miércoles, 19 de diciembre de 2007

Letra 55, 23 de diciembre de 2007

CÁNTICO DE SIMEÓN
T.S. Eliot
Versión de José Luis Rivas

Oh Señor, los jacintos romanos florean en los tiestos
Y el sol de invierno asoma por los nevados montes;
La estación obstinada ceja en su porfía
Mi vida vana espera el viento de la muerte
Como pluma en el dorso de la mano.
En soleados rincones, la memoria del polvo
Espera el viento helado que sopla hacia el desierto.

Concédenos tu paz.
He caminado mucho entre estos muros,
He observado el ayuno y la fe, he velado por los pobres,
He dado y recibido honores, bienestar...
Nadie fue nunca echado de mi puerta.
¿Quién va a acordarse de mi casa? ¿Dónde vivirán
Los hijos de mis hijos cuando llegue la hora del dolor?
Tomarán el sendero de la cabra, la cueva de la zorra,
Para ponerse a salvo de extraños rostros y de extrañas armas.

Antes del día de la soga, del azote y el gemido,
Concédenos tu paz.
Antes de la hora del monte desolado,
Antes de la hora del materno dolor,
En esta hora del nacimiento y de la muerte,
Deja que sea el Niño, el Verbo no dicho aunque sobrentendido,
Quien dé el consuelo de Israel
A éste que tiene ochenta años y ningún mañana.

Conforme a tu promesa,
Ha de penar quien te honre en cada generación,
Con gloria y con escarnio, luz tras luz,
Ascendiendo la escala de los santos.
No para mí el martirio, el éxtasis de la meditación y la plegaria,
Ni la postrer visión.
Concédeme tu paz.
(Y una espada ha de herir tu corazón,
También el tuyo.)

Estoy cansado de mi propia vida y de la de quienes han de vivir.
Yo muero de mi propia muerte y de la de quienes han de morir.
Haz que al partir tu siervo
Vea tu salvación.
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LA IGLESIA PRESBITERIANA DE MÉXICO DOBLEGA LAS INUNDACIONES CON APOYO DEL EXTERIOR
Evan Silverstein, Presbyterian News Service, www.pcusa.org/pcnews/2007/07823.htm

Louisville, Kentucky. Más de un mes después de la inundación en Tabasco que causó el peor desastre en los últimos 50 años en México, al grado de que 805 del estado rico en petróleo quedó bajo las aguas, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México (INPM) está respondiendo con un esfuerzo de apoyo masivo.
Con fondos provenientes de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos (PCUSA) y otros organismos internacionales, la INPM y su Comité de Emergencias está derrotando a su primer desastre natural ante el cual se han organizado múltiples esfuerzos orquestados.
A principios de diciembre, la iglesia mexicana había atendido a más de 13 mil familias y cerca de 65 765 personas en sus 6 presbiterios tabasqueños, localizados en la costa del Golfo de México.
La INPM continúa sus acciones de emergencia en refugios, distribución de alimentos, agua y ropa, además de asistir a algunos habitantes que permanecieron en sus casas, como parte de la respuesta inmediata y de largo plazo a las necesidades de miles de sobrevivientes de las inundaciones.
“Como resultado de esta tragedia ellos han visto una nueva forma de responder como pueblo de Dios y mostrar el amor de Cristo de una manera que no conocieron antes”, dijo Dave Thomas, representante de la PCUSA en México, quien visitó Tabasco a principios de mes para acompañar los trabajos de la INPM. l desastre le ha dado a la iglesia mexicana “una oportunidad para moverse más allá y avanzar hacia una nueva área de servicio cristiano”, dijo Thomas, un misionero que vive en Cuernavaca, Morelos, cerca de la capital del país, adonde vive con su esposa Susan, misionera también.
De las 24 iglesias presbiterianas que han servido como refugios, 6 hospedan familias todavía, según informó Thomas a la agencia Presbyterian News Service. Mientras los habitantes regresan a sus casas dañadas, la INPM está proveyendo materiales de limpieza y enseres domésticos, como camas. La INPM está coordinando los esfuerzos para sustituirlas y proporcionar gas para las cocinas, así como otros recursos para preparar comida en sus hogares y cobijarse.
De los 473 573 hogares registrados en Villahermosa, capital del estado, 373 300 han sufrido daños severos, según Thomas. Muchos pastores presbiterianos y miembros de iglesias han perdido sus casas. Entre ellos se cuenta al Rev. Saúl Feria, presidente de la Asamblea General presbiteriana. Thomas dijo que el gobierno ha visitado muchas casas para fumigarlas y evitar epidemias. Sin embargo, agregó que todos los niveles del gobierno mexicano han respondido bien al desastre.
“Una de las cosas que hemos notado es lo bien que ha funcionado el gobierno”, añadió. “El ejército en masa está operando en los albergues y está limpiando las calles. El gobierno municipal, estatal y federal han sido verdaderamente muy efectivos en todo lo que están haciendo ante el problema”.
Funcionarios del gobierno han provisto alimentación y distribuido cupones y tarjetas para que la gente reciba los apoyos. Además, convocaron a una reunión de organizaciones religiosas y de apoyo. Mientras tanto, se ha detectado un buen número de iglesias inundadas. Todo ello se debió a las fuertes lluvias que desbordaron los ríos e inundaron el estado, habitado por 2.4 millones de personas, 90 mil de ellas presbiterianas, según la INPM. Las inundaciones y deslaves han matado a más de 20 personas, según dijeron.
Cerca de 1.3 millones de habitantes han sido afectados directamente por el desastre, con daños mayores a la infraestructura sanitaria y de aguas, y se cree que alrededor de 54 mil presbiterianos han sido afectados, informó también la INPM. La mayor parte de la capital del estado se asemeja a Nueva Orleáns después del huracán “Katrina”, porque el agua alcanzó los segundos niveles de las casas y la gente estaba en las azoteas a la espera de ayuda, dijeron algunos medios.

La ayuda está llegando de toda la República y está siendo canalizada por la Asamblea General y el Sínodo Tabasqueño. El Comité de Emergencias distribuye la ayuda a los seis presbiterios. Thomas observó que los presbiterios de todo el país han enviado ayuda, y señaló que una escuela presbiteriana de Villahermosa se transformó en un gran centro de acopio y distribución frecuentado por los presbiterios.
Se calcula que la iglesia mexicana ha recibido y distribuido 118 toneladas de alimentos, más de 200 toneladas de agua embotellada, 100 toneladas de ropa y 1.25 toneladas de materiales de limpieza. Se han provisto por lo menos 5 mil cajas de medicinas para más de 2 632 personas en varias localidades.
La INPM canceló su reunión programada para realizarse en Orizaba, Veracruz, con el fin de que recaudar más fondos para Tabasco. Thomas dijo que algunas congregaciones presbiterianas estadounidenses han indagado sobre la posibilidad de enviar equipos de trabajo a la zona de desastre para colaborar en la limpieza y reparaciones. Algunas iglesias planean cubrir el salario de pastores que han quedado sin ingresos debido a la afectación de sus congregaciones.
La Oficina de Desastres de la PCUSA (PDA) ha entregado a la INPM 50 mil dólares de los fondos asignados para ayuda general con el fin de adquirir alimentos y materiales de limpieza para las familias que están regresando a sus casas, de acuerdo con Susan Ryan, coordinadora de dicha oficina, la cual ha estado trabajando con la comisión presbiteriana mexicana muy de cerca durante los pasados 3 años para mejorar su capacidad de respuesta. El comité mexicano está recibiendo ayuda de sus socios de la PDA en Centroamérica en cuanto a la planeación y respuesta, dijo Ryan.
Carlos Cárdenas, representante de la PDA en Latinoamérica, estuvo en Tabasco junto con Xenia Marroquín y Carlos Rauda, provenientes de la Federación Luterana Mundial (FLM). Ellos viven en El Salvador. La PDA y Kathastrophe, una organización suiza, están apoyando al equipo. “Este es otro testimonio de la clase de relación internacional que se debe construir en momentos de desastre”, señaló Ryan.
La PDA ha enviado también a Tabasco un equipo psicosocial para asistir a quienes sufren traumas ante la tragedia. Cárdenas y los dos representantes de la FLM, acordaron pedir una ayuda de 500 mil dólares a la Actino by Churches Together International (ACT), una alianza de iglesias y agencias de apoyo establecida en Ginebra, Suiza, y de la cual la PDA es miembro.
El dinero servirá para financiar planes de reconstrucción a largo plazo en el área, algo que Ryan describió como “un programa expansivo” que incluiría un componente rural y otro urbano. “En el campo hace falta reactivar la agricultura y reponer el ambiente doméstico”, agregó, y dijo que “en el ambiente urbano hay que reconstruir el entorno para lograr un mínimo de dignidad y alimentación”. La PDA ha abierto una cuenta especial para recibir donativos.

(Versión: LC-O)

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