lunes, 29 de diciembre de 2008

Letra 101, 30 de noviembre de 2008

DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Julián Germán Molina Carrillo
El origen de 25 de noviembre se remonta a 1960, año en que las hermanas Patricia, Minerva y Teresa Mirabal fueron brutalmente asesinadas en la República Dominicana por su activismo político en contra del gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Las Hermanas Mirabal, llamadas las “Mariposas”, por ser este nombre secreto de Minerva en actividades políticas clandestinas en contra de la Tiranía Trujillista, se convirtieron en el máximo exponente de la crisis de violencia contra la mujer en América Latina, y su cruel asesinato y sometimiento en que su condición de mujer las mantuvo durante su vida, fue la causa que origino que el 25 de noviembre haya sido fecha elegido por el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Bogotá en el año 1981, para conmemorar sus vida y promover el reconocimiento mundial de la violencia de genero.
Sin embargo, la comunidad Internacional no reconoció explícitamente las alarmantes dimensiones de la violencia contra las mujeres a escala mundial, y fue hasta diciembre de 1993, cuando a nivel internacional la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Hasta entonces la mayoría de los gobiernos consideraba la violencia contra las mujeres como un asunto privado entre particulares, y no un problema generalizado que afecta y conculca gravemente los Derechos Humanos y requiere la intervención de los Estados como responsables de la protección, prevención, control, detección y sanción de toda forma de violencia por razones de genero, toda vez que constituye un problema social de grandes dimensiones, producto de una organización estructurada en relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y varones, y responden a patrones sociales y culturales profundamente arraigados en la sociedad y que se realiza en todos los niveles de la sociedad sin distinción de condiciones económicas, culturales y educativas.
Es alarmante que en nuestra sociedad, un sinfín de hechos de violencia no son comprendidos ni percibidos por gran parte de la sociedad, ni por nuestras autoridades y son precisamente la propia estructura social quien proporciona legitimidad a esos actos, en virtud de que no solo son perpetrados en el seno familiar, como generalmente se cree, sino ahora son ejecutados en diversos ordenes de nuestra comunidad en todas y cada una de su múltiples formas, la violencia atenta contra la libertad y los Derechos Humanos, además de que provoca daños, sufrimiento o muerte en cada una de las mujeres que la padecen.
Es importante resaltar que de acuerdo a investigaciones recientes las principales manifestaciones de violencia contra la mujer son: las lesiones personales, el homicidio, la violación, el abuso y acoso sexual, la prostitución y diversas formas de discriminación, es decir toda forma de exclusión o limitación contra la mujer por razón de genero, que afecta y menoscaba el reconocimiento y el ejercicio legitimo de sus derechos.
Bajo este contexto, de igual forma, es importante establecer que la violencia de género al transformarse en un problema que no solo acontece en la vida privada de las personas, sino que va mas allá trascendiendo a la vida en sociedad, toda vez que se ejecuta de igual forma en un centro de trabajo como en la familia, las autoridades juegan un papel fundamental para prevenirla, castigarla y en el mejor de los casos erradicarla.
Las leyes contra la violencia significan un importante avance en cuanto a la protección de los Derechos de las mujeres y su efectivo ejercicio, y al reconocimiento por parte de los Estados para dar respuesta a las múltiples demandas de la sociedad y para su incorporación como política publica, deben constituir unas de las principales funciones y objetivos de nuestros gobernantes, situación que lamentablemente aun no se logra, en virtud de que lamentablemente solo la mitad de los 192 países miembros de Naciones Unidas, tienen leyes para castigar la violencia domestica, mientras que el número se reduce aún más cuando se trata de leyes para combatir el acoso sexual, la trata y la discriminación laboral.
Bajo ese contexto y en el marco de su celebración, debemos establecer, que si la violencia contra las mujeres es una de las caras mas dolorosas de la discriminación que ha aumentado en todo el mundo, su erradicación debe ser uno de los principales objetivos de los Órganos Internacionales y de los Gobiernos, que deberán redoblar esfuerzos para crear condiciones favorables que garanticen la integridad de las mujeres y niñas así como la reafirmación de sus derechos en todos los ámbitos de la sociedad.

IGLESIAS VINCULADAS AL MUNDO ECUMÉNICO SE EXPRESAN SOBRE SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA

El CLAI contó para el encuentro con el apoyo del UNFPA, Fondo de Población de Naciones Unidas. El mensaje surgido del análisis de tan importante tema, expresa: "Hemos coincidido que la salud sexual y la salud reproductiva son un estado general de bienestar físico, mental y social y no una mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados de la vida. Hemos reconocido el derecho implícito de las mujeres en sus diversas etapas de la vida, al igual que los varones a la planificación de la familia de su elección, así como a obtener información sobre salud sexual y salud reproductiva y acceso a métodos para la regulación de la fecundidad que no estén legalmente prohibidos en la legislación de cada país de los cuales procedemos. Métodos seguros, eficaces, asequibles y aceptables, y que respeten en todo momento la autonomía y libertad de conciencia y convicciones personales." Los y las participantes citan "con dolor y alarma" las estadísticas de muertes que en América Latina afectan a las mujeres, en especial aquellas que viven en situación de pobreza extrema, a causa de abortos realizados en condiciones inaceptables y que son consecuencia directa de las políticas penalizadoras actualmente vigentes. "Cada número representa para nosotras y nosotros una vida de hermanas amadas por Dios y creadas a su imagen. Esas muertes, que se hubieran podido evitar, son un grito que pide justicia y solidaridad". Levantamos nuestras voces, dicen, y nos comprometemos para trabajar "para que el estigma que afecta a las mujeres que se someten a un aborto ilegal sea eliminado y así puedan acceder rápidamente a los servicios de salud. La dignidad y el respeto de todos los derechos humanos y el pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía de todas y cada una de estas mujeres deben ser garantizados por las autoridades de acuerdo con las convenciones internacionales suscriptas". El compromiso del Foro de Género de CLAI Argentina, el Foro de Género y lucha contra la violencia CLAI Paraguay, el Foro de Mujeres CLAI Uruguay y la Pastoral de Juventud del Río de la Plata CLAI, se hace extensivo a sus comunidades de fe, las que "puedan monitorear, junto a otras organizaciones, estas acciones y acompañar en forma integral a estas mujeres". El mensaje recomienda las siguientes acciones:
• Promover programas sostenibles de educación sexual que propicien una vivencia de la sexualidad y procreación responsable, que evite el embarazo no deseado.
• Promover y asegurar programas que faciliten el acceso gratuito y confiable a todos los métodos y recursos legales que permitan evitar los embarazos no programados.
• Promover la difusión y el conocimiento de los derechos que todas las mujeres tienen en relación al acceso a la información, asistencia y asesoramiento de los diversos programas de salud sexual y salud reproductiva.
• Frente al dramático informe y realidad que reflejan las estadísticas de muerte de las mujeres sometidas a abortos clandestinos, buscar juntas y juntos respuestas más imaginativas y creativas que puedan detener esta situación.

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