lunes, 13 de agosto de 2007

El poder del Evangelio (Ro 1.16-32), L. Iván Jiménez J.

I. Cuestiones introductorias
La Epístola a los Romanos presenta a un Pablo “moderado”. Pierde su radicalidad inicial, sobretodo en la cuestión de los cristianos judíos y gentiles. Romanos como gran resumen de la teología paulina. Una teología madura.
1 Tesalonicenses, Gálatas, 1 Corintios, 2 Corintios, Filemón, Romanos.

Recordar que Pablo escribe a una comunidad marginada.
Roma como centro del Imperio: migración – marginación – pobreza – violencia.
Cristianos como grupo minoritario: exclusión dentro de la marginación.
Esclavos o no ciudadanos. Esclavo: el amo tiene derecho sobre su persona. “El dueño tiene poder de vida y de muerte sobre el esclavo. Por cuya razón puede castigarle, venderle o abandonarle.” La vida del esclavo no le pertenece al individuo. No ciudadanos: no tienen derecho al connubium, comemercium, jus suffragii ni al jus honorum (cf. E. Petit, Tratado elemental de derecho romano, pp. 76-94).

Pablo utiliza lenguaje jurídico a lo largo de la carta (justicia/juicio/ley/condena).
Estructura “jurídica” de la carta (similar a cualquier proceso judicial): Injusticia (cap. 1) – Juicio (cap. 2) – Juicio apegado a la Ley (cap. 2-3) – Sentencia como culpable (cap. 3) – Justificación/gracia.
La justificación en Romanos es similar a la justificación ante la ley por parte de los Ciudadanos romanos.
Para el rico o el ciudadano la justificación la da su posición social. Para el marginado la única esperanza de justificación es por medio de la gracia, no por méritos sociopolíticos.

II. La injusticia como principio de todo mal
En el primer capítulo Pablo utiliza la palabra adikia que significa injusticia.
No utiliza en ningún momento algún término que pueda significar pecado.
La injusticia que es el producto de la corrupción.
Ligadura por parte de los primeros lectores de la carta entre injusticia/corrupción y el Imperio Romano.
La injusticia trae marginación; la marginación pobreza; la pobreza trae depresión, miseria, violencia. Un círculo vicioso: los marginados y oprimidos se convierten (muchas veces) en opresores a la vez. Sociedad corrupta.

III. El poder romano versus el poder del Evangelio
El poder como la imposición de voluntad de unos pocos hacia los muchos.
Los mecanismos de poder tienen como fin “seducir” a los oprimidos, evitar la disidencia. No siempre se aceptan las acciones de los poderosos por miedo, muchas veces se aceptan por convicción propia.
El poder se justifica como valor. “De allí la ambivalencia de todo poder político: a la vez que se busca por sí mismo, se justifica como medio de realizar un valor.” (L. Villoro, El poder y el valor, p. 84). “Lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice no, sino que de hecho va más allá, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; es preciso considerarlo como una red productiva que atraviesa todo el cuerpo social más que como una instancia negativa que tiene como función reprimir.” (Michel Foucault, Microfísica del poder, pp. 192-193).
El poder dice tener/controlar la Verdad “encerrada en la injusticia”.
Triple ejemplo: a) La Pax romana: invasión a las naciones, utilización de la fuerza desmedida del ejército justificando llevar desarrollo, unirse al Imperio Romano y así tener el apoyo en la seguridad en contra de los “pueblos bárbaros”; b) Las guerras de Estados Unidos en los siglos XX-XXI: Se invade Afganistán e Irak utilizando una máscara de paz, libertad y democracia; c) El uso del ejército como “policía” por el gobierno federal en México: se violan derechos humanos, se roba a campesinos inocentes, se intenta militarizar al país utilizando una máscara de paz y tranquilidad social. El poder utiliza la violencia contra el pueblo y el extranjero justificándola con el valor.
v. 32: Todos somos cómplices.
“El Evangelio cuestiona el ser-ahí y el ser-así del mundo y, con ello, se diriga a cada hombre.” (K. Barth, Carta a los Romanos, p. 88)
El poder del Evangelio es el liberador de estructuras injustas. La liberación es gradual: conocimiento de la situación – sensibilización – acción.
El Evangelio cuestiona el statu quo de la sociedad.
El “poder” del Evangelio por la gracia hace eficaz el “poder” de todos al unificarlos en una acción colectiva. (cf. L. Villoro, p. 81).

IV. Preguntas para la reflexión
¿Quiénes son hoy los excluidos de la sociedad?
¿Quiénes son los excluidos de las iglesias?
Para los excluidos de las iglesias, ¿qué argumentos de “verdad” utilizamos para justificar nuestro poder que margina?
Como iglesias, ¿participamos del juicio/exclusión o de la gracia/inclusión?
“Si el amor de Dios es gratuito la única respuesta del hombre es la fe, que consiste en la aceptación o recepción del amor de Dios. El ser humano ha de limitarse, pues, a recibir y no debe tener pretensión alguna de tomar la iniciativa.” (J. Comblin, Pablo: trabajo y misión, p. 59).

***

Otras reflexiones

Dios se reveló primeramente a través de sus obras. Se revela por medio de la Creación.
Si Dios se revela de esa manera entonces hay historias paralelas de salvación.
No debemos solamente leer la historia de salvación después de Jesucristo. Para entender la fe bíblica debemos leer la historia de salvación también de Jesucristo hacia atrás.
Los judíos también fueron salvos por gracia, no por cumplimiento de la ley.
En la ley hay gracia de Dios siempre y cuando su lectura sea contextual. Fue gracia para el pueblo judío cuando eran peregrinos.
El legalismo entra cuando la ley quiere ser aplicada en un contexto muy diferente al peregrinar por el desierto.

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