4 de octubre de 2009
1. El encuentro con Dios, una historia de amor
Si la predestinación se aborda solamente como un asunto dogmático, se corre el riesgo de perder de vista la dimensión del encuentro con Dios, pues la doctrina tiende a ser vista más como una teoría que como una realidad redentora que va más allá de las premisas religiosas convencionales. Por el contrario, si la elección de Dios es vista como una “historia de amor” en la que Dios condesciende a buscar a las personas para encontrarse con ellas y redimirlas, entonces la copmprensión dogmática se subordina al encuentro entre dos voluntades libres, pasando por encima o acumulando las causas como actos que debieron cumplirse hasta llegar al encuentro. Como sucede en el poema “Las causas”, de Jorge Luis Borges, en donde la enumeración de sucesos produce un efecto alucinante.[1] Esta cadena de situaciones responde a una intención que amalgama el designio insondable con la existencia humana impredecible que se define por la unicidad de la vida en todos los sentidos. La predestinación, más que una doctrina es la realización de un encuentro en la historia, pues no se puede hablar bíblicamente de ella separadamente de la posibilidad de la salvación, que palpita en cada acción de Dios en relación con la humanidad.
La definición de Calvino ciertamente complica la comprensión de la predestinación como un acto dual en el que Dios no solamente incluye el acto salvífico, sino también el de la condenación: “Llamamos predestinación al eterno decreto de Dios, por el que ha determinado lo que quiere hacer de cada uno de los hombres. Porque El no los crea a todos con la misma condición, sino que ordena a unos para la vida eterna, y a otros para condenación perpetua. Por tanto, según el fin para el cual el hombre es creado, decimos que está predestinado a vida o a muerte” (IRC, III, xxi, 5). La perspectiva actual debería subrayar los aspectos positivos no solamente para encontrar los signos, señales o consecuencias de la predestinación en la vida cotidiana, sino también para asumir la salvación como una tarea en la que la Providencia divina ha provisto el camino a seguir en medio de las contingencias.
Las afirmaciones bíblicas sobre la realidad teológica y humana de la predestinación no son solamente abundante sino también, por decirlo así, “aplicadas” a personas, comunidades y situaciones concretas. En el caso de Jeremías, por ejemplo, Yahvé le dice: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (1.5). Allí, conecta su elección con la misión que le encomendará para afrontar la problemática histórica del momento. Se trata de uno de los planteamientos más radicales de la predestinación “en acto”, pues el profeta es uno de los que más conciencia tienen del conflicto interior que representa ser destinado por Dios para enfrentar grandes dilemas históricos desde un encuentro personal.
2. Destino, vocación y salvación
Leopold Schümmer explica la relación de la predestinación con la vocación, en el esquema calviniano, como sigue:
En la síntesis de Calvino, otra noción unida a la vocación es la de predestinación. Es un aspecto de la soberanía de Dios, que conduce su obra hacia su fin: la restauración definitiva en la Parusía. En presencia de la predestinación, el hombre es despojado de todas sus pretensiones y descubre que recibe todo del Señor. Podemos resumir en cuatro frases la enseñanza de Calvino sobre este tema:
- La predestinación no se presenta nunca como una explicación, sino como un misterio que envuelve a Dios y el hombre.
- La meditación de este dogma es odiosa y prohibida, si el pensador especula sobre el número de los elegidos y de los condenados, que sólo Dios conoce.
- Dios no predestina al mal. Es el hombre quien cae por su pecado.
- El sentido vivo, el único para meditar, reside en el diálogo, donde Dios rebela al hombre que ha sido amado primero, mientras que su indignidad sólo merecía la muerte, y que pertenece al rebaño de Jesucristo.[2]
Según Pablo en Efesios 1.4-5, la predestinación es un acto que sucede “en amor”, no de manera ajena o ciega. La vinculación de la elección con la vocación salvífica es innegable, pues el trabajo del Espíritu (ordo salutis), conectado con la eterna voluntad divina desemboca en sucesos concretos que la persona debe vivir como resultado del encuentro salvador con Dios a través de Jesucristo. La gran pregunta no consiste solamente en dudar acerca de la predestinación personal, puesto que también hay un conocimiento de Dios que conduce a una praxis concreta, sino también en encontrar el rostro de Dios en toda circunstancia.
La pregunta se hace más compleja si se considera que la enseñanza cristiana de la fe y con ello también la salvación, son obsequio de Dios. ¿Quiere decir entonces que Dios decide despertar la fe en determinadas personas, pero no en todas?, ¿en salvar a algunos, pero no a todos?
Según esto, ¿Dios elige desde un principio a determinadas personas para que vivan en la salvación eterna, y sentencia a otras a priori a la condena perpetua? (www.calvin09.org/ES/interactivo/enfoque-teol-gico/predestination_12/-cu-l-es-la-pregunta.html).
¿Cuál es, entonces, la respuesta bíblica y reformada al misterio de la predestinación? Primero que nada, plantea Calvino, hay que situarla al lado de la Providencia, como si estuviésemos ante la realidad incontrovertible de la omnisciencia divina y fuésemos confrontados por su amor y su justicia a la vez. Hay muchas cosas que podemos preguntarnos, pero la insondabilidad del decreto de Dios nos alcanza en la medida en que estemos dispuestos a escuchar su voz. Lo demás, le pertenece a él:
Según Calvino, lo único que sabemos es que Dios, de manera muy general, ha empleado la misericordia y el amor ante algunos y la justicia ante otros. No obstante, no conocemos las razones por las cuales Dios determinó a unos a la salvación y a otros a la perdición.
Antes que abracemos la fe tampoco podemos saber si Dios nos ha destinado a la salvación o perdición, únicamente mediante la fe podemos adquirir la certidumbre de ello, pues en la fe obtenemos la certeza de ser salvados. Al mismo tiempo, esto significa que nunca podemos afirmar que determinada persona estaría destinada o no a la salvación, ya que ello forma parte del designio secreto de Dios. (Idem)
Si la predestinación se aborda solamente como un asunto dogmático, se corre el riesgo de perder de vista la dimensión del encuentro con Dios, pues la doctrina tiende a ser vista más como una teoría que como una realidad redentora que va más allá de las premisas religiosas convencionales. Por el contrario, si la elección de Dios es vista como una “historia de amor” en la que Dios condesciende a buscar a las personas para encontrarse con ellas y redimirlas, entonces la copmprensión dogmática se subordina al encuentro entre dos voluntades libres, pasando por encima o acumulando las causas como actos que debieron cumplirse hasta llegar al encuentro. Como sucede en el poema “Las causas”, de Jorge Luis Borges, en donde la enumeración de sucesos produce un efecto alucinante.[1] Esta cadena de situaciones responde a una intención que amalgama el designio insondable con la existencia humana impredecible que se define por la unicidad de la vida en todos los sentidos. La predestinación, más que una doctrina es la realización de un encuentro en la historia, pues no se puede hablar bíblicamente de ella separadamente de la posibilidad de la salvación, que palpita en cada acción de Dios en relación con la humanidad.
La definición de Calvino ciertamente complica la comprensión de la predestinación como un acto dual en el que Dios no solamente incluye el acto salvífico, sino también el de la condenación: “Llamamos predestinación al eterno decreto de Dios, por el que ha determinado lo que quiere hacer de cada uno de los hombres. Porque El no los crea a todos con la misma condición, sino que ordena a unos para la vida eterna, y a otros para condenación perpetua. Por tanto, según el fin para el cual el hombre es creado, decimos que está predestinado a vida o a muerte” (IRC, III, xxi, 5). La perspectiva actual debería subrayar los aspectos positivos no solamente para encontrar los signos, señales o consecuencias de la predestinación en la vida cotidiana, sino también para asumir la salvación como una tarea en la que la Providencia divina ha provisto el camino a seguir en medio de las contingencias.
Las afirmaciones bíblicas sobre la realidad teológica y humana de la predestinación no son solamente abundante sino también, por decirlo así, “aplicadas” a personas, comunidades y situaciones concretas. En el caso de Jeremías, por ejemplo, Yahvé le dice: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (1.5). Allí, conecta su elección con la misión que le encomendará para afrontar la problemática histórica del momento. Se trata de uno de los planteamientos más radicales de la predestinación “en acto”, pues el profeta es uno de los que más conciencia tienen del conflicto interior que representa ser destinado por Dios para enfrentar grandes dilemas históricos desde un encuentro personal.
2. Destino, vocación y salvación
Leopold Schümmer explica la relación de la predestinación con la vocación, en el esquema calviniano, como sigue:
En la síntesis de Calvino, otra noción unida a la vocación es la de predestinación. Es un aspecto de la soberanía de Dios, que conduce su obra hacia su fin: la restauración definitiva en la Parusía. En presencia de la predestinación, el hombre es despojado de todas sus pretensiones y descubre que recibe todo del Señor. Podemos resumir en cuatro frases la enseñanza de Calvino sobre este tema:
- La predestinación no se presenta nunca como una explicación, sino como un misterio que envuelve a Dios y el hombre.
- La meditación de este dogma es odiosa y prohibida, si el pensador especula sobre el número de los elegidos y de los condenados, que sólo Dios conoce.
- Dios no predestina al mal. Es el hombre quien cae por su pecado.
- El sentido vivo, el único para meditar, reside en el diálogo, donde Dios rebela al hombre que ha sido amado primero, mientras que su indignidad sólo merecía la muerte, y que pertenece al rebaño de Jesucristo.[2]
Según Pablo en Efesios 1.4-5, la predestinación es un acto que sucede “en amor”, no de manera ajena o ciega. La vinculación de la elección con la vocación salvífica es innegable, pues el trabajo del Espíritu (ordo salutis), conectado con la eterna voluntad divina desemboca en sucesos concretos que la persona debe vivir como resultado del encuentro salvador con Dios a través de Jesucristo. La gran pregunta no consiste solamente en dudar acerca de la predestinación personal, puesto que también hay un conocimiento de Dios que conduce a una praxis concreta, sino también en encontrar el rostro de Dios en toda circunstancia.
La pregunta se hace más compleja si se considera que la enseñanza cristiana de la fe y con ello también la salvación, son obsequio de Dios. ¿Quiere decir entonces que Dios decide despertar la fe en determinadas personas, pero no en todas?, ¿en salvar a algunos, pero no a todos?
Según esto, ¿Dios elige desde un principio a determinadas personas para que vivan en la salvación eterna, y sentencia a otras a priori a la condena perpetua? (www.calvin09.org/ES/interactivo/enfoque-teol-gico/predestination_12/-cu-l-es-la-pregunta.html).
¿Cuál es, entonces, la respuesta bíblica y reformada al misterio de la predestinación? Primero que nada, plantea Calvino, hay que situarla al lado de la Providencia, como si estuviésemos ante la realidad incontrovertible de la omnisciencia divina y fuésemos confrontados por su amor y su justicia a la vez. Hay muchas cosas que podemos preguntarnos, pero la insondabilidad del decreto de Dios nos alcanza en la medida en que estemos dispuestos a escuchar su voz. Lo demás, le pertenece a él:
Según Calvino, lo único que sabemos es que Dios, de manera muy general, ha empleado la misericordia y el amor ante algunos y la justicia ante otros. No obstante, no conocemos las razones por las cuales Dios determinó a unos a la salvación y a otros a la perdición.
Antes que abracemos la fe tampoco podemos saber si Dios nos ha destinado a la salvación o perdición, únicamente mediante la fe podemos adquirir la certidumbre de ello, pues en la fe obtenemos la certeza de ser salvados. Al mismo tiempo, esto significa que nunca podemos afirmar que determinada persona estaría destinada o no a la salvación, ya que ello forma parte del designio secreto de Dios. (Idem)
Notas
[1] J.L.Borges, “Las causas”: ““Los ponientes y las generaciones./ Los días y ninguno fue el primero./ La frescura del agua en la garganta/ de Adán. El ordenado Paraíso./ El ojo descifrando la tiniebla./ El amor de los lobos en el alba. La palabra. El hexámetro. El espejo./ La Torre de Babel y la soberbia./ La luna que miraban los caldeos./ Las arenas innúmeras del Ganges./ Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña./ Las manzanas de oro de las islas./ Los pasos del errante laberinto./ El infinito lienzo de Penélope./ El tiempo circular de los estoicos./ La moneda en la boca del que ha muerto./ El peso de la espada en la balanza./ Cada gota de agua en la clepsidra./ Las águilas, los fastos, las legiones./ César en la mañana de Farsalia./ La sombra de las cruces en la tierra./ El ajedrez y el álgebra del persa./ Los rastros de las largas migraciones./ La conquista de reinos por la espada./ La brújula incesante. El mar abierto./ El eco del reloj en la memoria./ El rey ajusticiado por el hacha./ El polvo incalculable que fue ejércitos./ La voz del ruiseñor en Dinamarca./ La escrupulosa línea del calígrafo./ El rostro del suicida en el espejo./ El naipe del tahúr. El oro ávido./ Las formas de la nube en el desierto./ Cada arabesco del calidoscopio./ Cada remordimiento y cada lágrima./ Se precisaron todas esas cosas/ para que nuestras manos se encontraran”.
[2] L. Schümmer, ““La foi, l’action, le social. Actualité du message politique et social de Jean Calvin”, fragmento en www.calvin09.org/media/pdf/theo/Schuemmer_Kurz_pr-destination_SP.pdf.
[2] L. Schümmer, ““La foi, l’action, le social. Actualité du message politique et social de Jean Calvin”, fragmento en www.calvin09.org/media/pdf/theo/Schuemmer_Kurz_pr-destination_SP.pdf.
No hay comentarios:
Publicar un comentario