31 de marzo de 2021
El evangelio de Mateo se escribió en medio de la preocupación por el momento delicado que vivía la comunidad nacida en el seno del judaísmo que deseaba conservar sus raíces, pero con una actitud de apertura decidida hacia los gentiles, posiblemente podemos ubicar a esta comunidad en Antioquía de Siria, con dificultades para creer y para perseverar en la espera. El Templo (24.1) es el motivo inicial del discurso. De ahí parten las dos profecías: la primera sobre el lugar sagrado (24.2) y la segunda, sobre los falsos mesías.
I. “No quedará piedra sobre piedra”
¿Ven
ustedes todo esto? Pues les aseguro que aquí no va a quedar ni una piedra sobre
otra. Todo será destruido. (Mt 24.2, DHH)
El
libro VI de la Guerra Judaica escrita por F. Josefo
describe con detalles la destrucción de Jerusalén, en el año 70 d.C.
Así pues, los acontecimientos de Jerusalén iban de mal en peor
cada vez, los sediciosos se encolerizaban más y más en medio de las
calamidades, y ya el hambre los devoraba también a ellos después del pueblo. La
multitud de cadáveres amontonados por toda la ciudad era espantosa a la vista y
despedía un hedor pestilencial, además de ser un obstáculo para las salidas de
los combatientes; porque estos, como gente habituada a la inmensa carnicería
del campo de batalla, se veían precisados a marchar, pisando los cadáveres (VI,1,1-2).
Tito se retiró entonces a la Antonia, resuelto a dar el asalto con todas sus fuerzas al día siguiente, al amanecer, embistiendo el santuario por todos lados. Este estaba realmente condenado al fuego de Dios desde hacía mucho; pero en la sucesión de los tiempos había llegado el día fatal,… en el que también en el pasado había sido incendiado el templo por el rey de los babilonios... En esto, uno de los soldados, sin esperar orden alguna ni abrigar temor por semejante empresa, sino más bien movido por un cierto impulso sobrenatural, toma un poco de leña encendida y arroja fuego dentro de una ventana dorada... Al levantarse las llamas, los judíos lanzaron un grito digno del acontecimiento y, todos a una, corrieron en su defensa, sin mirar ya por su vida ni ahorrar sus fuerzas, puesto que iba a desaparecer lo que anteriormente había sido el objeto de su máxima vigilancia... (VI,4,5).
Todo indica que cuando se redactó el evangelio de Mateo (alrededor del
año 80 d.C.) muchos de los acontecimientos descritos en realidad ya habían
sucedido, pero son considerados desde una perspectiva teológico-escatológica.
Con este discurso los lectores cristianos se sienten motivados en su esperanza.
La destrucción del templo es parte de
los dolores correspondientes al período anterior a la parusía, que puede ocurrir
en cualquier momento.
No todo representa dolor en la destrucción del templo ya que
con ella desaparece el centro principal de la élite religiosa, el poder
religioso, político y económico que esa minoría ejercía sobre la vida de las
personas.
Las profecías puestas en labios del Mesías adquieren un significado distinto, ya no se trata sólo de los acontecimientos particulares que desembocaron en la destrucción de Jerusalén y del templo , sino que son signos (que hay que saber leer) que presagian el desenlace de la historia humana, vista desde una perspectiva teológica, cuya clave de lectura es la fe.
II. ¡Que no les engañe nadie! (24.3-13)
Queremos
que nos digas cuándo va a ocurrir esto. ¿Cuál será la señal de tu regreso y del
fin del mundo? (Mt 24.3, DHH)
Los
discípulos un tanto ansiosos desean saber:
1. ¿Cuándo tendrá lugar la ruina de Jerusalén? 2. ¿Qué signos anunciarán
la venida gloriosa del hijo del hombre? y 3. ¿Qué signos anunciarán el fin del
mundo? Nosotros sabemos muy bien, como lo sabía Mateo cuando escribió estas
páginas, que la ruina de Jerusalén tuvo lugar en el año 70 y que el final de
los tiempos todavía está por venir.
Para los discípulos existe una gran necesidad de saber el tiempo de llegada de Jesús, παρουσία, la parusía es un término que quiere decir; presencia, llegada, venida pero que tiene significado militar, político-religioso, ya que denota la llegada de un emperador, rey gobernador, comandante militar u otro funcionario importante a una ciudad o pueblo. La llegada iba muchas veces precedida por el cobro de un impuesto especial, en dinero o en especie para cubrir los gastos de esa ceremonia, que no era más que un acto de sumisión al poder de la persona recibida. En las tradiciones religiosas, el término hace referencia a la aparición de un dios. Empleando la palabra παρουσία, el evangelio presenta la futura venida de Jesús como un acontecimiento que afirma la autoridad suprema de Dios y que trae vida y dicha para quienes reciben a Jesús, pero condena y muerte para quienes lo rechazan. Una vez más el evangelio emplea imágenes imperiales al referirse al establecimiento final del imperio divino.
Jesús
les contestó: Tengan cuidado de que nadie los engañe. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí.
Dirán: “Yo soy el Mesías”, y engañarán a mucha gente. (Mt 24.4-5, DHH)
Jesús no responde a la pregunta planteada por sus discípulos acerca del
cuándo sucederán las cosas a las que se está refiriendo (24.3b) y que dio pie
para el desarrollo del discurso. Él aprovecha el cuestionamiento para
advertirles acerca de la importancia de reconocer la magnitud de la situación,
por lo cual los invita a la prudencia, los llama a la vigilancia y al
testimonio en los tiempos difíciles de la historia humana que va a llegar a su
fin, de lo cual hablaremos más adelante.
Muchos vendrán como falsos reyes -ungidos, mucho indica un fenómeno
repetido, continuo; por tanto, durante un período considerable. El aviso contra
falsos mesías y profetas recuerda advertencias respecto a otros grupos y la
élite religiosa, capaces de extraviar a la comunidad. Los supuestos mesías son
falsos porque no saben leer los signos de los tiempos.
Las penurias van a tener inicio en Jerusalén y hay una advertencia para
no dejarse engañar por los falsos cristos y falsos profetas. Mateo comienza a presentar
algunos aspectos futuros, pero que deben mantener alerta a los discípulos para
que no incurran en juicios equivocados que los lleven al error.
III. Algunos signos, pero todavía no es el fin
Ustedes
tendrán noticias de que hay guerras aquí y allá; pero no se asusten, pues así
tiene que ocurrir; sin embargo, aún no será el fin. Porque una nación peleará contra otra y un
país hará guerra contra otro; y habrá hambres y terremotos en muchos lugares. Pero todo eso apenas será el comienzo de los
dolores. Entonces los entregarán a ustedes para que los maltraten; y los
matarán, y todo el mundo los odiará por causa mía. En aquel tiempo muchos
renegarán de su fe, y se odiarán y se traicionarán unos a otros. Aparecerán
muchos falsos profetas, y engañarán a mucha gente. Habrá tanta maldad, que la
mayoría dejará de tener amor hacia los demás.
Se
mencionan temas clásicos de la apocalíptica judía: persecuciones, calamidades, etc.
Sin embargo, también tiene lugar una
serie de elementos que son de inspiración específicamente cristiana, tales como
las persecuciones por causa de Cristo (24.9-13), la proclamación de la Buena
Nueva del Reino (24.14), el juicio sobre las naciones (25.31-46), etcétera.
Muy seguramente en estos tiempos de Mateo había guerras civiles, guerras
exteriores, y a veces ambas al mismo tiempo. ¡Cuidado, no os alarméis! Porque eso tiene que suceder, pero todavía no
es el fin (del mundo). Jesús previene contra una mala interpretación de las
guerras pues ellas no suponen una amenaza para los planes o la soberanía de
Dios ni significan el fin, son angustias y dolores escatológicos, pero no
marcan la venida de Jesús.
Otra característica concierne a desastres: y habrá hambres y terremotos en
diversos lugares. El hambre puede derivar de fenómenos naturales malas
condiciones climáticas, enfermedades, pandemias, plagas, codicia de los
comerciantes, competencia desleal, etc. Pero todavía no es el final, aunque por
supuesto apunta hacia él.
Otra señal de que el final está cerca pero aún no ha llegado es la
acentuada hostilidad hacia los discípulos y discípulas, el tema de la persecución
está presente en las señales antes del fin. Todas
las naciones los odiarán por causa de mi nombre. Así La hostilidad es la
reacción normal de los poseedores del status quo contra la misión de los
discípulos de anunciar y plasmar en obras el perturbador y transformador
imperio de Dios. La persecución puede causar apostasía y división entre los
discípulos. Muchos tropezarán
entonces, es decir, abandonarán el seguimiento de Jesús, cometiendo una falta
grave, se traicionarán y odiarán unos a otros, ¿Puede la comunidad resistir
tales presiones y evitar derrumbarse?
Entre estos signos propios de un estilo apocalíptico lleno de imágenes
se encuentran los terremotos, los sismos o temblores aparece varias veces en
Mateo como símbolo de la llegada efectiva de los últimos tiempos; por ejemplo,
cuando Jesús muere, un sismo abre las tumbas (27.51) y, al ver ese sismo, los
guardias se llenan de miedo (27.54); otro sismo abre la tumba de Jesús (28.2),
etcétera. Y por el aumento de la iniquidad se enfriará el amor de la mayoría, el
amor que se enfriará es el amor a Dios y a los demás el que persevere hasta el
fin, ése se salvará. Una vez se invita a permanecer fiel a través de los sufrimientos.
En general todas estas imágenes, recogidas de la apocalíptica del Antiguo
Testamento, tienen que asegurarnos que la venida de Cristo es cierta y que hay
que esperarla en la fe. En varios
capítulos Mateo explica las difíciles circunstancias de sufrimiento a que se
enfrenta la comunidad de discípulos con respecto a otras comunidades judías y al
Imperio romano. Sus luchas y
adversidades son presentadas en un contexto cósmico, y no se las ve como algo
inesperado ni como un fracaso, sino como un tiempo antes del triunfo seguro de
los planes de Dios.
La advertencia de una espera vigilante tiene como objetivo no dejarse
seducir por pretendidos y engañosos mesías al igual que no tomar como signos
del fin de los tiempos los hechos negativos que con frecuencia afectan y
desgarran a la humanidad, tales como guerras, terremotos, hambrunas y con ellos
toda clase de desgracias.
Éstos, aunque constituyen una realidad trágica, no son definitivos para
determinar el fin último. En ese contexto, los mismos discípulos quedarán
involucrados en una situación alarmante: sufrirán diversas persecuciones y
violencias por dar testimonio; aun así, la buena noticia del reino será
predicada a todas las naciones, antes de que llegue el fin. Esta motivación es
un aliciente para quienes habrán de anunciar la Buena Nueva.
Los siguientes versículos narran las parábolas donde el tema central es “la vigilancia”. La vigilancia es mostrar fidelidad y responsabilidad a una misión confiada por el señor. ¿Por qué insiste Mateo en la vigilancia y la fidelidad? Es muy probable que la comunidad de Mateo hubiera sufrido la experiencia dolorosa de la infidelidad de algunos de sus integrantes o líderes, y por ende Mateo desea recordarles la seriedad de su ministerio. Recordemos que estamos en la relación de siervos ante el amo; éste puede exigir más de lo que exige la justicia humana; uno no es verdadero servidor si no está dispuesto a cumplir las exigencias del amo y señor sea cuales fueran.
IV. La responsabilidad
La
gran tribulación es marcada por la aparición de falsos mesías, guerras,
persecuciones contra los seguidores de Jesús, pero también por la proclamación
del evangelio del reino de Dios. “Y esta buena noticia del reino
será anunciada en todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan;
entonces vendrá el fin” (Mt 24.14, DHH).
De igual forma el Evangelio de Mateo nos
muestra a un Jesús que en su muerte y su resurrección, ha inaugurado el reino de
Dios e incluso lo ha establecido definitivamente. Los
acontecimientos finales de la historia del mundo van a ser precedidos por la
predicación del evangelio del reino “a todas las naciones”. Se puede considerar
como cosa cierta que, en la forma que él lo vio y lo predijo, la proclamación
global del evangelio no iba a ser un asunto de unas pocas semanas, meses o años,
sino que abarcaría un período mucho más extenso de tiempo, muchos siglos. Es
definidamente el evangelio “del reino”, esto es, del reinado de Dios en la
vida, por gracia y por medio de la fe.
Desde su nacimiento la Iglesia está hecha para el anuncio, la responsabilidad es anunciar la buena noticia del Reino, noticias de esperanza, de salvación, de bienestar. Ahora en estos tiempos de desolación y muerte la iglesia debería asumir su responsabilidad de anunciar las buenas noticias del reino. En adelante, será misión de la iglesia lograr que los frutos de la victoria alcancen a toda la humanidad.
Conclusión
Dios se nos muestra como el soberano de este mundo,
él decide los tiempos y las sazones, él es que decide el destino del cosmos.
¿Qué le espera a quienes no reconocen su soberanía? Jesús dirige este discurso
escatológico a sus discípulos. Presenta algunos aspectos que invitan a la
vigilancia y exhortan a que ellos se mantengan firmes en su esperanza y en el
testimonio de su fe, en medio de las pruebas y dificultades que enfrentarán.
Entretanto llega el tiempo de la parusía nos queda vivir
como la comunidad mateana, mostrando un cristianismo alternativo,
contracultural y subversivo, de resistencia activa, en la esperanza cierta del
futuro. ¿Qué aflige más a la
iglesia? ¿El final de los tiempos o el encuentro con el Salvador?
El presente, que se extiende desde el ministerio de Jesús
hasta su venida, es un tiempo de angustia o dolores, que llegará a su fin con
la parusía y estar preparados para ella debe ocupar nuestra atención,
fidelidad, esperanza y fe. El grito de los
evangelios es: ¡Estén preparados! ¡Velad! Y ese grito tiene que resonar en el
corazón de todo creyente que anhela el gran encuentro, como una exigencia de
fidelidad a la misión confiada por el maestro.
Estamos pasando por tiempos de muerte, enfermedad y dolor;
como comunidades de fe tenemos luchas y adversidades; el evangelio de Mateo nos
trae esperanza y aliento, recordemos que el presente tiene carácter transitorio;
todo pasará. Se nos requiere fidelidad y vigilancia en la convicción de que el
glorioso futuro de Dios es inevitable.
El texto ofrece consolación, Pero yo salvaré a todos mis
seguidores que confíen en mí hasta el final.
24,13. La angustia y los sufrimientos presentes merecen ser soportados a
cualquier precio ya que la fiel supervivencia en medio de las grandes
dificultades y la confianza en el Salvador traerán la recompensa.
Se requiere del discípulo(a) que actúen obedientemente, no
tropezando, cuidando de que el propio amor no se enfríe. El fin es la parusía
es participar en la concreción de los planes de Dios, que vencen toda
resistencia a sus designios salvíficos y establecen su imperio sobre todas las
cosas, incluso sobre Roma.
Que en medio de las circunstancias difíciles de muerte y desolación que nos rodean podamos ser alentados por el evangelio de Mateo, que nuestra espera se activa proclamando el evangelio del reino a la humanidad, proclamando la esperanza en un Dios vivo y verdadero, que nuestra espera sea vigilante para no caer en tentación y que podamos guardar nuestro ministerio con temor y temblor. Amén.
Bibliografía
Mateos, Juan y
Fernando Camacho, El evangelio de Mateo.
Lectura comentada. Madrid, Cristiandad, 1981.
Carter, Warren, Mateo y los márgenes, una lectura sociopolítica y
religiosa. Estella, Verbo Divino, 2007.
Castaño
Fonseca, Adolfo M. Evangelio de Marcos. Evangelio
de Mateo. Estella, Verbo Divino,
2010 (Biblioteca bíblica básica, 15).
Poittevin y Charpentier, El evangelio según San Mateo. Estella, Verbo Divino, 1987 (Cuadernos bíblicos, 2).