HABLEMOS DE LA PREDESTINACIÓN. ÉSTA ES LA pregunta que surge invariablemente al final de una conferencia sobre Calvino y prefiero hacerla yo mismo. La predestinación fue, primero y antes que todo, una convicción íntima, basada en la experiencia personal. No obstante, hay algunas diferencias entre Calvino y Wesley, como entre el calvinismo y la religión wesleyana "de la experiencia". Aunque disímbolas y antagonistas, las dos teologías se basan en el asentimiento y la convicción. Incluso hay una gramática del asentimiento, en la cual Dios es el "primer motor". No sólo es el Dios Todopoderoso de Calvino, creador del cielo y la tierra, sino que también es el iniciador de la fe personal. He aquí, entonces, el reverso de las perspectivas tradicionales: la fe no es escoger a Dios, sino la experiencia de ser escogidos. Tenemos un relato de conversión en Calvino, como después en Wesley. Pero mientras que la experiencia de Wesley se expresa en términos derivados de Locke, como un sentimiento de bienestar y comodidad, Calvino utiliza el vocabulario caballeresco para describir su experiencia: "Dios, en su secreta providencia, dio un rumbo diferente a mi vida". Describió su experiencia en latín como una conversio subita, lo cual significa que fue repentina e inmerecida. Uno no merece ser salvo; Calvino rechaza así el concepto católico de una teología del mérito. Uno es escogido porque es escogido y no porque lo merezca.
Esta respuesta podría sonar tautológica. ¿Es Dios totalmente arbitrario, entonces? Un cierto número de contemporáneos de Calvino rechazaron la doctrina calviniana de la predestinación; incluso en Ginebra, muchos de sus oyentes rehusaron seguirlo en ese sinuoso camino. Wesley, en el siglo XVIII, objetó fuertemente el calvinismo y la predestinación, en particular en lo que él consideraba poco atractivo. En una carta su madre, exclama:
Esta respuesta podría sonar tautológica. ¿Es Dios totalmente arbitrario, entonces? Un cierto número de contemporáneos de Calvino rechazaron la doctrina calviniana de la predestinación; incluso en Ginebra, muchos de sus oyentes rehusaron seguirlo en ese sinuoso camino. Wesley, en el siglo XVIII, objetó fuertemente el calvinismo y la predestinación, en particular en lo que él consideraba poco atractivo. En una carta su madre, exclama:
¿Qué digo, entonces, acerca de la predestinación? Un propósito duradero de Dios de liberar a algunos de la condenación, supongo, excluye a todos aquellos que no han sido escogidos. Y si fue un decreto inevitable desde la eternidad que tal parte de la humanidad debería ser salva, y nadie más que ellos, una inmensa mayoría del mundo sólo nació para la condenación eterna, sin tener mucha posibilidad de evitarlo. ¿Cómo es esto consistente con la justicia y la misericordia divinas? ¿Es misericordioso ordenar a una criatura para su perdición eterna? ¿Es justo perseguir a una persona por un crimen que él pudo no haber cometido? ¿Qué es el ser humano, entonces, si necesariamente está determinado en un solo sentido su accionar? ¿Es un ser libre? Mentir bajo una necesidad moral o física es completamente repugnante para la libertad humana. Como consecuencia, se llegaría a decir que Dios es el autor del pecado y la injusticia, lo cual es una contradicción con las ideas muy claras que tenemos acerca de la naturaleza divina y sus perfecciones (julio de 1725).
Fragmento de una conferencia presentada en el Calvin College, Grand Rapids, Michigan, octubre de 2000.
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