EL DESTINO DE LOS MUERTOS ENTRE LOS NAHUAS DEL MÉXICO ANTIGUO
Annike Vestergaard
www.studenterforum.dk/spanskopgaver/task,doc_view/gid,17
En su obra Historia General de las Cosas de Nueva España, fray Bernardino de Sahagún nos presenta una descripción acerca del destino de los muertos: Tlalocan, el cielo del sol y Mictlan. Existe uno cuarto destino que no menciona en este obra: Chihihuacuaucho o Xochatlapan. Para saber algo acerca de este destino tenemos que consultar otra de sus obras: Primeros memoriales.
En las religiones occidentales encontramos los conceptos del infierno y del cielo. El comportamiento a lo largo de la vida decide el destino: si te has portado mal como castigo vas al infierno, y si te has portado bien como premio vas al cielo. Esa noción del bien y mal no existía en el pensamiento náhuatl; lo que determinaba el destino de los muertos entre los nahuas (y las religiones mesoamericanas en general) en la época prehispánica era la manera de morir. Como dice Alfonso Caso en El pueblo del sol: “...lo que determina el lugar al que va el alma después de la muerte no es la conducta en esta vida, sino principalmente el género de muerte y la ocupación que en vida tuvo el difunto”.
Como ya se ha dicho en las religiones occidentales solamente había el cielo y el infierno, mientras, para los nahuas existían cuatro lugares para los muertos: Tlalocan, Cielo del sol, Mictlan y Chihihuacuaucho o Xochatlapan. A continuación vemos las explicaciones que le fueron dados a Sahagún acerca de cada uno de los destinos.
Mictlan
Mictlan es para Sahagún lo mismo que el infierno, y en aquel infierno reinaba el diablo Mictlantecutli o Tzontemoc junto con su mujer Mictecacihuatl: Lo que dijeron y supieron los naturales antiguos y señores de esta tierra, de los difuntos que se morían, es: que las ánimas de los difuntos iban a una de tres partes: la una es el infierno, donde estaba y vivía un diablo que se decía Mictlantecutli, y por otro nombre Tzontémoc, y una diosa que se decía Mictecacíhuatl que era mujer de Mictlantecutli; Las personas que iban al Mictlan eran los que habían tenido una muerte natural: –y las ánimas de los difuntos que iban al infierno, son los que morían de enfermedad, En Mictlan no existía una barrera social, de tal modo el estatus que hubiesen ocupado no determinaba el destino, pues no por haber ocupado un cargo de principal o solamente por haber pertenecido a la clase baja el destino cambiaba: ahora fuesen señores o principales, o gente baja, y el día que alguno se moría, varón o mujer o muchacho, decían al difunto echado en la cama, antes que lo enterrasen más adelante narra: porque todos nosotros iremos allá, y aquel lugar es para todos.
Pero en torno de las exequias, sí existía una diferencia social: –Y más dicen que al tiempo que se morían los señores y nobles les metían en la boca una piedra verde que se dice chalchíhuitl; y en la boca de la gente baja, metían una piedra que no era tan preciosa, y de poco valor, que se dice texoxoctli o piedra de navaja, porque dicen que la ponían por corazón del difunto. –Y así también mataban veinte esclavos y otras veinte esclavas, porque decían que como en este mundo habían servido a su amo así mismo han de servir en el infierno; Los nahuas ya sabían que la vida era de corto tiempo y que la tierra no era una casa permanente para ellos, sabían que solo estaban pasando un rato allí y que iban a otro sitio: no tenemos vida permanente en este mundo y brevemente, como quien se calienta al sol, es nuestra vida;
Describe el lugar como un sitio de oscuridad, la luz no podía entrar por falta de ventanas y las personas que estaban allá tenía que quedarse para siempre: y ya os fuisteis al lugar obscurísimo que no tiene luz, ni ventanas, ni habéis más de volver ni salir de allí, ni tampoco más habéis de tener cuidado y solicitud de vuestra vida. Para poder llegar a Mictlan era necesario hacer un viaje. Este viaje era peligroso porque tenía que pasar por varios “pruebas”, por ejemplo tenía que pasar por “el viento de navajas”, pasar por un camino donde estaba un culebra y otra donde estaba un lagartija verde, la última era un río, Chiconahuapan, pero había un perro que le iba a ayudar –y después de pasados cuatro años el difunto se sale y se va a los nueve infiernos, donde está y pasa un río muy ancho y allí viven y andan perros en la ribera del río por donde pasan los difuntos nadando, encima de los perritos.
Uno vez pasado todas las pruebas el muerto se presentaba adelante del señor del Mictlan y su esposa y aquí tenía que entregarles ofrendas: –y en llegando los difuntos ante el diablo que se dice Mictlantecutli ofrecíanle y presentábanle los papeles que llevaban, y manojos de teas y cañas de perfume, e hilo flojo de algodón y otro hilo colorado, y una manta y un mástil y las naguas y camisas y todo hato de mujer difunta que dejaba en él mundo todo lo tenían envuelto desde que morían. –A los ochenta días lo quemaban, y lo mismo hacían al cabo del año, y a los dos años, y a los tres años, y a los cuatro años; entonces se acababan y cumplían las obsequias, según tenían costumbre porque decían que todas las ofrendas que hacían por los difuntos en este mundo, iban delante el diablo que se decía Mictlantecutli. [...]
4. DE LA PRIMERA A LA SEGUNDA ESTADÍA EN GINEBRA (1536-1541) (II)
Georg Plasger
Entonces Calvino se convierte en pastor de la comunidad de refugiados franceses y la forma según el modelo de Estrasburgo. Adopta el orden de culto de Estrasburgo, introduciéndole sólo algunos pequeños cambios. Aparte de este trabajo tiene una cátedra para exégesis en la recién fundada universidad, donde interpreta el Evangelio según Juan y algunas de las epístolas de Pablo. Estos comentarios también aparecen impresos. Sobre todo trabaja en una nueva edición de su Institutio que se publica en 1539. Esta al inicio había sido un catecismo detallado, muy orientado por la teología luterana; ahora es una gran obra de dogmática independiente.
El tiempo de Calvino en Estrasburgo es bien empleado: Cada semana dicta sus conferencias, predica cuatro sermones, elabora sus libros; viaja varias veces para participar en los Diálogos sobre la Religión (p.ej. 1539 en Frankfurt/Meno). Allí es donde Calvino conoce a Melanchthon, y nace una profunda amistad. El compañero más cercano de Lutero se convierte en amigo de Calvino. Durante toda su vida, Calvino muestra gran respeto frente a Lutero (y éste también encuentra palabras gentiles para Calvino), pero en los últimos años de vida de Lutero, Calvino tiene cada vez más dificultades con la testarudez de éste.
En la opinión de Calvino, las comunidades luteranas en Alemania no ponen el acento necesario en la vida al interior de la iglesia, y siguen todavía muy apegados a la liturgias y rituales del culto católicorromano. Igualmente problemática le parece su dependencia de los príncipes territoriales. La situación en Estrasburgo, sin embargo, se presenta más promisoria para Calvino, así que durante un tiempo parece que ha encontrado su lugar definitivo. En 1539 solicita y obtiene los derechos ciudadanos de la pequeña república. También mejora su situación económica, después de que inicialmente había tenido que vender parte de sus libros para sobrevivir.
Annike Vestergaard
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En su obra Historia General de las Cosas de Nueva España, fray Bernardino de Sahagún nos presenta una descripción acerca del destino de los muertos: Tlalocan, el cielo del sol y Mictlan. Existe uno cuarto destino que no menciona en este obra: Chihihuacuaucho o Xochatlapan. Para saber algo acerca de este destino tenemos que consultar otra de sus obras: Primeros memoriales.
En las religiones occidentales encontramos los conceptos del infierno y del cielo. El comportamiento a lo largo de la vida decide el destino: si te has portado mal como castigo vas al infierno, y si te has portado bien como premio vas al cielo. Esa noción del bien y mal no existía en el pensamiento náhuatl; lo que determinaba el destino de los muertos entre los nahuas (y las religiones mesoamericanas en general) en la época prehispánica era la manera de morir. Como dice Alfonso Caso en El pueblo del sol: “...lo que determina el lugar al que va el alma después de la muerte no es la conducta en esta vida, sino principalmente el género de muerte y la ocupación que en vida tuvo el difunto”.
Como ya se ha dicho en las religiones occidentales solamente había el cielo y el infierno, mientras, para los nahuas existían cuatro lugares para los muertos: Tlalocan, Cielo del sol, Mictlan y Chihihuacuaucho o Xochatlapan. A continuación vemos las explicaciones que le fueron dados a Sahagún acerca de cada uno de los destinos.
Mictlan
Mictlan es para Sahagún lo mismo que el infierno, y en aquel infierno reinaba el diablo Mictlantecutli o Tzontemoc junto con su mujer Mictecacihuatl: Lo que dijeron y supieron los naturales antiguos y señores de esta tierra, de los difuntos que se morían, es: que las ánimas de los difuntos iban a una de tres partes: la una es el infierno, donde estaba y vivía un diablo que se decía Mictlantecutli, y por otro nombre Tzontémoc, y una diosa que se decía Mictecacíhuatl que era mujer de Mictlantecutli; Las personas que iban al Mictlan eran los que habían tenido una muerte natural: –y las ánimas de los difuntos que iban al infierno, son los que morían de enfermedad, En Mictlan no existía una barrera social, de tal modo el estatus que hubiesen ocupado no determinaba el destino, pues no por haber ocupado un cargo de principal o solamente por haber pertenecido a la clase baja el destino cambiaba: ahora fuesen señores o principales, o gente baja, y el día que alguno se moría, varón o mujer o muchacho, decían al difunto echado en la cama, antes que lo enterrasen más adelante narra: porque todos nosotros iremos allá, y aquel lugar es para todos.
Pero en torno de las exequias, sí existía una diferencia social: –Y más dicen que al tiempo que se morían los señores y nobles les metían en la boca una piedra verde que se dice chalchíhuitl; y en la boca de la gente baja, metían una piedra que no era tan preciosa, y de poco valor, que se dice texoxoctli o piedra de navaja, porque dicen que la ponían por corazón del difunto. –Y así también mataban veinte esclavos y otras veinte esclavas, porque decían que como en este mundo habían servido a su amo así mismo han de servir en el infierno; Los nahuas ya sabían que la vida era de corto tiempo y que la tierra no era una casa permanente para ellos, sabían que solo estaban pasando un rato allí y que iban a otro sitio: no tenemos vida permanente en este mundo y brevemente, como quien se calienta al sol, es nuestra vida;
Describe el lugar como un sitio de oscuridad, la luz no podía entrar por falta de ventanas y las personas que estaban allá tenía que quedarse para siempre: y ya os fuisteis al lugar obscurísimo que no tiene luz, ni ventanas, ni habéis más de volver ni salir de allí, ni tampoco más habéis de tener cuidado y solicitud de vuestra vida. Para poder llegar a Mictlan era necesario hacer un viaje. Este viaje era peligroso porque tenía que pasar por varios “pruebas”, por ejemplo tenía que pasar por “el viento de navajas”, pasar por un camino donde estaba un culebra y otra donde estaba un lagartija verde, la última era un río, Chiconahuapan, pero había un perro que le iba a ayudar –y después de pasados cuatro años el difunto se sale y se va a los nueve infiernos, donde está y pasa un río muy ancho y allí viven y andan perros en la ribera del río por donde pasan los difuntos nadando, encima de los perritos.
Uno vez pasado todas las pruebas el muerto se presentaba adelante del señor del Mictlan y su esposa y aquí tenía que entregarles ofrendas: –y en llegando los difuntos ante el diablo que se dice Mictlantecutli ofrecíanle y presentábanle los papeles que llevaban, y manojos de teas y cañas de perfume, e hilo flojo de algodón y otro hilo colorado, y una manta y un mástil y las naguas y camisas y todo hato de mujer difunta que dejaba en él mundo todo lo tenían envuelto desde que morían. –A los ochenta días lo quemaban, y lo mismo hacían al cabo del año, y a los dos años, y a los tres años, y a los cuatro años; entonces se acababan y cumplían las obsequias, según tenían costumbre porque decían que todas las ofrendas que hacían por los difuntos en este mundo, iban delante el diablo que se decía Mictlantecutli. [...]
4. DE LA PRIMERA A LA SEGUNDA ESTADÍA EN GINEBRA (1536-1541) (II)
Georg Plasger
Entonces Calvino se convierte en pastor de la comunidad de refugiados franceses y la forma según el modelo de Estrasburgo. Adopta el orden de culto de Estrasburgo, introduciéndole sólo algunos pequeños cambios. Aparte de este trabajo tiene una cátedra para exégesis en la recién fundada universidad, donde interpreta el Evangelio según Juan y algunas de las epístolas de Pablo. Estos comentarios también aparecen impresos. Sobre todo trabaja en una nueva edición de su Institutio que se publica en 1539. Esta al inicio había sido un catecismo detallado, muy orientado por la teología luterana; ahora es una gran obra de dogmática independiente.
El tiempo de Calvino en Estrasburgo es bien empleado: Cada semana dicta sus conferencias, predica cuatro sermones, elabora sus libros; viaja varias veces para participar en los Diálogos sobre la Religión (p.ej. 1539 en Frankfurt/Meno). Allí es donde Calvino conoce a Melanchthon, y nace una profunda amistad. El compañero más cercano de Lutero se convierte en amigo de Calvino. Durante toda su vida, Calvino muestra gran respeto frente a Lutero (y éste también encuentra palabras gentiles para Calvino), pero en los últimos años de vida de Lutero, Calvino tiene cada vez más dificultades con la testarudez de éste.
En la opinión de Calvino, las comunidades luteranas en Alemania no ponen el acento necesario en la vida al interior de la iglesia, y siguen todavía muy apegados a la liturgias y rituales del culto católicorromano. Igualmente problemática le parece su dependencia de los príncipes territoriales. La situación en Estrasburgo, sin embargo, se presenta más promisoria para Calvino, así que durante un tiempo parece que ha encontrado su lugar definitivo. En 1539 solicita y obtiene los derechos ciudadanos de la pequeña república. También mejora su situación económica, después de que inicialmente había tenido que vender parte de sus libros para sobrevivir.
En su entorno, se busca incluso casar al reformador; él mismo no parece haberse acercado demasiado a la idea. Dos intentos de cupido fracasan, pero finalmente Calvino se deja convencer de casarse con Idelette de Bure, viuda de un anabaptista a quien él mismo había convertido. En 1540 llega Farel de Neuchâtel para celebrar la boda.
Mientras, en Ginebra las cosas no han evolucionado bien. Después de la partida de Calvino y Farel, la vida eclesiástica se ha desordenado. Algunos amigos de Calvino intentan desconocer a sus sucesores. Calvino interviene, exigiendo el reconocimiento de los nuevos pastores. Las cosas se calman, pero la situación sigue incierta. Berna intenta controlar a Ginebra. Los sucesores también son expulsados de la ciudad. Se teme un conflicto armado. Los reformados logran convencer a una parte de los adversarios que el orden sólo puede ser repuesto si Calvino retorna lo antes posible. El 20 de octubre de 1540, una delegación viaja a Estrasburgo para pedirle a Juan Calvino que vuelva a Ginebra. Calvino duda, pero finalmene rehúsa. Farel apoya a los mensajeros de Ginebra para convencer a Calvino de que tiene que volver, Bucero, en cambio, quiere que permanezca en Estrasburgo. El esfuerzo por reclutar a Calvino toma más de medio año, hasta que éste accede a volver por unas semanas a Ginebra. Finalmente, el 13 de septiembre de 1541, Calvino llega a Ginebra: en contra de sus planes, no se quedará tan sólo algunas semanas, sino que el resto de su vida.
5. ESTRUCTURA DE LA IGLESIA DE GINEBRA
Cuando Calvino vuelve a Ginebra, su primera prédica continúa el tema de la última: actúa como si no hubiese habido ningún quiebre, retomando el hilo que se había cortado en 1538. Sin embargo, ahora tiene mucho más poder, ya que lo buscaron explícitamente para ordenar la ciudad y la iglesia.
Pero Calvino no logra todo lo que quiere, por ejemplo, no se celebra la Santa Cena todas las semanas. Más bien rige la costumbre de Berna donde se comulga cada tres meses. También surgen conflictos en otras áreas. Calvino quiere ampliar la disciplina eclesiástica y practicarla. Según él, el consistorio debe tener la posibilidad de citar, interrogar y en caso dado sancionar - hasta excomulgar - a aquellos miembros de la comunidad a los que considera haber cometido infracciones contra la doctrina o la moral. El Consejo de la ciudad rechaza esta idea porque teme la implementación de tribunales paralelos a la jurisdicción oficial del gobierno. Después de algunas vueltas, Calvino logra imponerse; primero con concesiones, pero en 1555 consigue lo que quiere.
Hoy día tenemos problemas con esto de la "disciplina eclesiástica“, porque parece limitar los derechos del individuo. Pero no es ésta la intención de Calvino. [...]
Mientras, en Ginebra las cosas no han evolucionado bien. Después de la partida de Calvino y Farel, la vida eclesiástica se ha desordenado. Algunos amigos de Calvino intentan desconocer a sus sucesores. Calvino interviene, exigiendo el reconocimiento de los nuevos pastores. Las cosas se calman, pero la situación sigue incierta. Berna intenta controlar a Ginebra. Los sucesores también son expulsados de la ciudad. Se teme un conflicto armado. Los reformados logran convencer a una parte de los adversarios que el orden sólo puede ser repuesto si Calvino retorna lo antes posible. El 20 de octubre de 1540, una delegación viaja a Estrasburgo para pedirle a Juan Calvino que vuelva a Ginebra. Calvino duda, pero finalmene rehúsa. Farel apoya a los mensajeros de Ginebra para convencer a Calvino de que tiene que volver, Bucero, en cambio, quiere que permanezca en Estrasburgo. El esfuerzo por reclutar a Calvino toma más de medio año, hasta que éste accede a volver por unas semanas a Ginebra. Finalmente, el 13 de septiembre de 1541, Calvino llega a Ginebra: en contra de sus planes, no se quedará tan sólo algunas semanas, sino que el resto de su vida.
5. ESTRUCTURA DE LA IGLESIA DE GINEBRA
Cuando Calvino vuelve a Ginebra, su primera prédica continúa el tema de la última: actúa como si no hubiese habido ningún quiebre, retomando el hilo que se había cortado en 1538. Sin embargo, ahora tiene mucho más poder, ya que lo buscaron explícitamente para ordenar la ciudad y la iglesia.
Pero Calvino no logra todo lo que quiere, por ejemplo, no se celebra la Santa Cena todas las semanas. Más bien rige la costumbre de Berna donde se comulga cada tres meses. También surgen conflictos en otras áreas. Calvino quiere ampliar la disciplina eclesiástica y practicarla. Según él, el consistorio debe tener la posibilidad de citar, interrogar y en caso dado sancionar - hasta excomulgar - a aquellos miembros de la comunidad a los que considera haber cometido infracciones contra la doctrina o la moral. El Consejo de la ciudad rechaza esta idea porque teme la implementación de tribunales paralelos a la jurisdicción oficial del gobierno. Después de algunas vueltas, Calvino logra imponerse; primero con concesiones, pero en 1555 consigue lo que quiere.
Hoy día tenemos problemas con esto de la "disciplina eclesiástica“, porque parece limitar los derechos del individuo. Pero no es ésta la intención de Calvino. [...]
www.reformiert-online.net/t/span/bildung/grundkurs/gesch/lek3/lek3.jsp
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