sábado, 16 de mayo de 2009

Berea: celo por las Escrituras, unidad en la diversidad y vocación de servicio, Pbro. Raúl Martínez Z.

17 de mayo de 2009
Este día, nuestro presbiterio "Berea" celebra su XX aniversario, y qué mejor que reflexionar sobre las características de la iglesia fundada por Pablo, Silas y Timoteo en la ciudad del mismo nombre. La actitud de los bereanos contrasta diametralmente con la de los habitantes de Tesalónica, ciudad principal de Macedonia, de donde Pablo y Silas son expulsados y perseguidos por una turba de maleantes callejeros contratados por los judíos (Hch. 17:5). Seguramente a la mente del apóstol de los gentiles vinieron las palabras del Señor cuando previene en un caso similar: "Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra .." (Mt. 10:23). E indudablemente, a nuestra mente vienen las palabras del mismo apóstol escritas a los filipenses: "Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él" (Fil. 1:29).Berea nos muestra, cuando menos, tres características a imitar.
I. SU CELO POR LAS ESCRITURAS (Vs.10-11).
A. "Eran más nobles que los de Tesalónica" ("de sentimientos más nobles" N.V.I.).
Es decir, eran más sensibles, más susceptibles al evangelio. Aquí, pareciera resaltar Lucas, el escritor, las virtudes inherentes a la personalidad de los bereanos; sin embargo, en el contexto del mismo pensamiento paulino debemos recordar que (el Señor) "de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece". No podemos, pues, atribuir mérito alguno a la nobleza de nuestro hermanos bereanos, pues "esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios" (Ef.2:8 N.V.I.).
Gracias a Dios por el celo que muestra esta iglesia por las Escrituras, pero debemos recordar que éstas se encarnan en la vida del individuo por la acción del Espíritu Santo
La Palabra y el Espíritu se toman de la mano en la transformación del hombre.
B. Su disciplina para escudriñar la Palabra: "todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba" (v. 11 N.V.I.). Con esto podemos inferir que eran personas de "mente abierta", no tenían miedo a la duda, siempre y cuando ésta no fuera "escéptica" sino "existencial".
Duda escéptica: Cuando el sujeto que la ejerce es llevado por sus prejuicios y cierra completamente su intelecto, de tal manera que ningún razonamiento lo convence. Es a la duda que se refiere Santiago: "...el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra". El río de la duda escéptica jamás desembocará en el lago tranquilo de la fe.
Duda existencial: Cuando el sujeto tiene una mente abierta y está dispuesto a aceptar razonamientos, aun contrarios a los suyos, y aplicarlos a su propia vida. Un ejemplo clásico puede ser Tomás el Dídimo, quien después de su duda hace la declaración de fe más clara y contundente: "¡Señor mío, y Dios mío!".
Cualquiera que sea nuestra duda, confiemos en que el Espíritu Santo "convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio".
II. SU UNIDAD EN UNA COMUNIDAD DIVERSA (V. 12)
El principio bíblico que aquí resalta es que, aun en una comunidad donde hay gran diversidad de caracteres y personalidades, la unidad cristiana prevalece (o debe prevalecer). La iglesia en Berea pudo haber sufrido una temprana división si las mujeres "distinguidas", o los judíos recién convertidos o los griegos, hubieran juzgado a los demás por sus costumbres o por sus caracteres diferentes. El mismo apóstol Pablo nos dice: "Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros".
III. SU VOCACIÓN DE SERVICIO (13-15)
Las dos características básicas de un discípulo de Cristo son el amor y el servicio; la segunda es consecuencia de la primera, y la primera es tan importante que ninguna expresión de la vida del hombre tiene significado sin ella (1 Co. 13). Nuestro Señor define su objetivo: "..el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos". Jesús, en el servicio, compromete su propia vida. En el caso de nuestros amigos bereanos, el servicio se manifiesta en "acompañar" a Pablo hasta su próximo destino misionero.
CONCLUSIÓN
Todas las iglesias de nuestro presbiterio "Berea" estamos llamadas, en este nuestro XX Aniversario, no sólo a acumular más años, sino a mostrar estas actitudes con madurez y entusiasmo: Un celo vivo por escudriñar las Escrituras, una unidad ontológica en la pluralidad natural y una auténtica vocación de servicio. Todo ello para que el Reino de Dios se extienda y su gloria se manifieste a través de este honorable presbiterio.

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