sábado, 2 de mayo de 2009

Letra 116, 15 de marzo de 2009

ORACIÓN POR LOS QUE AMAN
Walter Rauschenbusch
Oraciones por un mundo mejor

Invocamos tus más tiernas bendiciones, nuestro Padre, para todos los que se aman verdaderamente. Te agradecemos en verdad el gran deseo que une las almas de un hombre y una mujer, y les ordena dejar todos los lazos con el pasado para permanecer juntos. Te agradecemos por el poder revelador del amor que percibe en el ser amado la mística belleza de la condición humana. Te agradecemos por el poder transfigurador del amor que madura y ennoblece nuestra naturaleza, revelando fuentes escondidas de ternura y de fuerza, y superando el egoísmo de la juventud por la pasión de la entrega.
Te pedimos que hagas fuerte, sagrado e inmortal el amor entre ellos: que ningún malentendido pueda desgastar ese lazo y ningún desencanto, a lo largo de los años, pueda tener el poder de extinguir la luz divina que ahora brilla en ellos. Que aprendan la sabiduría necesaria para discernir los verdaderos valores de la vida y ninguna tiranía de la moda o la seducción de las alegrías baratas les roben la paz y la satisfacción personal que solamente un amor leal puede ofrecer.
Dales unos ojos capaces de ver, más allá de de esos dulces días de amistad, las generaciones que vendrán, y que puedan comprender que el lugar al cual aspiran habrá de ser una parte del cuerpo de la humanidad en la cual tú habitas. Y así puedan beber con reverencia del vaso de la alegría.
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CALVINO: ECUMÉNICO Y COMUNISTA, DICE TEÓLOGO SERGIO ARCE
Manuel Quintero
ALC Noticias, 11 de marzo de 2009

Juan Calvino promovió el ecumenismo y el ideal comunista bíblico, señaló el Dr. Sergio Arce Martínez, uno de los más prominentes teólogos protestantes cubanos de los últimos cincuenta años. Como millones de reformados y presbiterianos en todo el mundo, Arce participa en un esfuerzo mundial de evaluación de la herencia calvinista, en el marco de las celebraciones por los quinientos años del nacimiento del gran reformador en Noyon, Francia, en 1509.
“Cuando analizamos ciertos momentos en la vida y ciertas reflexiones en sus obras, encontramos su idea de que las iglesias nacidas de la Reforma pudiesen organizarse de diferente manera. Es decir que, en la perspectiva de Calvino, no se puede sacralizar de manera idolátrica una específica manera de organizar la iglesia, fuera en términos locales o universales. Ello refleja, en términos eclesiológicos, un aspecto fundamental del espíritu ecuménico de Calvino”, señala Arce.
El ecumenismo de Calvino rebasó lo estrictamente eclesial porque fue multicultural, añade Arce: “Durante su ministerio pastoral, Ginebra fue una ciudad en la que confluyeron buscando refugio, con su absoluto y total beneplácito, cientos de creyentes de todas las nacionalidades europeas, de diferentes culturas y experiencias religiosas”.
Fue durante su estancia en Estrasburgo que Calvino recibió la influencia ecuménica de otro reformador, Martín Bucero, quien consideraba como meta de su vida luchar para que fuesen vencidas todas las diferencias que dividían a las distintas tradiciones reformadoras en ese momento histórico, rico en diversas tendencias eclesiológicas y teológicas.
Un ejemplo concreto de esa actitud ecuménica de Calvino fue su encuentro con Heinrich Bullinger en 1549 para alcanzar lo que se llamó el Consenso de Zurich, un paso decisivo en la forja de la unidad de todas las iglesias suizas, tanto de habla alemana como francesa. Pero también deben destacarse, insiste Arce, sus tempranas relaciones con el movimiento husita — la Comunidad de los Hermanos Checos—; su deseo de mantener una relación más estrecha con los luteranos al punto de poder alcanzar una verdadera unidad eclesial y su fluida correspondencia con los arzobispos ingleses Cranmer y Parker, y con el Secretario de Estado de la Reina Elizabeth en su deseo de relacionarse más íntimamente con la Iglesia Anglicana. Sin olvidar su auxilio ejemplar a los valdenses en medio de sus graves dificultades cuando fueron declarados herejes y terriblemente perseguidos por la Iglesia Católica Romana. Pero además de ser ecuménico, el reformador — a quien no pocos han atribuido la “paternidad” ideológica del capitalismo— fue un paladín de ideas que pueden calificarse de comunistas, afirma Arce.
“¡Cuántos dolores y sinsabores se hubiesen ahorrado en la Historia, si sus pretensos seguidores hubiesen prestado oídos a su manera comunista de pensar y de actuar, cuando propugnaba que fuese una realidad socio-político-económica el principio comunista: ‘De cada quien según sus capacidades y para cada quien según sus necesidades!’”, plantea el teólogo cubano.
En su opinión, “una gran parte de los llamados calvinistas, supuestamente seguidores del pensamiento de Calvino, se desentendieron por razones nada espirituales, y mucho menos cristianas, de lo que comentaba Calvino sobre el pasaje de Pablo en II Corintios 8:13-15: ‘Dios quiere que haya tal analogía e igualdad entre nosotros, que cada cual ha de suministrar a los que tienen menos, según esté a su alcance, a fin de que algunos no tengan en demasía, y otros estén en aprietos’”.
Arce destaca que esta idea fue parte esencial de las enseñanzas de Calvino, según se lee textualmente en su ‘Comentario sobre la Segunda Carta a los Corintios’ aparecido en su Comentario al Nuevo Testamento, editado en francés en 1561.
“Si las Iglesias, supuestamente cristianas, seguidoras del ‘comunista’ Jesús y los dictámenes socio-políticos comunistas de la enseñanza bíblica, específicamente evangelista y especialmente lucana, hubieran tomando en serio las palabras de Pablo y de Calvino, no encontraríamos después de tantos siglos el hecho de que ese pensar y actuar fundamentalmente bíblico-hebreo-cristiano, fuera sustraído de su original contexto religioso-cristiano y trasplantado a una proclama que propugna una interpretación puramente materialista de la vida”, concluye Arce.

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