar de sonreír a las madres y los niños en prisión, como la iglesia misma. lucha con mucho dolor de la guerra.
Ésta es una temporada donde la alegría y el dolor se juntan, y recordamos las palabras que María recibió de Simeón y no entendió: “He aquí, este niño está preparado para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para una señal que se dice en contra (y una espada perforará también tu propia alma), para que los pensamientos de muchos corazones puedan ser revelados” (Lucas 2.34-35).
María experimentó la alegría de tener un hijo y también el dolor en su alma. De hecho, se convirtió en la verdadera declaración de la manera en que Dios obra a través de las mujeres. El nacimiento de Jesús comenzó con las mujeres y su vida terminó con las mujeres. La Navidad es un momento para enfocarse en cómo Dios trabaja a través de las formas menos esperadas y más difíciles donde se abrazan la alegría y el dolor.
Como Comunión Mundial de Iglesias Reformadas celebramos la alegría en este momento con las noticias que llegan de nuestras iglesias en todo el mundo; aun así, las historias de lucha alrededor de nuestra Comunión y el mundo afinan nuestra canción para Navidad. Recordamos juntos el diluvio en Kerala, India; y el tsunami en Sulawesi, Indonesia; disturbios en curso en Camerún; luchas por la reconciliación en Corea, Medio Oriente y Colombia; la guerra en Siria y Gaza; la lucha de todos los marginados al interior de la iglesia.
El mundo celebró recientemente la concesión del Premio Nobel de la Paz a dos personas, Denis Mukwege, de la República Democrática del Congo y Nadia Murad, de Irak, “por sus esfuerzos para poner fin al uso de la violencia sexual como arma de guerra y conflicto armado”. Nadia Murad, al dirigirse al gobierno de Irak, dijo: "Puedes tomar todos los premios del mundo y devolverme mi dignidad y la dignidad de mi pueblo". Murad contuvo la alegría del premio y su dolor como una persona que fue acosada sexualmente, con la esperanza de que, al permitir que la alegría y el dolor se abracen, habrá un nuevo comienzo para las mujeres que sufren violencia.
Así es como celebramos la Navidad, donde las historias de dolor alrededor del mundo abren nuestros ojos a una nueva posibilidad de esperanza. A menos que permitamos que el Espíritu Santo trabaje a través de nosotros y nos descubra dónde mora el dolor en medio de nosotros, no podemos movernos para percibir la esperanza y cómo Emmanuel podría habitar entre nosotros.
Para todos aquellos que luchan hoy, la historia de Navidad nos afirma que Emmanuel permanece con nosotros incluso cuando sufrimos. Nos desafía a vislumbrar la esperanza y la alegría, incluso cuando todo lo que nos rodea está muy lejos de ser alegre. El nacimiento de Jesús es una historia en la que el dolor y la alegría se abrazan. La esperanza tendrá la última palabra y la dignidad de la gente seguramente se conseguirá. La historia de Jesús nos da poder como comunión para no desanimarnos cuando el dolor permanece en todo el mundo, así como para permanecer en el espíritu de esperanza que llama a la comunión y al compromiso con la justicia.
¡Que tengan una bendecida Navidad!

http://wcrc.ch/blog/christmas-where-joy-and-pain-embrace
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EL CULTO CONTINUO DE UNA IGLESIA HOLANDESA ES UN TESTAMENTO DE FE

La Comunión Mundial de Iglesias Reformadas ha transmitido en forma verbal y en acción su apoyo a la Iglesia Betel (La Haya, Países Bajos) en tanto su maratónico servicio litúrgico continúa protegiendo a una familia que busca asilo y se enfrenta a su deportación.
Philip Vinod Peacock, secretario ejecutivo de justicia y testimonio de la CMIR, y Hanns Lessing, secretario ejecutivo de comunión y teología de la CMIR, celebraron con esta iglesia el pasado lunes 17 de diciembre. La Iglesia de Betel ha mantenido un culto constante desde el 26 de octubre. Según la ley holandesa, las autoridades no pueden ingresar a un lugar de culto mientras dure el servicio religioso. La familia armenia Tamrazyan, que presentó una solicitud de asilo inicialmente concedida y luego anulada, se ha refugiado en la iglesia.
“La Iglesia protestante de La Haya respeta las órdenes judiciales, pero se enfrenta a un dilema: la opción entre respetar al gobierno y proteger los derechos de un niño”, expresa una declaración en el sitio web de la iglesia. “El propósito del asilo eclesial es proporcionar descanso y seguridad a la familia y ofrecer un tiempo a la familia durante el cual invitamos a las autoridades políticas a discutir con nosotros el destino de la familia”.
Durante el culto, Lessing y Peacock expresaron “profunda gratitud en nombre de toda la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas por el cuidado que brindan a la familia Tamrazyan y por el testimonio que brindan al mundo. Estamos con usted con ustedes en nuestras oraciones y los acompañamos con nuestra solidaridad. Su testimonio es un estímulo para las muchas personas dentro de nuestra Comunión que se encuentran desarraigadas y para los muchos miembros de nuestras iglesias que trabajan por un mundo en el que las personas migrantes estén seguras y puedan vivir una vida digna.”
“Su servicio cúltico continuado aquí es una expresión de fe que se vuelve a Dios en una situación en la cual la bondad de Dios pareciera menos visible. El reunirse, orar y compartir son expresiones de su fe en un Dios que está presente en este mundo. Su insistencia en que las acciones injustas de Los gobiernos y de los tribunales no deben tener la última palabra sobre el bienestar de los seres humanos, hace que su culto continuado, en su profunda espiritualidad, se vuelva una expresión muy política.”
“En la mejor tradición de nuestra Iglesia Reformada, ustedes dan testimonio de que, aun en una sociedad secular, las instituciones del estado están bajo la voluntad de Dios. En la experiencia de la persecución y de la migración, nuestras iglesias han aprendido que los gobiernos buscan el bien en tanto protegen a las personas más débiles y salvaguardan el sustento de quienes no están protegidos por su nacionalidad. Este testimonio es tan relevante hoy como lo fue cuando se expresó por primera vez en la historia de nuestra iglesia.”
“Este culto continuado que ofrece protección de santuario a la familia Tamrazyan es un signo muy importante y una confesión de la bondad de Dios. En una situación en la que es difícil creer que las instituciones del gobierno vayan a proteger el bienestar y el sustento de los niños y sus familias, celebrar un culto continuo es un fuerte testimonio de la presencia de Dios en un mundo escandaloso”. (http://wcrc.ch/es/noticias/el-culto-continuado-de-una-iglesia-holandesa-es-un-testamento-de-fe)
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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer

El hermano

Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y aquel que matare será reo ante el tribunal. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame “imbécil” a su hermano, será reo ante el sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna del fuego.
Mateo 5.21-22

“Pues yo os digo”. Jesús sintetiza todo lo dicho sobre la ley. Teniendo en cuenta lo anterior, resulta imposible interpretar a Jesús revolucionariamente o aceptar una contraposición de opiniones, al estilo de los rabinos. Más bien, Jesús expresa, continuando lo dicho, su unidad con la ley de la alianza mosaica, pero al mismo tiempo deja completamente claro que él, el Hijo de Dios, es señor y dador de la ley.
Sólo quien percibe la ley como palabra de Cristo puede cumplirla. El error pecaminoso en que se encontraban los fariseos no les daba esta oportunidad. Sólo en el conocimiento de Cristo como señor y cumplidor de la ley radica el verdadero conocimiento de la misma.
Cristo ha puesto su mano sobre la ley, la reivindica. Con esto hace lo que la ley quiere en realidad. Pero al unirse de esta forma con la ley se convierte en enemigo de una falsa interpretación de la misma. Al honrarla, se entrega en manos de los falsos celosos de la ley.
La ley que Jesús indica a sus seguidores les prohíbe matar y les encomienda cuidar del hermano. La vida del hermano depende de Dios, está en sus manos, solamente él tiene poder sobre la vida y la muerte. El asesino no tiene sitio en la comunidad de Dios. Incurre en el juicio que él mismo ejerce.
El hermano que se encuentra bajo la protección del precepto divino no es únicamente el que pertenece a la comunidad, como lo demuestra sin lugar a dudas el hecho de que los seguidores de Jesús no pueden determinar quién es el prójimo; esto sólo puede hacerlo aquel a quien siguen obedientemente.
Al seguidor de Jesús le está prohibido matar, bajo pena del juicio divino. La vida del hermano es una frontera que no puede ser traspasada. Y se la traspasa por la ira, empleando palabras malas que se nos escapan (imbécil) y, por último, insultando premeditadamente a otro (renegado).
Toda ira va contra la vida ajena, siente envidia de ella, busca aniquilarla. Por otra parte, no existe ninguna diferencia entre la ira justa y la injusta. El discípulo no puede conocer la cólera, porque iría contra Dios y contra el hermano. La palabra que se nos escapa, a la que damos tan poca importancia, revela que no respetamos al otro, nos creemos superiores a él y valoramos nuestra vida por encima de la suya.

Culto de fin de año, 19 hrs.


CULTO DE FIN DE AÑO
31 DE DICIEMBRE, 19 hrs.
Dirige: H. Consistorio

Introito       
Dios nuestro,
¡tú siempre has sido nuestra casa!
Desde siempre y hasta siempre,
desde antes de que crearas
las montañas, la tierra y el mundo,
tú has sido nuestro Dios.   Salmo 90.1-2


Preludio al piano       Jacobo Núñez C.

Su presencia nos cobija siempre
Ministro: Para ti, mil años pasan pronto;
pasan como el día de ayer,
pasan como unas horas de la noche.

Mujeres: Nuestra vida es como un sueño
del que nos despiertas al amanecer.

Hombres: Somos como la hierba:
comienza el día, 
y estamos frescos y radiantes;
termina el día,
y estamos secos y marchitos.

Todos/as: Enséñanos a pensar cómo vivir
para que nuestra mente
se llene de sabiduría. Amén.

* Oración de ofrecimiento
* Himno: “A Dios sea la gloria” (2)

Favorecidos/as por la gracia
M: Las fallas y omisiones que hemos cometido están delante de nosotros y atentan contra la nueva humanidad de la que somos portadores. Venimos arrepentidos/as a confesarlos y a ser renovados por la gracia del Señor.
Confesión comunitaria (En silencio; quien preside hace una oración audible)
C: …de mi parte que yo no quiero que muera la gente malvada. Lo que quiero es que dejen su mala conducta y vivan. ¡Cambien su mala conducta!
Ezequiel 33.11
* HimnoGrande es tu fidelidad” (50)

Ha hecho maravillas entre nosotros
Momento de testimonios
* Himno “Dios nuestro apoyo” (59)

La Palabra eterna y eficaz
* Lectura del A.T.: Salmo 135
* Lectura del N.T.: Hebreos 6.13-20

Reflexión
EL SEÑOR NOS HA ACOMPAÑADO HASTA AQUÍ

Nos llama a renovar la comunión
* Himno: “Dios no nos trajo hasta aquí”
Celebración de la Santa Cena
Pase de lista de hermanos/as en la presencia del Señor

Expresamos gratitud y amor
D: Honra al Señor con tus riquezas
y con los primeros frutos de tus cosechas;

C: así se llenarán a reventar
tus graneros y tus depósitos de vino.

Proverbios 3.9-10, Dios habla Hoy

Su mano no se aparta nunca
* Bendición comunitaria, Unidos/as
Proverbios 10.22
D: La bendición de Dios es riqueza
que viene libre de preocupaciones.

C: Por tanto, nos apegamos a ella con la confianza total que produce la cercanía cariñosa y tierna de nuestro Dios, que no nos abandona nunca.
* Bendición congregacional
   Himno “Sé tú mi visión” (357)

Postludio

La esperanza que produce la venida del Señor, A.I. Rubén Núñez Castro

30 de diciembre de 2018


Hoy es el último domingo de este año. Durante este mes nos hemos encargado de hacer hincapié del tema “Jesús de Nazaret, manifestación plana del reino de Dios” pero este domingo tan especial por ser el último del año, meditaremos en “La esperanza que produce la venida del Señor” un tema que en realidad es parte fundamental de nuestra vida cotidiana y de nuestra fe cristiana.

Los dos pasajes que hemos leído nos apuntan a momentos y tiempos de la historia donde claramente se fundamente la venida del Señor, los cuales nos permite de esta manera comprender la génesis de esta esperanza del pueblo de Israel y la manera como los discípulos de Jesús la enriquecieron para ser aplicada al Maestro de Nazaret. Hay que señalar que en el título del tema que estamos meditando hoy se refiere a la “venida del Señor”, que abarca una visión más profunda que si fuera solo el “regreso del Señor”.

En la “venida del Señor” hay que tener presente que se lleva a cabo en varios tiempos y momentos en la historia como en nuestras vidas. Podemos enumerar tres de ellas: La promesa del Mesías, con el nacimiento de Jesús, el Pentecostés y la Parusía en cada uno de estos momentos está presente y de por medio la esperanza. El Nuevo Testamento confirma esta idea. Lucas el evangelio expresa la pluralidad de esperanzas. Gabriel subraya ante María que Jesús será rey y heredará el trono de David. Zacarías se mueve en la órbita del Salmo 17, esperando que la fuerza salvadora suscitada en la casa de David acabe con los enemigos y permita servir al Señor en santidad y justicia. Los ángeles, que son los únicos en usar el término "Mesías", lo presentan como "un Salvador", pero que nace en suma pobreza, débil como un niño. Simeón lo ve como Salvador, pero también como luz de las naciones y bandera discutida. Ana sólo piensa en la liberación de Jerusalén.

Lo mismo ocurre en el evangelio de Juan. Los personajes que de él hablan, del Mesías, manifiestan las posturas más distintas. La samaritana lo ve como maestro que explicará todo (4,25), y piensa que el Mesías tiene capacidad de adivinar (nosotros diríamos de ver conocer) su pasado (4,29). Entre el pueblo, unos opinan que nadie sabe de dónde vendrá (7,26), mientras otros aseguran que nacerá en Belén (7,42). Para otros, lo típico del Mesías es que hará señales y milagros (7,31). Incluso los discípulos le aplican el título como podían aplicarle cualquier otro: "Cordero de Dios" o "Rabí".

Quiero destacar tres cosas de la esperanza según la Biblia. Primero, las personas esperan la solución de sus problemas en Dios. El salmista dice: “Sólo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza” (Salmo 62:5). “Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios” (Salmo 146:5).

En segundo, las personas trabajan y se esfuerzan, pero cuentan con el poder de Dios al enfrentar y superar los desafíos y los peligros de la vida. “Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (Isaías 40:31).

Además de eso, los personajes bíblicos consideran a Dios como su propia esperanza. En el Salmo 65:5, leemos: “Tú, oh Dios y Salvador nuestro [...] tú eres la esperanza de los confines de la tierra”. El profeta Jeremías dice: “Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él” (Jeremías 17:7). Dios es la esperanza misma, en el sentido de que él es la fuente del poder deseado y esperado.

Un tercer aspecto importante de la esperanza es que lleva a las personas a tener confianza en relación con el futuro. Los hijos de Dios viven intensamente el presente, pero saben que la vida no se restringe a esta tierra.

Hay una realidad superior y eterna después de esta. El mismo Dios afirma: “Se vislumbra esperanza en tu futuro” (Jeremías 31:17). Las promesas de Dios son fuente de esperanza y certeza. Por lo tanto, la expectativa de aquellos que tienen esperanza en Dios es tremendamente buena. Por eso, ellos enfrentan los desafíos con optimismo y reúnen más fuerzas en todos los sentidos, según lo confirman las promesas y pasajes mencionados.

¿Pero cómo es que el hombre experimenta la esperanza para su mejor comprensión? El diccionario nos refiere que esperanza es un estado de ánimo en el cual se cree que aquello que uno desea o pretende es posible. Para la teología, la esperanza es la virtud que capacita al ser humano para tener confianza de alcanzar la vida eterna con ayuda de Dios. Pero los estudios de expertos como Anthony Scioli, profesor de psicología. Desde finales de la década de 1990, él ha estudiado la esperanza desde una perspectiva científica, y ha demostrado su fuerte dimensión espiritual y religiosa. Scioli comprobó que la esperanza está ligada a virtudes como paciencia, gratitud, amor y fe. Y estas son virtudes originalmente bíblicas. El investigador afirma que la esperanza no establece vínculo solamente con el prójimo, sino sobre todo con un Ser superior, es decir, con Dios. Eso muestra que la verdadera esperanza es diferente del optimismo o el pensamiento positivo. La esperanza liga a la persona con un Dios personal que es fuente de poder.

El investigador estadounidense Charles S. Snyder, autor del libro The Psychology of Hope [La psicología de la esperanza], lanzado en 1994, entiende la esperanza como una idea motivacional que posibilita a una persona para que crea en resultados positivos acerca de sus metas y aspiraciones. Según él, la persona que tiene esperanza logra desarrollar estrategias de vida y de supervivencia de forma más eficaz, y reúne motivación para ponerlas en práctica.

En el área de la salud, las investigaciones han demostrado que el sentimiento de esperanza ejerce gran influencia en eliminar o reducir problemas físicos y psicológicos antes de que sucedan. Es decir, el sistema inmunológico y hormonal de la persona llena de esperanza es más eficaz. Las investigaciones de Snyder comprobaron que la esperanza ayuda al individuo a reaccionar positivamente en caso de enfermedades y lesiones. Esas personas son más fuertes en tolerar el dolor. El psicólogo comprobó que los portadores de esperanza tienen más capacidad o habilidad adaptativa para resolver sus problemas. La esperanza realmente tiene poder.

La emoción o el sentimiento de esperanza, por lo tanto, es capaz de promover no solo la salud mental, sino también física. Algunos psicólogos relacionan la depresión con la ausencia de esperanza, situación en que la persona no ve más solución para sí misma Pero, para muchos investigadores la esperanza es solamente una cuestión de “pensamiento positivo”; algo que nosotros mismos producimos. Eso ocurre cuando se ignora el origen y el mecanismo general de esa emoción.

Las promesas de Dios son fuente de esperanza y certeza. Por lo tanto, la expectativa de aquellos que tienen esperanza en Dios es tremendamente positiva. Por eso, podemos enfrentan los desafíos con optimismo y reunir más fuerzas en todos los sentidos, según lo confirman las investigaciones mencionadas. La esperanza tiene poder.

Hasta aquí podemos decir que la esperanza de los que esperaban la venida de un Salvador fue cumplida y quiero tomar las palabras de un anciano judío llamado Simeón y de la profetisa Ana (en Lucas 2.28-38) ellos dan testimonio que la esperanza de muchos como lo refiere el pasaje del profeta Isaías que hemos leído después de muchos años y siglos se cumplió.

En ese mismo tenor podemos continuar con las siguiente venida del Señor,  la esperanza surge ahora ya no para un pueblo sino para todos un evangelio que empieza a nacer y es predicado con la venida de la promesa del Espíritu en el pentecostés que se llevó a cabo al poco tiempo de la ascensión de Jesús, el derramamiento del Espíritu como lenguas de fuego sobre la cabeza de los apóstoles y seguidores también en la predicación de ellos en lenguas que eran entendidas por todo fue el segundo cumplimento de la profecías de Joel 2.28-29 “sobre toda carne derramare mi espíritu” y en Hechos 1.10-11 surge la promesa de la venida del Señor que es la Parusía. Entendemos la Parusía, como la segunda venida de Jesucristo, a la tierra, todas las referencias evangélicas dicen que la Parusía, será un evento glorioso, un regreso triunfal de Jesucristo y el establecimiento Definitivo del Reino.

En su segunda venida, Cristo cumplirá a cabalidad lo que inició en su primera venida. En el intervalo entre la ascensión y la parusía Cristo nos encomienda la tarea evangelizadora en el poder del Espíritu (Hch 1:7). La misión es el sentido de esta época de gracia (Mt 24:14); es nuestra tarea primordial con nuestros mayores esfuerzos. En el tratado Teología de la esperanza, Moltmann concluye que "el cristianismo solo cumple verdaderamente su misión si contagia de esperanza a los hombres" (cit. por Jaume Botey, Construir la esperanza. Barcelona, Cristianismo y Justicia, 2008).

Debemos ser una comunidad que contagie de esperanza.  Es una esperanza que nos inspira, no es un temor, y la misión no es fanática sino esperanzadora. Somos el pueblo de la mayor esperanza que existe, una esperanza que supera todas las antítesis de la historia en la gran síntesis final de la venida de Cristo y su reino. Hoy día esto puede ser una parte primordial de nuestra tarea. Hoy día cuesta esperar; es fácil tirar la toalla y decir que ya no vale la pena luchar. Muchos dicen: “Luché mucho, me sacrifiqué mucho, y mira, no queda nada, ¿cómo vamos a esperar hoy?". Pareceríamos locos. Pero nosotros queremos ser locos, locos de esperanza. Queremos esperar contra la esperanza, porque tenemos los ojos puestos en Alguien que venció a la muerte. Podemos llevar esa esperanza a gente que no tiene cómo esperar porque no tiene a Cristo.

Por eso el apóstol Juan nos recuerda que el fundamento de nuestra esperanza está basado en el conocimiento de la promesa de la Salvación y del evangelio de Jesucristo, En esta epístola, el apóstol Juan habló acerca de la peligrosa propagación de influencias apóstatas en la Iglesia. Advirtió a los santos que no tuvieran comunión con las tinieblas y que se mantuvieran en la seguridad de la luz del Evangelio, ayudarnos a aprender a discernir las enseñanzas falsas sobre Jesucristo, y el seguir el consejo de Juan puede ayudarnos a mantener una estrecha comunión con el Señor conforme permanecemos en la verdad. Además, nos puede ayudar a llegar a comprender el gran amor que nuestro Padre Celestial tiene por cada uno de Sus hijos, que se manifestó al ofrecer a Su Hijo, Jesucristo, como sacrificio por toda la humanidad.

Finalmente, también a nosotros nos son dadas estas enseñanzas “para que nuestro gozo sea completo” (v. 4). Tenemos una responsabilidad asignada por Dios a la luz de este mensaje: debemos proclamarlo e interiorizarlo. No tenemos el más mínimo derecho a cambiar el mensaje que Dios ha puesto en nuestras manos, sino que debemos traspasarlo íntegro a los pecadores con el fin de que, como nosotros, conozcan la gracia perdonadora de Dios. Pero nuestro mensaje no es uno que se limita a estar en nuestros labios; también está en nuestros corazones, y por eso el apóstol habla del gozo completo que empezamos a degustar aquí en la tierra. ¿No es este gozo la reacción más lógica y adecuada al contenido de semejante mensaje? El Señor nos conceda ser fiel al evangelio por dentro y por fuera.

Isaías 52.1-10 / I Juan 1.1-17, TLA

Dios dijo:
¡Despierta, Jerusalén, despierta!
¡Levántate y sé fuerte!
Jerusalén, ciudad santa,
vístete de gala,
que los enemigos extranjeros
ya no volverán a atacarte.
¡Jerusalén, levántate!
¡Sacúdete el polvo!
¡Quítate del cuello las cadenas,
y siéntate en el trono!
Ustedes fueron vendidos por nada,
y ahora, sin dinero serán liberados.
Hace mucho tiempo
mi pueblo descendió a Egipto
y vivió allí como pueblo esclavo.
Y ahora, sin motivo alguno,
Asiria ha maltratado a mi pueblo.
Pero, ¿qué está pasando?
Sin motivo se han llevado a mi pueblo
a la nación de Babilonia;
sus gobernantes se burlan de él,
y en todo momento me ofenden.
Pero vendrá un día
en que mi pueblo me conocerá.
En aquel día sabrán
que yo soy quien dice:
“¡Aquí estoy!”.
Isaías dijo:
Qué hermoso es ver
al que llega por las colinas
trayendo buenas noticias:
noticias de paz,
noticias de salvación,
y le dice a Jerusalén:
“¡Tu Dios reina!”.
¡Escucha!
Tus guardias gritan de alegría,
porque ven con sus propios ojos
que Dios vuelve a Jerusalén.
Habitantes de Jerusalén,
¡entonen canciones de alegría!
Dios ha consolado a su pueblo,
¡ha liberado a Jerusalén!
10 Dios mostrará su poder
a todas las naciones,
y todas las regiones de la tierra
verán la salvación de nuestro Dios.

*

Esta carta habla de la Palabra de vida, la cual ya existía desde antes de que Dios creara el mundo. 2 La escribimos para contarles lo que hemos visto y oído acerca de ella, para que juntos podamos alegrarnos completamente. Así ustedes se mantendrán unidos a nosotros, como nosotros nos mantenemos unidos a Dios el Padre y a su Hijo Jesucristo.
3 La Palabra de vida es Jesucristo, que es quien da la vida verdadera: la vida eterna. Jesucristo estaba con Dios el Padre, pero vino a nosotros. 4 Y nosotros, sus discípulos, lo vimos con nuestros propios ojos, lo escuchamos hablar, y hasta pudimos tocarlo.

5 Jesucristo nos enseñó que Dios es luz, y que donde Dios está no hay oscuridad.[a] Éste es el mensaje que ahora les anunciamos.

Si decimos que somos amigos de Dios y, al mismo tiempo, vivimos pecando, entonces resultamos ser unos mentirosos que no obedecen a Dios. Pero si vivimos en la luz, así como Dios vive en la luz, nos mantendremos unidos como hermanos y Dios perdonará nuestros pecados por medio de la sangre de su Hijo Jesús.


Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...