DEVOCIONAL POR EL XXV ANIVERSARIO DE LA
IGLESIA
Jueves 23 de abril de 2020
Llamamiento: Salmo
100
Oración de ofrecimiento
Himno: “Eres mi protector” (322)
Momento de oración de intercesión
Lectura bíblica: Salmo
124
Tema: “Si Dios no nos hubiera ayudado, ¿qué habría sido
de nosotros?”
Himno: “Tu fidelidad” (52)
Ofertorio (consagración)
Bendición del Señor
En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo,
quien nos amó, nos dará la victoria total. Yo
estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la
muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni
nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del
amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo! Romanos 8.37-39, TLA
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ACOMPAÑAMIENTO
BÍBLICO
Este salmo plantea la gran pregunta que
la fe se hace a sí misma al considerar con seriedad la forma en que Dios
acompaña, sostiene y fortalece a su pueblo, a su iglesia: si no fuera por Él,
por su presencia de misericordia y amor, ¿qué sería de nosotros? El panorama,
evidentemente, sería completamente oscuro y deprimente. Pero Él siempre ha
estado ahí, atento, dispuesto a dar de su poder profundo para que la comunidad
de fe permanezca fiel a las promesas divinas y los beneficios del pacto.
Después de un cuarto de siglo de
experiencia cristiana, de conflictos inevitables, pero también del esfuerzo por
ofrecer un buen testimonio del Evangelio, el saldo no puede ser sino positivo:
afirmar categóricamente que se ha vivenciado efectivamente la cercanía divina, las
manifestaciones constantes de su cariño y ternura. La celebración consiste en
afirmar y agradecer el hecho de que, igual que con el antiguo Israel, Dios “estuvo
y está ‘de nuestro lado’, y, por tanto, no sucedieron los posibles males. […] La
aseveración evangélica clave es que Yahvéh está por nosotros, con nosotros, de
nuestro lado, nos pertenece, completamente comprometido” (Walter Brueggemann).
Ésa es la razón profunda de nuestra
gratitud y compromiso: Dios está siempre con nosotros, tal como lo ha prometido
por medio de su Hijo. Sumémonos a esa gratitud y celebremos confiadamente, en
medio de esta situación compleja, la cercanía indiscutible de nuestro Dios y Señor.
(LCO)
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