domingo, 31 de agosto de 2008

Jesús realiza la nueva evangelización, Carlos Mesters

Jesús realizó el ideal del discípulo fiel descrito en los cuatro cánticos del Siervo de Yavé. "La Ley y los profetas llegan hasta Juan; de ahí en adelante comenzó a ser anunciado el Reino de Dios" (Lc 16,16). Estaba comenzando una nueva y definitiva etapa de la historia del pueblo de Dios.

RESUMEN DE LA BUENA NUEVA DEL REINO ANUNCIADO POR JESUS
El evangelio de Marcos resume la Buena Nueva en cuatro puntos:
1) "El plazo se ha cumplido".
2) "El Reino de Dios ha llegado".
3) "Cambien de vida".
4) "Crean en la Buena Nueva" (Mc 1,15). A continuación abordaremos estos cuatro puntos

1.1. "El plazo se ha cumplido" (Leer los hechos con ojos nuevos)
Jesús estaba atento a los hechos y a los tiempos, y "después que apresaron a Juan" (Mc 1,14) llegó a la conclusión de que: "el plazo se ha cumplido". El encarcelamiento de Juan por Herodes hizo que el plazo se venciera y llegara el kairós, el momento de Dios
Jesús analizaba los hechos con ojos diferentes y en ellos percibía cosas que los otros no veían. "¿No dicen ustedes, faltan cuatro meses para la cosecha? Más bien, yo les digo: Levanten la vista y vean cómo los campos están amarillos para la siega" (Jn 4,35). El recorre el país y convoca al pueblo, pues la cosecha es grande, los operarios son pocos y el tiempo urge (Mt 9,35-38). Envía doce y luego 72 para decirle al pueblo: El Reino de Dios ha llegado" (Lc 10,9).
Jesús ayuda al pueblo a leer los hechos con ojos diferentes: les hace reflexionar a partir de lo que está sucediendo (Lc 13,1-5); critica las interpretaciones erradas de los hechos (Jn 9,2-3); utiliza parábolas para comunicar una visión crítica sobre la realidad y sobre la práctica religiosa (Lc 18,9-14; Mt 21,28-32; Lc 10,29-37; etc.). De esta forma Jesús ayuda al pueblo a darse cuenta del plan de Dios que se va realizando en los acontecimientos. Esto supone en Jesús una doble experiencia: una profunda experiencia de Dios, fruto de su filiación divina y de su oración, y una profunda experiencia de la vida del pueblo, fruto de su encarnación e inserción.
No todos aceptan la interpretación de los hechos que Jesús hace. Los fariseos y los saduceos no saben leer los signos de los tiempos (Mt 16,1-4). Jerusalén y las ciudades de Galilea se cierran (Lc 13,34-35; 10,13-15; 19,42). Sin embargo, los pobres aceptan su mensaje (Mt 11,15).

1.2. "El Reino de Dios ha llegado" (La novedad que causa admiración)
Todos esperaban la venida del Reino, cada uno a su modo. Para los fariseos, el Reino vendría cuando la ley se observara perfectamente. Para los esenios, cuando el país estuviera purificado. El pueblo esperaba la venida de un Mesías glorioso. Pero Jesús no esperaba la venida del Reino. Para él, el Reino ya está llegando. Esta es la novedad.
¿Qué análisis de los acontecimientos hace Jesús para llegar a esta conclusión? Pues la observancia de la ley no era perfecta todavía; el país no estaba todavía purificado; tampoco había señal de la llegada gloriosa del Mesías. ¿Entonces, dónde estaba el Reino? ¿Cuáles eran las señales? (Lc 17,20). Jesús responde: "El Reino no viene como fruto de la observancia, ...sino que está en medio de ustedes" (Lc 17,20-21). Esta es una manera radicalmente nueva de mirar el Reino y la realidad.
Jesús no dice lo que es el Reino. El apenas dice que el Reino llegó. Si el Reino ya llegó, entonces se le debe buscar y encontrar en las cosas que Jesús pasa haciendo y diciendo: "Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los rengos andan, los enfermos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan, y la Buena Nueva llega a los pobres" (Mt 11,5-6). "Si yo expulso los demonios con el dedo de Dios, entonces el Reino de Dios ha llegado a ustedes" (Lc 11,20).
Para ayudar al pueblo a percibir la llegada del Reino, Jesús hace una nueva lectura del pasado, del Antiguo Testamento, y con ella procura iluminar los hechos. En la Sinagoga de Nazaret, él usa un texto de Isaías para presentar su propio programa (Lc 4,18-19 e Is 61,1-2), y concluye: "Hoy se cumple entre ustedes lo que han escuchado en este pasaje de la Escritura" (Lc 4,2). El aviso que Jesús le envió a Juan Bautista era de otro texto de Isaías (Is 29,18-19; 35,5-6). La misma expresión de "Buena Nueva del Reino" viene de Isaías (Is 52,7).
Además de eso, Jesús usa comparaciones para ayudar al pueblo a entender esta misteriosa presencia del Reino dentro de los hechos: simiente, fermento, sal, tesoro, grano de mostaza, moneda perdida, etc. Los pobres entienden este lenguaje (Mt 11,25), pues el Reino de Dios, anunciado por Jesús, es para ellos (Mt 5,3-10). Los otros, o sea, los de afuera, oyen, pero no entienden (Mc 4,11-12).

1.3. "Cambien de vida" (Una difícil exigencia)
Jesús no pide en primer lugar: "Observen la ley y la Tradición". El pide metanoia, o sea, cambio en el modo de pensar y de vivir. El pueblo debe cambiar de ideología. De lo contrario, no logra entender nada del mensaje del Reino anunciado por Jesús.
¿Cambiar por qué? Porque hubo una inversión total de valores. La manera como la religión estaba organizada ya no revelaba el rostro de Dios al pueblo: el ser humano estaba en función de la ley (Mc 2,29); la voluntad de Dios fue anulada por la tradición (Mc 7,10-13); la misericordia fue reemplazada en favor de la estricta observancia (Mt 9,13); la justicia practicada por los fariseos ya no mostraba el Reino (Mt 5,20). Pues olvidaban las necesidades del pueblo (Lc 13,15-17), imponían cargas pesadas al pueblo (Mt 23,4), bloqueaban la entrada al Reino (Mt 23,13).
¿Cambiar a qué? Reconocer el propio error e iniciar una nueva práctica con un nuevo rumbo: El amor a Dios es igual al amor al prójimo (Mt 22,39); el objetivo de la ley es imitar a Dios que hace llover sobre todos (Mt 5,43-48); perder la conciencia de que ser el pueblo elegido de Dios es ser un pueblo privilegiado, y comenzar a darse cuenta de que, después de haber hecho todo lo que se debía hacer, no se pasa de ser un siervo inútil (Lc 17,10); entender que, delante de Dios, todos somos iguales y que, en la comunidad, el poder es servicio (Mt 9,35); entender que el sábado es para el hombre (Mc 2,27) y luchar contra las divisiones que desmienten el proyecto de Dios. En una palabra, aprender que nadie tiene derecho de marginar como "pecador", "impuro", "pagano", "maldito" o "ignorante" a los que Dios acoge como hijos (Mt 5,45).
Hacer este cambio era lo mismo que morir y nacer de nuevo. "Quién no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios" (Jn 3,3). Muchos no quisieron hacer este cambio radical, reaccionaron en contra de Jesús y decidieron eliminarlo (Jn 12,37-41; 11,45-54).

1.4. "Crean en la Buena Nueva" (Se realiza la esperanza del pueblo)
A toda esta novedad que comenzó a existir alrededor de su persona, Jesús la llama Buena Nueva del Reino. Así se está realizando la esperanza que por tantos siglos el pueblo aguardaba. Jesús hace lo mismo que los discípulos de Isaías: señala los hechos concretos donde estaba apareciendo el Reino de Dios. De este modo, él sitúa los hechos dentro del conjunto del plan de Dios, y ayuda al pueblo a entender mejor el alcance de aquello que estaba sucediendo.
La noticia no era tan buena para los doctores y escribas. Pero era verdadera buena para los pobres (Lc 4,18; Is 61,1). Pues a través de la práctica y de la palabra de Jesús, el pueblo pobre, que vivía marginado como "ignorante", "maldito", "impuro" y "pecador" (Jn 7,49; 9,34), tenía nuevamente un acceso directo a Dios. Jesús liberó la entrada. La presencia amiga de Dios se volvió nuevamente universal, cercana para todos, libre de las ataduras que venían aprisionándola desde hacía varios siglos.
La entrada en la Buena Nueva se realiza por la fe: "¡Crean en la Buena Nueva!" Es decir, crean en el mensaje de Jesús. ¡Pero no solamente eso! Creer también, y sobre todo, en él, en su Persona, y aceptarlo tal como él mismo se presenta (Jn 14,1). No hay otra entrada. El es "el camino, la verdad y la vida" (Jn 14,6). Dios se hace presente en su actitud: "Quién me ve a mí, ve al Padre" (Jn 14,9).

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