UNA "BIBLIA DE LAS MUJERES" CREADA POR TEÓLOGAS EN
TIEMPOS DEL #METOO
Agencia France Press, 27 de noviembre
de 2018
www.afp.com/es/noticias/17/una-biblia-de-las-mujeres-creada-por-teologas-en-tiempos-del-metoo-doc-1b46hb2
Cansadas de
ver cómo se usan los textos sagrados
para justificar la sumisión de la mujer, un grupo de teólogas feministas
protestantes y católicas unieron fuerzas para redactar una Biblia de las mujeres.
Las mujeres
presentadas en las traducciones e interpretaciones de la Biblia son sirvientas,
prostitutas o santas.
Pero mientras el
movimiento #MeToo sigue exponiendo abusos sexuales en todas las culturas e
industrias y muchas feministas piden dejar de lado la religión, un ecléctico
grupo de teólogas insiste en que, si se interpretan adecuadamente, las Sagradas
Escrituras pueden ser una herramienta para promover la emancipación de la
mujer.
“Los valores
feministas y leer la Biblia no son incompatibles”, insiste Lauriane Savoy, una
de las dos catedráticas que están detrás de Une
Bible des femmes (“Una Biblia de las Mujeres”), publicada en octubre.
Esta profesora
de la Facultad de Teología en Ginebra, establecida por el propio padre del calvinismo
en 1559, cuenta que la idea surgió cuando ella y su colega Elisabeth Parmentier
se dieron cuenta de lo poco que conoce o entiende la gente de los textos bíblicos.
“Mucha gente
pensaba que están totalmente desfasados, que no tienen relevancia en los
actuales valores de igualdad”, cuenta a la AFP la profesora, de 33 años, bajo
las esculturas de Juan Calvino y otros fundadores del protestantismo en el
campus de la Universidad de Ginebra.
Para rebatir
tales nociones, Savoy y Parmentier, de 57 años, se unieron a otras 18 mujeres
teólogas de varios países y corrientes del cristianismo y crearon una colección
de textos que ponen en duda las tradicionales interpretaciones de la Biblia que
presentan a las mujeres como débiles y subordinadas a los hombres.Parmentier
pone de ejemplo un pasaje del Evangelio de Lucas en el que Jesús visita a dos
hermanas, Marta y María. “Dice que Marta garantiza el ‘servicio’, lo que se ha
interpretado como que sirve la comida, pero la palabra griega diakonia también tiene otros
significados, podría significar que era una diácono”, señala.
Ellas no son las primeras que
ofrecen una visión de las Escrituras más favorable a las mujeres. Ya en 1898 la
sufragista estadounidense Elizabeth Cady Stanton y un comité de otras 26
mujeres redactaron La Biblia de la Mujer,
que buscaba acabar con la ortodoxia religiosa de que las mujeres deberían ser
serviles con los hombres.
Las dos teólogas
de Ginebra, inspiradas por el texto, pensaron en un primer momento en
traducirlo al francés, pero después lo consideraron demasiado desfasado y
decidieron crear una nueva obra acorde a los tiempos.
“Queríamos
trabajar de forma ecuménica”, explica Parmentier, señalando que alrededor de la
mitad de las participantes en el proyecto son católicas y las demás, de varias
ramas del protestantismo.
En la
introducción de Una Biblia de las mujeres,
las autoras señalan que los capítulos buscan "escudriñar [...] cosas que
quedaron maquilladas, traducciones tendenciosas, interpretaciones parciales” en
la tradición cristiana.
“Persistentes lecturas patriarcales”
Las autoras también advierten de las
“persistentes lecturas patriarcales que han justificado numerosas restricciones
y prohibiciones a las mujeres”. Savoy pone el ejemplo de María Magdalena: “Estuvo
al lado de Jesús cuando todos los discípulos masculinos estaban asustados. Fue
la primera que visitó su tumba y descubrió su resurrección”, señaló. “Es un
personaje fundamental, pero se la describe como una prostituta [...] incluso
como la amante de Jesús en ficciones recientes”.
Las académicas
también intentan contextualizar los textos. Por ejemplo, algunos pasajes de
cartas enviadas por San Pablo a las nacientes comunidades cristianas podrían
considerarse antifeministras, y leerlas como instrucciones de cómo debería
tratarse hoy a las mujeres es un sinsentido, señala Parmentier.
“Es como
considerar una carta que alguien envía para dar consejos válida para toda la
eternidad”, insiste.
Las autoras
consideran que su trabajo es una herramienta útil en los tiempos del #MeToo. “Cada
capítulo aborda cuestiones existenciales para las mujeres, preguntas que ellas
mismas se plantean actualmente”, dice Parmentier.
“Mientras
algunas dicen que para ser feminista hay que tirar la Biblia, nosotras creemos
lo contrario”, asevera.
(Véase el video
en: www.youtube.com/watch?v=qpBD_OfYA1U.)
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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer
De esta
forma errónea es como Israel había interpretado la ley. Su pecado consistió en divinizar la ley y legalizar a Dios. A la
inversa, el pecado de los discípulos habría consistido en quitar a la ley su
carácter divino y separar a Dios de su ley. En ambos casos, Dios y la ley
habrían sido unidos e identificados, con las mismas consecuencias. Los judíos
identificaron a Dios con la ley para poder dominarlo al dominar la ley. Dios
quedaba prisionero de la ley y no era ya su señor. Los discípulos, si pensaran
separar a Dios de su ley, lo harían para poder dominar a Dios con los bienes
salvíficas que poseían. En ambos casos se confundirían el don y el donador, se
negaría a Dios con ayuda de la ley o de la promesa salvífica.
Contra ambas
interpretaciones erróneas Jesús revaloriza la ley como ley de Dios. Dios es el
donador y señor de la ley, y esta sólo es cumplida en la comunión personal con
Dios. Sin comunidad con Dios no hay cumplimiento de la ley, y sin cumplimiento
de la ley no hay comunidad con Dios. Lo primero es válido para los judíos, lo
segundo para el posible equívoco de los discípulos.
Jesús, Hijo de
Dios, el único que vive en plena comunión con Dios, revaloriza la ley del
Antiguo Testamento al venir a cumplirla. Por ser el único que lo hizo, sólo él
puede enseñar rectamente la ley y su cumplimiento. Los discípulos debieron
comprender esto cuando él lo dijo, porque sabían quién era. Los judíos no podían
entenderlo porque no creían en él. Por eso debían rechazar su doctrina de la
ley como una ofensa a Dios, es decir, como una ofensa a la ley de Dios. Y Jesús
ha de sufrir las recriminaciones de los abogados de la falsa ley por amor a la
verdadera ley de Dios. Jesús muere en la cruz como un blasfemo, como trasgresor
de la ley, por haber revalorizado la verdadera ley frente a la ley falsa y mal
interpretada.
El cumplimiento
de la ley, del que Jesús habla, sólo puede llevarse a cabo con su muerte en la
cruz como pecador. Él mismo, en cuanto crucificado, es el cumplimiento pleno de
la ley.
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FE, LECTURA Y LIBRE INTERPRETACIÓN: LA FUNCIÓN
CULTURAL DE LAS TRADUCCIONES BÍBLICAS (III)
Este
carácter plural, colectivo y, por todo
ello, decididamente político, de la labor cultural llevada a cabo en la lectura
de origen religioso, apasionó el pensamiento y la imaginación de sociedades
enteras. Asimismo, como agregan Millet y De Robert, las rebuscadas ideas
teológicas, patrimonio de los expertos eclesiásticos, comenzaron a difundirse y
a ser motivo de debates en los lugares más “vulgares”. Lutero mismo lo expresó,
en su peculiar estilo: “No son las letras de la lengua latina las que hay que
escrutar para saber cómo se debe hablar el alemán, que es lo que hacen los
asnos; hay que preguntar a la madre en su casa, a los niños en las calles, a
los hombres comunes en los mercados, y tener en cuenta su boca para saber cómo
hablan para traducir según eso; entonces comprenden y observan que se habla
alemán entre ellos”. Como se puede ver, las reformas del siglo XVI constituyen
un amplio capítulo dentro de la historia de la lectura en Occidente, cuyas
características diferenciadas en cada región de Europa y en cada idioma
ameritan un análisis minucioso a fin de apreciar el impacto que tuvieron en
conjunto.
La lectura bíblica como práctica cultural
Estas perspectivas coinciden, en sus
líneas generales, con los análisis de diversos estudiosos de la historia de la
lectura en el sentido de que las reformas religiosas contribuyeron a modificar
el ámbito de la lectura como se conoció hasta entonces y al surgimiento de una
nueva “cultura bíblica” que progresivamente se afianzaría con un perfil propio
durante los siguientes siglos. Para ellos, y más de allá de cualquier forma de
idealización o de mitificación, la lectura, como acción cultural derivada de
los diversos movimientos reformistas del siglo xvi, derivó hacia nuevas
prácticas, en parte porque “la eclosión de la Reforma coincidió con una
revolución de los medios de comunicación”.
El nuevo arte
generado por la imprenta “modificó las condiciones del movimiento de las ideas,
acelerando la circulación de los textos y reduciendo el coste de cada copia”.
(J.-F. Gilmont, “Reformas protestantes y lectura”, en Guglielmo Cavallo y Roger
Chartier, dirs., Historia de la lectura
en el mundo occidental. Madrid, Taurus, 2001, p. 376).
No obstante,
Gilmont, insiste en que este impacto cultural se consolidaría mediante una
larga gestación de casi 80 años debido al enorme grado de analfabetismo que
existía. Apenas los impresores burgueses advirtieron las posibilidades del
negocio de la lectura, la proliferación de panfletos y otros textos comenzó su
expansión en Alemania, Italia, Francia y los Países Bajos, centros difusores de
libros. Lo que otros enfoques denominan “la construcción de un público lector”
fue resultado de los ímpetus morbosos que atraían a los lectores hacia los
documentos prohibidos, con todo y el temor que producía la censura eclesiástica
en todas sus manifestaciones.
Además, el
surgimiento de las lenguas nacionales al que, como ya se ha dicho,
contribuyeron las traducciones bíblicas, influyó de manera directa en el
surgimiento de ese público ávido de novedades. La denominada “guerra de los
panfletos” dio origen a una mayor conciencia de la función del libro en la
expansión de las ideas protestantes. Entre 1520 y 1525 circularon por toda
Alemania miles de pasquines de pocas hojas, ilustrados en ocasiones. Se había
establecido un público lector casi cautivo para ese tipo de prensa. (LC-O)
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