Biblia de Lutero (1534)
16 Cuando les anunciamos la venida
gloriosa y plena de poder de nuestro Señor Jesucristo, no lo
hicimos como si se tratara de leyendas fantásticas, sino como testigos oculares
de su grandiosidad. 17 Él recibió, en efecto, honor y gloria cuando
la sublime voz de Dios Padre resonó sobre él diciendo: “Éste es mi Hijo amado,
en quien me complazco.” 18 Y nosotros escuchamos esta voz venida del
cielo mientras estábamos con el Señor en el monte santo.
19
Tenemos también la
firmísima palabra de los profetas, a la que ustedes harán bien en atender como
a lámpara que alumbra en la oscuridad hasta que despunte el día y el astro
matinal amanezca en sus corazones. 20 Sobre este punto, tengan
muy presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por
cuenta propia, 21 ya que ninguna profecía ha tenido su origen en la
sola voluntad humana, sino que, impulsados por el Espíritu Santo, hubo quienes
hablaron de parte de Dios.
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