En su enseñanza sobre el pecado (adikia-hamartía) y la justicia de Dios (Ro 1-3) no se menciona explícitamente el imperio; se habla de las impiedades e injusticias de los seres humanos que encerraron la verdad en la injusticia (1.18), y de que no había nadie capaz de hacer justicia. Pero un estudio de la situación romana desde la perspectiva de los pobres hace inmediatamente la ligazón entre el poder del pecado y la situación socio-económica; entre la justicia de Dios y la justicia del imperio, entre la gracia de Dios que otorga su justicia como don (frente a la imposibilidad práctica del ser humano de realizarla) y el mérito de status, riqueza y poder que rige la ley imperial.
Creemos que Pablo ve en el sistema del imperio romano un poder estructural económico, político y militar, imposible de hacerle frente. Por eso cobra las dimensiones de una estructura de pecado (hamartía) que lleva a la muerte. Lo ve como un sistema que, bajo las apariencias, se presenta como el protector y pacificador de las provincias, pero que esconde en su seno la práctica de la injusticia. Para Pablo, esto es ausencia o desconocimiento de Dios, idolatría pura.
Nótese que Pablo utiliza el término pecado (hamartía) en el capítulo 3, no antes. En 1-2 no habla más que injusticia (adikia). La práctica de injusticia de todos pervirtió el conocimiento verdadero de Dios. Eso llevó a que se cautivara la verdad en la injusticia. Pecado es la sociedad invertida, en la cual todos los seres humanos son cómplices por su práctica de injusticia.
Nótese que Pablo utiliza el término pecado (hamartía) en el capítulo 3, no antes. En 1-2 no habla más que injusticia (adikia). La práctica de injusticia de todos pervirtió el conocimiento verdadero de Dios. Eso llevó a que se cautivara la verdad en la injusticia. Pecado es la sociedad invertida, en la cual todos los seres humanos son cómplices por su práctica de injusticia.
Esta ausencia de justicia/ausencia del Dios verdadero, le llevó a Pablo a teologizar sobre el pecado desde Adán. El imperio romano no era la primera ni la única experiencia de dominación de los pueblos, por eso, tiene que haber algo más profundo en el interior del ser humano que le hace responsable de las injusticias y se enreda en ellas. Porque, en un momento, dado éstas cobran autonomía y se tornan en estructuras de relaciones sociales de pecado, incontrolables y esclavizadoras de todos los seres humanos. A eso se le llama pecado (hamartía).
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